Curso de Gamificación: Educar Jugando (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS)
Hoy en día, construir una convivencia pacífica dentro del ámbito escolar se está convirtiendo en un desafío para los centros educativos, sobre todo para los de secundaria. Las relaciones interpersonales pueden resultar complejas, y más aún a ciertas edades, como en la adolescencia, cuando comienzan a desarrollarse en mayor medida las habilidades sociales.
La convivencia escolar hace referencia a estas relaciones que se establecen entre los miembros que configuran la comunidad. La intención es que sean positivas, basadas en la tolerancia, el respeto, la igualdad, solidaridad, fraternidad, paz y conocimiento del otro.
Es ahí donde entra la disciplina. Por su parte, la disciplina escolar hace referencia al conjunto de reglas y normas que regulan y organizan la convivencia escolar dentro del ámbito educativo, para que esta sea lo mejor posible. Será aplicable tanto a alumnos como docentes. A través de la disciplina, se mejoran los procesos de enseñanza-aprendizaje, se previenen y corrigen conductas perjudiciales, y se ayuda a crear entornos agradables y cooperativos.
Una buena convivencia escolar supone, por tanto, una relación positiva entre sus miembros. Además, permite que se cumplan los objetivos educativos propuestos.
A pesar de contar con una serie de reglas y normas en los centros educativos, es cada vez más difícil construir una convivencia escolar pacífica dentro de su ámbito. La familia, la sociedad y la escuela están en un punto de cambio importante en donde los valores y los modelos a seguir ya no son los mismos que antes. Aquello que los alumnos ven en la familia, no corresponde con los que observan en la escuela.
Se ha comprobado que los episodios de violencia en los centros escolares han ido en aumento desde la pandemia, que ha generado efectos a largo plazo a nivel psicológico en los alumnos. Esto podría tener consecuencias en las generaciones venideras, y con ello podría empeorar la calidad en la educación a nivel global. Por ello, es necesario un trabajo conjunto y colaborativo para que el desempeño escolar no se vea afectado.
Existiendo unas pautas a seguir por el bien de la convivencia escolar, es menos probable que se den situaciones de hostilidad entre alumnos o incluso docentes. Además, de esta forma los estudiantes pueden aprender sobre civismo y formarse como futuros adultos en sociedad, adquiriendo sentido de la responsabilidad.
Todos los miembros de la comunidad deben conocer bien estas pautas para evitar conflictos. No obstante, siempre queda la posibilidad de que surja alguno, por lo que se pretende que, en casos así, se puedan encontrar soluciones de forma pacífica para que todas las partes salgan beneficiadas.
Estas normas las elabora el equipo directivo del centro educativo, y tienen como objetivo que dichos miembros que conforman la comunidad escolar sepan cómo comportarse, qué pueden o no hacer, y cuáles son sus derechos y obligaciones.
Las pautas quedarán recogidas en los documentos internos del centro, concretamente en el Plan de convivencia. Es importante que estas normas estén bien enunciadas y justificadas con claridad; que sean pocas y coherentes; que sean conocidas y aceptadas por todos y que sean cumplidas. Con ellas se logrará un ambiente ordenado, tranquilo y pacífico.
Algunas de estas normas básicas para mejorar la convivencia pueden ser:
El Plan de convivencia, así como el reglamento que se recoge dentro, tienen como objetivo principal prevenir, favorecer la convivencia escolar, detectar y atender de forma rápida cualquier comportamiento incorrecto y constituir una herramienta en casos de acoso. Además, este plan debe incluir un análisis de la situación de convivencia en el centro para conocer las cuestiones en las que se debe insistir, así como una serie de objetivos específicos y métodos de coordinación con los demás miembros de la comunidad educativa.
Dentro de este plan deben quedar reflejadas las conductas incorrectas y no deseadas, aquellas que ponen en riesgo la convivencia, así como las sanciones correspondientes que se piensa aplicar a cada una de ellas.
Es importante que los decentes trabajen también la convivencia dentro del aula y la educación en valores, para favorecer un ambiente óptimo entre sus alumnos y que todos puedan alcanzar los objetivos de aprendizaje.
Además, pueden plantearse diferentes actividades que fomenten el bienestar y la buena convivencia escolar entre los miembros de la comunidad educativa, tales como jornadas de juegos al aire libre, charlas o debates sobre temas de igualdad, huertos escolares...
De esta forma, ayudamos a convertir los centros educativos en algo más que espacios de enseñanza de conocimientos teóricos.
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