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Existen diversos colectivos que corren el riesgo de ser excluidos del plano laboral y a los que les cuesta especialmente encontrar un empleo. Por su cultura, religión, situación económica, nacionalidad, raza, o por estar inmersos en ciertos problemas, como la drogadicción, se les rechaza y se les priva de oportunidades, convirtiéndose el problema en un círculo sin fin. En este post hablaremos de los motivos que obstaculizan la inserción laboral de determinados grupos y de las dinámicas de integración laboral que se llevan a cabo para fomentar su empleabilidad.
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Existen colectivos como el de los inmigrantes, las mujeres víctimas de violencia de género, los jóvenes sin experiencia y formación, los parados de larga duración o las personas con discapacidades, que sufren especialmente la escasez de oportunidades laborales.
Aunque las medidas de integración laboral supongan un primer salvavidas para evitar el hundimiento de las personas más vulnerables, esto tan solo es una solución temporal; el verdadero remedio pasa por replantear el modelo de empleo y las normativas.
La exclusión laboral sigue siendo uno de los principales factores que agravan la exclusión social y si a esto le sumamos la inflexibilidad de algunas empresas o reclutadores para seleccionar personal, la situación se vuelve insostenible.
Estas son algunas de las situaciones con las que se encuentran los candidatos más “débiles”.
La inclusión laboral es un enfoque que busca garantizar que todas las personas tengan igualdad de oportunidades en el mercado laboral, independientemente de su género, raza, edad, orientación sexual, discapacidad u otras características. Esto incluye políticas y prácticas en el lugar de trabajo que fomentan un ambiente diverso e inclusivo y apoyan el desarrollo y la retención de una fuerza laboral diversa.
Los expertos en diversidad e inclusión en la empresa aseguran que, en muchos casos, son las empresas las que no están capacitadas para incluir a nuevos perfiles y para explotar su potencial. Además, no todos los entornos laborales presentan las mismas características y, mientras que unos pueden ser más propicios para acoger a jóvenes, otros pueden serlo para contratar a personas con discapacidades mentales o físicas. La solución pasa por estudiar las necesidades de cada sector y empresa y ver donde pueden desarrollarse mejor cada uno de los colectivos con riesgo de exclusión social.
En los últimos años, ha surgido la necesidad y la oportunidad de incluir un nuevo puesto en las organizaciones, el de un especialista en Diversidad e Inclusión (D&I), debido a una mayor conciencia sobre la importancia de fomentar una cultura de inclusión en el lugar de trabajo.
Motivar a los empleados a seguir creciendo y dando lo mejor de sí: aunque suene un poco a tópico, la motivación siempre mejora la productividad de los empleados y es una de las principales herramientas de integración laboral y para fortalecer las relaciones interpersonales de los empleados.
Mejorar la comunicación entre los empleados: una buena comunicación entre empleados y departamentos crea conexiones y hace que todos estén más coordinados. Implantando sistemas de comunicación internos, será más fácil que los empleados se ayuden entre sí y sean más autónomos.
Fomentar el trabajo en equipo: el trabajo en equipo hace patente la necesidad de colaborar con los compañeros, de respetar y de ser empático y asertivo. Con las dinámicas de trabajo en equipo se puede mejorar el ambiente laboral, pero será necesario seguir unas pautas y organización que permita el buen curso del día a día en la empresa.
Retroalimentar el conocimiento interno de la empresa: a través de las dinámicas de integración laboral, los trabajadores tienen la oportunidad de experimentar situaciones nuevas en un entorno agradable y divertido. Estas actividades ofrecen la posibilidad de adquirir nuevas estrategias para manejar conflictos y enfrentarse a desafíos diversos, mientras que también fortalecen sus capacidades y habilidades.
Propicia la participación: es importante proponer actividades a los empleados que involucren a toda la empresa y los hagan sentir partícipes del grupo.
Fomenta la generación de nuevas ideas: dejar en las reuniones de equipo un tiempo para argumentar nuevas ideas y opinar sobre ellas libremente, mejorará la implicación de los empleados en los proyectos mientras se mejora la escucha activa.
Dinámicas para la resolución de problemas puntuales: esta dinámica de integración consiste en que el grupo realice un análisis sobre el problema en cuestión desde múltiples puntos de vista para llegar a diferentes conclusiones. El objetivo no es llegar a una solución única, sino a un consenso creado por todos los participantes.
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