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El tiempo narrativo es un elemento muy significativo en la construcción de nuestros relatos. Al fin y al cabo, el tiempo es quien relata al lector cuándo y cómo han ocurrido los acontecimientos de nuestra historia. Además, el modo en el que se presenten los hechos tendrá un impacto enorme en cómo interpretará el lector todo lo que ocurre.
Si comenzamos una historia de amor desde el primer encuentro y seguimos a los personajes mientras se enamoran y enfrentan dificultades, la ruptura final será un golpe doloroso para el lector, que compartirá las expectativas frustradas de los protagonistas. Sin embargo, si la historia comienza con la ruptura, el tono será ya melancólico desde el principio. El lector sabe que algo ha fallado, pero no entiende por qué. La historia es la misma, pero el impacto emocional es muy diferente.
Podemos resumir la definición del tiempo narrativo como el dispositivo temporal utilizado en una obra para estructurar la secuencia de los eventos que componen una historia. El manejo del tiempo en una narración no solamente incluye el orden en el que contamos las cosas, sino que también describe su ritmo narrativo y la relación que existe entre los hechos que estamos contando y cómo los contamos.
Antes de abordar los tipos de tiempo narrativo es importante distinguir entre el tiempo externo y el tiempo interno. El tiempo externo o histórico nos indica la época y el momento en que ocurren los hechos. La historia será muy diferente si se desarrolla durante la Revolución Francesa o durante los felices años veinte en Nueva York.
El tiempo interno, sin embargo, se refiere al tiempo literario creado por el autor para contar la historia de los personajes. Una misma trama puede organizarse de diferentes maneras temporales, por ello, dentro del tiempo interno podemos identificar otras dos dimensiones: el tiempo de la historia, el orden cronológico de aquello que ocurre, y el tiempo del relato, cómo nos lo cuenta el narrador.
En Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, el tiempo de la historia abarca varias generaciones de la familia Buendía. Los hechos se desarrollan de manera lineal desde la fundación de Macondo hasta su destrucción. Sin embargo, el tiempo del relato no sigue esa linealidad, el narrador se desplaza hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, anticipando, por ejemplo, la muerte de algunos personajes o recordando otros. Este juego con el orden temporal del relato le da a la historia una sensación cíclica y mítica.
Lo fascinante del tiempo narrativo son las distorsiones que ocurren entre el tiempo del relato y el tiempo de la historia. A menos que la narración sea completamente lineal, donde los eventos se relatan en el orden en que ocurrieron, es común que el narrador altere esa secuencia temporal. Veamos algunos ejemplos de tiempo narrativo:
Los eventos se presentan en el orden en el que ocurren. Es el caso de Crimen y castigo de Fiódor Dostoievski, donde se narra el crimen que comete Raskólnikov y las consecuencias psicológicas que atraviesa el personaje, generando una tensión continua.
Esta técnica narrativa retrocede en el tiempo para revelar eventos pasados que enriquecen la trama. En El gran Gastby de F. Scott Fitzgerald, el narrador, Nick Carraway, utiliza flashbacks para explorar el pasado de Jay Gatsby y su historia de amor con Daisy, dándole profundidad a los personajes.
Contraria al flashback, la prolepsis adelanta eventos futuros para crear expectativas. En Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, el narrador revela desde el principio que Santiago Nasar va a morir, lo que mantiene la tensión a lo largo de la novela, a medida que el lector cuestiona cada detalle que lleva a ese desenlace.
Este enfoque presenta eventos de manera desordenada, lo que obliga al lector a reconstruir la secuencia. En Rayuela de Julio Cortázar, la novela permite al lector elegir diferentes caminos para armar la historia.
En esta estructura, dos o más historias se desarrollan simultáneamente, aunque en tiempos y espacios diferentes.
¿Conoces también los tipos de estructuras narrativas?
El narrador es quien decide qué eventos contar, en qué orden y con qué ritmo. El punto de vista del narrador influye directamente en cómo percibimos el tiempo en la historia. Un narrador omnisciente puede moverse libremente a través del tiempo, presentando eventos pasados, presentes o futuros, mientras que un narrador en primera persona puede estar limitado por su perspectiva. Por ello, la elección del narrador afectará a la interpretación de las anacronías narrativas.
Así ocurre en las novelas de Marcel Proust En busca del tiempo perdido. El narrador protagonista, Marcel, utiliza una perspectiva introspectiva y subjetiva para explorar los recuerdos de su vida. En lugar de presentar los eventos en orden cronológico, el narrador va y viene entre el presente y el paso, entremezclando los recuerdos que se despiertan espontáneamente.
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