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Si te preguntas por cómo empezar a escribir un libro, aquí te dejamos los pasos más importantes para completar este proceso.
El origen de un libro se encuentra en la necesidad de contar algo. Al principio, se trata de un ejercicio de voluntad en el que hay muchas ideas –algunas más claras que otras– y dudas sobre cómo plasmarlas. Así, se conoce la base, por supuesto, pero esta puede cobrar diferentes formas según los objetivos del/la autor/a. Para quienes quieren empezar un libro, los grandes libros de la literatura se ofrecen como referentes; de hecho, para escribir, hay que leer bastante, diríamos que en términos superlativos. Precisamente, este bagaje –que amplía las posibilidades creativas y dota de conocimientos técnicos– es importantísimo para definir la manera en la que se desea contar esa historia que aún no cobra cuerpo. Entonces, ¿qué se debe tomar en cuenta? Veamos el siguiente cuadro:
Elemento |
¿En qué consiste? |
Estructura |
Definir la estructura de la narración es uno de los pasos más importantes. ¿De qué manera se orquestarán los acontecimientos? Se debe establecer no solo el inicio, sino también el esquema del desarrollo (en capítulos, por ejemplo) y el desenlace. En este punto, se considera la relación entre el contenido y la forma. Pueden servir como ejemplos El gran Gatsby de F. Scott Fitzgeral por su disposición lineal y Cien años de Soledad por su estructura circular y los saltos temporales. |
Definición de los personajes |
Es importante perfilar las motivaciones, deseos, conflictos, conductas y rasgos físicos de los personajes. Al trazar su psicología, se logra la construcción de figuras coherentes que le dan sentido completo a la historia. Por ejemplo, en Anna Karenina (León Tolstói) y Madame Bovary (Gustave Flaubert) se observa una profunda exploración psicológica que permite al lector conocer la complejidad de los personajes. |
Espacio |
El espacio donde se desarrolla la acción también es importante, puesto que ofrece un contexto para comprender cómo y dónde ocurre la acción. Puede ser de dos tipos: real en cuanto recreación literaria de un lugar existente o ficticia en cuanto escenarios inventados como ocurre con Macondo de Cien años de soledad o Yoknapatawpha de Mientras agonizo. Otros ejemplos son el Londres victoriano de Oliver Twist o los escenarios de Las mil y una noches. |
Marco temporal |
Una narración se encuentra anclada en horizonte temporal, no solo espacial. Así, se puede optar por un momento histórico específico, como ocurre con Orgullo y prejuicio de Jane Austen, o en futuros imaginarios como ocurre en la ciencia ficción, donde podemos destacar la saga de Crónicas del Silo de Hugh Howey. |
Tipo de narrador |
El tipo de narrador definirá la perspectiva de la historia. Se puede elegir un narrador en primera persona o un narrador omnisciente, por ejemplo, o en casos más complejos la confluencia de otras formas de narrador. Los ejemplos más comunes para quienes buscan escribir un libro por primera vez es El guardián entre el centeno de Salinger o La colmena de Camilo José de Cela, en el que se encuentra una poderosa multiplicidad de voces y perspectivas. |
Libros que podrías tomar como referencia:
Pedro páramo de Juan Rulfo.
El túnel de Ernesto Sábato.
La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón.
El beso de la mujer araña de Manuel Puig.
La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares.
La metamorfosis de Franz Kafka.
En el mundo de la creación literaria, incluso en la escritura académica, hay un consenso claro: escribir implica un 99 % de esfuerzo y sudor, y lo restante de talento. Con esto no se busca disminuir la importancia de los dotes individuales con respecto a al dominio de este arte o de las convenciones de la otra vertiente, sino, al contrario, demostrar la importancia de trabajar arduamente para pulir el diamante. En este sentido, para trabajar con un rumbo, se establecen planes detallados en los que se reconocen, por ejemplo, los elementos clave que deberán componer el texto o, en su caso, algunos procesos –como la investigación– para obtener información imprescindible para asegurar la verosimilitud de la historia. Dependiendo de uno u otro factor, cada sección del plan podría tomar más o menos tiempo. ¿A qué prestar atención, entonces?
Una manera de planificar una obra literaria es definir si se estructurará en capítulos o si tendrá incisos; en todo caso, se intenta establecer si habrá secciones, además de cuántas, su extensión y contenido.
Si buscas que tu historia sea impactante, puedes incluir lo que se conoce como plot twist. Además, para mantener la atención del lector, se puede dosificar la información mediante la estrategia del dato oculto.
La respuesta es sí, aunque también depende de si la historia es muy personal. Lo que aquí interesa es investigar minuciosamente los detalles de determinados contextos –históricos y culturales– si hay una ambientación específica o si se busca cumplir con los parámetros de determinado género, como la novela histórica o la ciencia ficción, donde los detalles científicos son imprescindibles.
La verdad es que no, no es lo recomendable. Los/as escritores/as recomiendan establecer plazos para evitar la dispersión. Con base en la disciplina, se logra un avance constante, sólido y da cabida a la sensación de avance, que es en sí misma una manera de mantener la motivación.
Libros que podrías tomar como referencia:
El nombre de la rosa de Umberto Eco.
Los miserables de Víctor Hugo.
Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.
Salvo por algún arranque inusual de genialidad, las primeras versiones suelen recoger muchos errores e inconsistencias, sobre todo, en lo que concierne al uso del lenguaje, el ritmo de la historia y la coherencia entre los acontecimientos. En la búsqueda de la solidez y claridad narrativas, son necesarios los borradores, que pueden llegar a ser muchos. Aquí no se trata de encontrar la perfección, desde luego, sino una arquitectura robusta, donde todos los elementos estén en el lugar preciso. Ray Bradbury, el autor de Fahrenheit 451, revisaba rigurosamente sus textos hasta encontrar la versión que mejor versión para su historia. Pero ¿cómo seguir este trabajo?
El primer borrador representa la fluidez de las ideas, la puesta en marcha de la creatividad y la espontaneidad en torno a lo que se quiere contar.
Los borradores intermedios, que pueden ser más de dos o tres, son útiles para revisar y reorganizar el contenido, corregir la escritura, ajustar diálogos o afinar la atmósfera narrativa. En estos momentos, el/la autor/a se sientan a ponderar los cambios necesarios para un resultado final.
Con el borrador final, se pule el texto, ya que, a pesar de los borradores, aún pueden permanecer errores invisibles.
Libros que podrías tomar como referencia:
La tregua de Mario Benedetti.
El amante de Marguerite Duras.
Todo se desmorona de Chinua Achebe.
Pero si de los borradores se trata, el manuscrito obligatoriamente es y debe ser susceptible de innumerables correcciones. Y no en lo que respecta a la historia, que eso es fundamental, sino también en la manera en la que esta se escribe. Si has leído a Gabriel García Márquez o a Mario Vargas Llosa notarás que sus textos, aparte de ser magníficos, desvelan un oficio increíble con respecto al uso de las palabras, las descripciones, los diálogos y el estilo en general. ¿Cómo lo hacen? Crean frases precisas, evocativas, con imágenes potentes, descripciones minuciosas, además de incluir los adjetivos justos, solo cuando se necesitan. Conforme se escribe y corrige, se escribe y corrige, y así sucesivamente, se llega al punto en el que se obtiene la mejor versión posible, sin llegar a los vicios del perfeccionismo.
¿Qué se debe tomar en cuenta durante la corrección?
La revisión gramatical
La corrección de estilo
La secuencia de eventos
Puede ser un paso del que prescindir; no obstante, es muy recomendable hacerlo, más aún si los avances se comparten con personas que ofrecerán un juicio imparcial sobre lo escrito. ¿Qué es lo que permite este ejercicio de compartir? La recepción de impresiones, juicios, recomendaciones y otros apuntes sobre el manuscrito allana el camino hacia el perfeccionamiento del texto: las primeras lecturas facilitan el reconocimiento de inconsistencias o problemas con la narración. Una vez recibidos los comentarios, el/la autor/a puede atender las áreas de mejora y afianzar los puntos fuertes. Pero ¿cómo integrar estas propuestas o consejos? Veamos:
Reflexionar sobre las sugerencias
Elegir aquellas alineadas a la propuesta original
Elegir las que se fortalezcan el grueso del libro
Es de tener en cuenta que los comentarios no necesariamente se adaptarán al estilo o propuesta, pero que, de todos modos, servirán para asegurar un buen resultado final.
Concluida la obra, esta está lista para su publicación. ¿Cómo hacerlo? Estas son las siguientes opciones:
Elegir una editorial de alcance nacional o internacional. El comité encargado de las publicaciones evaluará el texto y tomará una decisión.
Elegir una editorial independiente cuyo sistema de publicación puede incluir la cofinanciación de la iniciativa.
Autoeditar el texto con plataformas como Amazon.
Publicar por entregas o de manera completa en blogs o webs.
La opción de publicación deberá elegirse en función de los objetivos del /la autor/a, a saber: hacerse conocido, ganar un premio, entre otros.
Los talleres de escritura creativa son cada vez más comunes; incluso, los imparten autores/a de talla mundial. También se encuentran los libros, en los cuales pueden encontrarse pautas o consejos para empezar a escribir un libro. Entre ellos, resaltan los siguientes:
Mientras escribo de Stephen King.
Cartas a un joven novelista de Mario Vargas Llosa.
La trastienda de la escritura de Liliana Heker.
Escribir (manuales de cuento, novela e infantil y juvenil) de varios autores.
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