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Se dice que comemos primero con los ojos antes de saborear la comida en la boca, por lo que la comida debe parecer lo suficientemente apetitosa ante los ojos del espectador para seducirlo. El food styling no es más que el proceso de escenificar la comida para embellecerla, es decir, crear una composición atractiva para realzar el buen aspecto de una comida con el fin de atraer más al espectador. En este sentido, estas técnicas pueden marcar la diferencia entre un plato rico pero de apariencia mediocre y un plato de calidad «normal», pero con una estética irresistible. De poco servirá preparar platos de rechupete si estéticamente no tienen tirón. El ser humano se guía siempre en primera instancia por los sentidos más inmediatos.
Hay una amplia variedad de formas de estilizar la comida y depende mucho de la creatividad y estilo propio del fotógrafo, así como de la marca de la empresa y de sus necesidades. Mientras que una marca requiera una composición más barroca y atiborrado, otra puede verse más favorecida por estéticas minimalistas y diáfanos. En cualquier caso, en el food styling se utilizan props, que vienen a ser cualquier acompañamiento de la comida: cubiertos, salsas, manteles, etc. y fondos atrayentes para generar la mejor impresión posible. Muchos fotógrafos especializados en food styling tienen su propio set de props para embellecer las comidas por defecto. Además, se suele jugar con diferentes perspectivas y enfoques a la hora de fotografiar la comida.
Sin un poco de food styling, una foto de una comida puede carecer a simple vista de una composición armónica o no enfocarse en ningún elemento concreto, distrayendo la atención del espectador. Gracias a esta especialidad dentro de la fotografía publicitaria, podemos contar una historia a partir de platos de comida y resaltar ciertos ingredientes, sensaciones y sabores asociados que queramos proyectar a un cliente potencial.
Para un fotógrafo es muy útil aprender algunas consideraciones sobre el food styling, ya que los bloggers de comida o foodies se han vuelto muy populares. Además, muchos restaurantes acaban buscando los servicios de un fotógrafo para fotografiar sus productos y poder potenciar su presencia digital. En este artículo te enseñamos algunos conceptos troncales del food styling y te damos algunos consejos para fotografiar y escenificar la comida como un verdadero profesional.
Comprender y aplicar estos conceptos en tus creaciones gráficos y gastronómicas te permitirá sacar fotografías que luzcan más atractivas y armoniosas. Si bien podemos tener en cuenta otros muchos factores a un nivel más avanzado, teniendo en cuenta estos sencillos aspectos del food styling podemos enfrentarnos con soltura a cualquier sesión de fotos. Si quieres dedicarte a la fotografía, deberías saber sobre:
Teoría del color
La teoría del color influye en la percepción visual y emocional de los platos. Al seleccionar cuidadosamente una paleta de colores, es posible realzar la frescura y apetitosidad de los alimentos. Por otra parte, los tonos cálidos, como el rojo y el naranja, transmiten calidez, mientras que colores más fríos evocan sensaciones de frescura y elegancia. La elección inteligente de colores no solo afecta la estética visual, sino que también puede influir en la percepción del sabor por parte del espectador.
Composición
La composición en food styling es la clave para crear imágenes visualmente atractivas y equilibradas. Al organizar de manera armoniosa elementos como platos, utensilios e ingredientes, se logra una presentación que captura la atención del espectador con excelentes resultados. La aplicación de principios de composición, como la regla de los tercios y el uso de líneas guía, permite crear una disposición que destaque los aspectos más apetitosos del plato. Componer de forma atractiva una fotografía no solo se trata de la disposición física de los elementos, sino también de la narrativa visual que se desarrolla en la imagen.
Movimiento
Introducir un sentido de movimiento en las imágenes de food styling añade dinamismo y vitalidad a la presentación de los platos. Este elemento puede lograrse mediante la representación de momentos culinarios en los que se captura el movimiento de ingredientes, como salpicaduras de líquidos o dispersión de especias. El movimiento no solo aporta realismo a la par que evoca sensaciones de frescura y autenticidad en la experiencia culinaria que se está representando. Además, es especialmente relevante aprender sobre movimiento en una época en la que los vídeos son el formato preferido en todas las redes sociales por delante de la fotografía.
Iluminación
La luz suave y difusa minimiza la sombras más oscuras, mientras que la iluminación lateral o cenital puede resaltan formas y texturas de manera natural y más uniforme. La elección de la iluminación adecuada afecta en cómo percibimos la frescura y calidad de los ingredientes. Una iluminación bien compensada se convierte en un aliado para destacar los aspectos más apetitosos de los platos.
Por su parte, las sombras, cuando se manejan con destreza, añaden profundidad a la composición de forma general. Se recomienda evitar sombras excesivas y buscar un equilibrio para dirigir la atención del espectador en lo que queremos realmente destacar. Un sombreado inteligente acentúa la textura de los alimentos y crea un efecto tridimensional que contribuye a una presentación visualmente atractiva. En este sentido, las sombras son herramientas valiosas para realzar la estética y la autenticidad de los platos.
Aquí te dejamos un par de consejos sencillos de nuestra cosecha que deberías tener en cuenta a la hora de practicar el food styling:
Entiende la estética del alimento: Antes de comenzar a fotografiar, observa detenidamente el plato y familiarízate con sus colores, texturas y formas.
Cuida la iluminación: Utiliza luz natural siempre que sea posible, pues favorece una apariencia suave y realista. Evita escenarios con demasiadas somvras y experimenta con diferentes ángulos de luz para resaltar texturas y elementos en la imagen.
Prepara un set atractivo: Diseña un fondo y entorno que complementen el plato. Para ello, utiliza utensilios, manteles y accesorios que se relacionen con el estilo de cocina que deseas transmitir. No desperdigues elementos sin ton ni son; piensa que todos deben tener un propósito visual.
Cuida los detalles: Asegúrate de que los bordes del plato estén limpios, las salsas estén distribuidas uniformemente y los ingredientes estén colocados de manera atractiva. Algunos pequeños detalles pueden marcar una gran diferencia en la presentación.
Experimenta con perspectivas: Varía los ángulos desde los cuales fotografías el plato. Prueba desde arriba (vista cenital), lateral o a nivel de la mesa. Cada perspectiva puede ofrecer una narrativa diferente y resaltar distintos aspectos de la comida.
Juega con la profundidad de campo: Controlar la profundidad de campo te permite enfocarte en el plato principal mientras difuminas el fondo para dirigir la atención del espectador hacia la comida.
No dudes en aprovechar la edición: La postproducción mejora significativamente tus imágenes, especialmente si se trata de eliminar distracciones o imperfecciones menores para lograr una presentación más pulida. Ajusta la exposición, el contraste y el equilibrio de blancos según sea necesario.
Mantén la frescura: Si estás fotografiando alimentos frescos, trabaja rápidamente para capturar su aspecto más apetitoso. Utiliza técnicas que eviten que los ingredientes pierdan su frescura durante la sesión.
Inspírate y aprende continuamente: Observa el trabajo de otros fotógrafos del nicho, sigue blogs y redes sociales dedicados a la fotografía de comida. La inspiración y el aprendizaje continuo te ayudarán a desarrollar tu propio estilo de food styling.
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