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La adolescencia es una etapa “complicada” para el proceso educativo de los jóvenes. Es cuando se descubre el mundo, cuando se comienza a socializar con otros agentes que no son la familia ni el colegio; es el momento de experimentar… todos los estímulos que reciben los adolescentes son de gran valor, ya que en ellos encuentran las diferentes motivaciones que les harán crecer en una dirección u otra. Si como psicólogo, como orientador educativo o como profesional de la educación, quieres saber cómo motivar a los adolescentes a estudiar, deberás prestar especial atención a dichos estímulos y ser tú mismo quien los genere a través de una estrategia que consiga despertar su interés por el aprendizaje.
Para el cerebro de un adolescente es muy importante satisfacer la curiosidad, ya que, existe un alto nivel de neuroplasticidad, que hace que constantemente se generen nuevas conexiones neuronales donde se almacena la nueva información.
Si eres profesional de la educación y te interesa el trabajo de apoyo, motivación y orientación para jóvenes y adolescentes, atento a las formaciones que te recomendamos en este post.
Para adaptar el proceso educativo a la mente de un adolescente y evitar los impulsos de abandono, hay que basarse en las premisas que nos proporciona la neuropsicología. A continuación, te mencionamos algunas de las más importantes.
Neuroplasticidad: como hemos mencionado anteriormente, durante la adolescencia, el cerebro experimenta un período de intensa neuroplasticidad, lo que significa que es altamente receptivo a la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades. La curiosidad estimula esta plasticidad cerebral, facilitando el aprendizaje y la formación de nuevas conexiones sinápticas.
Motivación intrínseca: la curiosidad es una forma de motivación intrínseca, es decir, surge de un deseo interno de explorar, descubrir y comprender el mundo que nos rodea. A diferencia de la motivación extrínseca, como las recompensas o los castigos, la motivación intrínseca es más duradera y se relaciona con una mayor persistencia en el aprendizaje. Más adelante veremos algunas actividades para despertar la motivación intrínseca.
Estimulación cognitiva: la satisfacción de la curiosidad implica la búsqueda activa de información y el planteamiento de preguntas. Estos procesos cognitivos estimulan el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad, fortaleciendo así las habilidades cognitivas y promoviendo un pensamiento más profundo y reflexivo.
Conexión emocional: la curiosidad despierta una sensación de emoción y satisfacción cuando se obtiene nueva información o se resuelven incógnitas. Esta conexión emocional positiva favorece la liberación de neurotransmisores como la dopamina, que refuerzan la motivación y el placer asociados al aprendizaje.
Autodescubrimiento y desarrollo personal: al seguir su curiosidad, los adolescentes tienen la oportunidad de descubrir sus propios intereses, habilidades y pasiones. Esto contribuye a su desarrollo personal, les ayuda a construir una identidad y a establecer metas significativas para su futuro.
Los profesionales del sector educativo siempre han puesto su foco en la motivación intrínseca como factor imprescindible para que se de el “amor por el conocimiento”. Cuando se consigue que sean los propios alumnos quienes se interesen por el saber, se desencadenan una serie de procesos cognitivos que hacen que todo sea mucho más natural, fácil y duradero. En cambio, si las técnicas que utilizamos para motivar al estudio, se basan en premios y castigos, el efecto será solo eventual, pudiendo llegar a provocar el rechazo al estudio del adolescente.
A continuación, te dejamos unos ejemplos de dinámicas para activar la motivación intrínseca de los estudiantes:
Identificar los intereses y metas personales de un adolescente es el primer paso para motivarlo a estudiar. Conocer qué le apasiona y hacia dónde quiere dirigirse en su futuro puede ser una poderosa fuente de motivación. Anímalo a explorar diferentes áreas de conocimiento y actividades extracurriculares que puedan despertar su interés.
¿Qué materias le resultan más atractivas? ¿Qué actividades disfruta en su tiemp.o libre? Estas preguntas pueden ayudarte a descubrir sus inclinaciones y utilizarlas para incentivar su estudio
Un ambiente de estudio adecuado es fundamental para fomentar la concentración y el rendimiento académico. Asegúrate de que el lugar de estudio de tu adolescente sea cómodo, bien iluminado y libre de distracciones. Personalizar este espacio con elementos que le agraden puede hacerlo más acogedor y atractivo. Establecer horarios regulares de estudio también puede ayudar a crear una rutina y mejorar su disciplina.
Los incentivos y recompensas son herramientas efectivas para motivar a los adolescentes. Establece metas claras y alcanzables, y ofrece recompensas cuando las logre. Estas recompensas no tienen que ser materiales; pueden ser privilegios o actividades que disfrute. Reconocer y celebrar los logros, por pequeños que sean, refuerza positivamente su comportamiento y lo motiva a seguir esforzándose.
Fomentar la autonomía en la toma de decisiones académicas ayuda a los adolescentes a sentirse más responsables y comprometidos con su educación. Involúcralo en la planificación de su horario de estudio y en la elección de las materias o proyectos en los que quiera trabajar. Permitirle tomar decisiones sobre su propio aprendizaje le dará un sentido de control y motivación para cumplir con sus responsabilidades académicas.
El apoyo emocional y el reconocimiento del esfuerzo son cruciales para mantener la motivación de un adolescente. Escucha sus preocupaciones y frustaciones, y ofrécele tu apoyo incondicional. Reconocer su esfuerzo, incluso cuando los resultados no sean perfectos, es fundamental para mantener su autoestima y motivación. Una actitud positiva y alentadora por parte de los padres y tutores puede marcar una gran diferencia en su actitud hacia el estudio.
Utilizar métodos pedagógicos motivadores puede transformar la experiencia de estudio de un adolescente. Métodos como el aprendizaje basado en proyectos, el uso de tecnología educativa y la gamificación pueden hacer que el estudio sea más interesante y relevante. Integrar actividades prácticas y aplicables a la vida real ayuda a los adolescentes a ver la utilidad de lo que están aprendiendo y a mantenerse motivados.
Uno de los grandes desafíos para los adolescentes es entender por qué lo que estudian es importante y cómo puede aplicarse en su vida diaria. Este es un aspecto clave para mantener la motivación y el interés en los estudios. Cuando los estudiantes ven la relevancia y aplicabilidad de los estudios en situaciones reales, su actitud hacia el aprendizaje cambia significativamente.
Es crucial mostrar a los adolescentes cómo los conocimientos adquiridos en el aula tienen aplicaciones prácticas en su día a día. Por ejemplo, las matemáticas no solo se utilizan en clase para resolver problemas, sino también para gestionar un presupuesto, calcular descuentos en las tiendas o incluso en hobbies como la cocina. De igual manera, las ciencias pueden relacionarse con aspectos cotidianos como el funcionamiento de los electrodomésticos o la medicina.
Ayudar a los adolescentes a visualizar cómo sus estudios actuales pueden influir en sus futuras carreras es otra forma efectiva de motivarlos. Explicarles cómo ciertas asignaturas son fundamentales para profesiones específicas puede despertar su interés. Por ejemplo, mostrar cómo el dominio de la biología es esencial para aquellos que quieren ser médicos, o cómo las habilidades de comunicación son cruciales para los periodistas, puede darle un propósito a su aprendizaje.
Motivar a un adolescente a estudiar puede parecer una tarea desafiante, pero con las estrategias adecuadas, es posible transformar su actitud hacia la educación. Identificar sus intereses y metas personales, crear un ambiente de estudio atractivo, utilizar incentivos y recompensas, fomentar la autonomía en la toma de decisiones académicas, proporcionar apoyo emocional y reconocimiento del esfuerzo, integrar métodos pedagógicos motivadores, y enfocarse en la relevancia y aplicabilidad de los estudios son pasos clave para lograrlo.
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