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Para alcanzar un alto rendimiento en los deportes, los deportistas deben seguir una rutina de ejercicios que les permita desarrollar resistencia, agilidad y potencia para afrontar las exigencias del deporte que practican. Pero para que todo este proceso se ejecute de manera efectiva, es necesario considerar los fundamentos del entrenamiento deportivo, los cuales establecen pautas claras sobre qué debe tomarse en cuenta para lograr buenos resultados. Este texto aborda qué es el entrenamiento deportivo, sus tipos y sus principales fundamentos.
El entrenamiento deportivo se entiende como un proceso sistemático, pautado y diseñado para alcanzar determinadas capacidades y habilidades físicas en un deporte. El objetivo principal es, en este sentido, mejorar el rendimiento en acciones que implican altos niveles de resistencia y exigencia. Ahora bien, en tanto proceso, suele contar con la compañía de un especialista que elabora las rutinas que necesita el deportista; en la ausencia de su figura, este último puede realizar entrenamientos variados que ya conoce con suficiencia. Con todo, los deportistas buscan la manera de incrementar sus capacidades físicas para competir en un alto nivel en cualquier disciplina deportiva, ya sea de participación individual o grupal.
Por su parte, en entrenamiento deportivo se diversifica en varios tipos en función de lo que se quiera conseguir a nivel tanto muscular como cardiovascular. En ambos casos, como se ha mencionado, el entrenamiento procura alcanzar niveles superiores de rendimiento a través del fortalecimiento del cuerpo.
El entrenamiento aeróbico se enfoca en mejorar la capacidad del cuerpo para utilizar el oxígeno y estimular los procesos metabólicos que producen energía. Los ejercicios que componen este tipo de entrenamiento tienen el objetivo de fortalecer el corazón y los pulmones, así como mejorar el funcionamiento de los músculos. Los ejercicios más comunes son nadar, correr, trotar, patinar, remar, caminar, montar bicicleta, entre otros.
Este tipo de entrenamiento se centra en actividades de alta intensidad y corta duración que no dependen del oxígeno para la producción de energía. Utiliza, en cambio, azúcares y grasas, proceso conocido como glucólisis. Entre los principales ejercicios, se encuentran los siguientes: abdominales, flexiones de pecho, planchas, levantamiento de pesas, sentadillas, series, sprints, entre otros.
El entrenamiento funcional tiene como objetivo desarrollar la agilidad del cuerpo para ejecutar determinados movimientos, además de fortalecer los músculos. En cuanto a sus ejercicios, estos suelen ser de intensidad y ocupar periodos cortos. Se caracteriza, asimismo, por trabajar grupos musculares en cadena. Sus ejercicios se suelen situar en el crossfit, en el que se realizan burpess, stand-up y lay-down, entre otros.
Conocido también como HIIT o de alta intensidad, este tipo de entrenamiento se enfoca en aumentar la fuerza y la velocidad de los movimientos. A través de periodos cortos, se realizan movimientos en periodos cortos. Estos ejercicios son muy útiles para lograr potencia muscular y resistencia cardiovascular. Se puede recurrir a movimientos del entrenamiento anaeróbico, pero en repeticiones breves de hasta 30 segundos.
Este entrenamiento incluye ejercicios y actividades físicas para alcanzar una gran potencia. Es muy común en el atletismo y el boxeo, donde se requiere una alta resistencia al esfuerzo físico.
Los fundamentos del entrenamiento deportivo son principios que guían el diseño y la implementación de un programa de entrenamiento. Estos principios son esenciales para garantizar que el entrenamiento sea efectivo y seguro.
Este principio reconoce que cada individuo es único y, por lo tanto, las cargas de entrenamiento deben ser adaptadas a sus necesidades y capacidades específicas. Por lo tanto, se crean planes de ejercicios personalizados para que el deportista pueda alcanzar sus objetivos de entrenamiento.
Este principio sostiene que, para mejorar las cualidades físicas, el cuerpo debe ser sometido a cargas de entrenamiento que superen sus capacidades habituales. A través de esto, el cuerpo puede adecuarse a niveles de exigencia que, luego, deberán incrementarse.
Este principio establece que las cargas de entrenamiento deben aumentar de manera gradual y sistemática para permitir que el cuerpo se adapte y mejore. En otras palabras, el entrenamiento debe identificar en qué momento incrementar las cargas o potenciar la intensidad de las mismas, puesto que se requiere una evolución constante.
Este principio se refiere a la organización y distribución de las cargas de entrenamiento a lo largo de un período de tiempo para maximizar las adaptaciones y evitar el sobreentrenamiento. Precisamente, se establecen los periodos para que los deportistas puedan enfrentar una competición sin riesgo a lesión o exceso de fatiga.
Este principio indica que las adaptaciones obtenidas a través del entrenamiento se perderán si se interrumpe el entrenamiento. Por lo tanto, cuando se trata de deportes que exigen un alto rendimiento, el entrenamiento debe ser constante y cumplir con los principios antes mencionados.
Este principio sostiene que el entrenamiento debe ser específico para el deporte o actividad que se está entrenando. La focalización, en este sentido, permite la especialización del entrenamiento, aunque también es posible realizar entrenamientos cruzados para cuando es necesario afrontar diferentes deportes o niveles de exigencia, como ocurre con un triatlón.
Este principio reconoce la importancia del descanso y la recuperación en el proceso de adaptación al entrenamiento. Sin una adecuada recuperación de los músculos, estos no podrán afrontar las cargas de entrenamiento, por lo que podrían surgir lesiones o simplemente no ver mejorías en el desarrollo físico.
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