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La psicología humana es compleja y, en su estudio, encontramos una amplia gama de trastornos y afectaciones que influyen en el comportamiento y las relaciones interpersonales. Uno de estos trastornos es el trastorno esquizoide de la personalidad, el cual se caracteriza por un patrón persistente de distanciamiento de las relaciones sociales y una interacción social limitada.
Las personas con este trastorno suelen parecer emocionalmente frías y desconectadas, porque muestran un desinterés general en las relaciones cercanas, incluso con familiares.
Cuando hablamos de un trastorno de la personalidad, se hace referencia a un patrón que se manifiesta y perdura en el tiempo, que resulta en una desviación evidente de la experiencia interna y del comportamiento de una persona en relación con su cultura y entorno.
Estos puedes afectar su cognición y pensamiento, así como su afectividad. De esta forma, se presentan síntomas relativos a la expresión de las emociones, al control de los impulsos, las relaciones con las demás personas, la autopercepción y, en general, el funcionamiento social y el bienestar interior.
En el caso del trastorno esquizoide de la personalidad, el Manual DSM-V de la APA lo define como un patrón predominante de desapego en las relaciones sociales y una escasa variedad en la expresión de emociones en contextos interpersonales, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y se presenta en diversos entornos.
El trastorno esquizoide de la personalidad pertenece al grupo de los "trastornos de la personalidad del grupo A". Además, hace parte del espectro de trastornos de la esquizofrenia.
No obstante, el trastorno esquizoide de la personalidad no es tan incapacitante como la esquizofrenia, ya que no causa la desconexión de la realidad a través de alucinaciones o delirios, como ocurre en la esquizofrenia.
Las causas exactas del trastorno esquizoide de la personalidad aún se desconocen, pero se cree que es una combinación de factores genéticos y ambientales. A su vez, se ha encontrado que los factores de riesgo pueden estar relacionados con los de la esquizofrenia.
Algunos estudios sugieren que la predisposición genética juega un papel importante, mientras que otros apuntan a la influencia de eventos importantes de la vida durante la infancia o la adolescencia, como el aislamiento social o el abandono emocional.
Las personas con trastorno esquizoide de la personalidad suelen presentar los siguientes síntomas:
Para su diagnóstico, el Manual DSM señala la presencia de 4 o más de las siguientes características:
1. No desea ni disfruta las relaciones íntimas, incluido el formar parte de una familia.
2. Casi siempre elige actividades solitarias.
3. Muestra poco o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona.
4. Disfruta con pocas o con ninguna actividad.
5. No tiene amigos íntimos ni confidentes aparte de sus familiares de primer grado.
6. Se muestra indiferente a las alabanzas o a las críticas de los demás.
7. Se muestra emocionalmente frío, con desapego o con afectividad plana.
No existe una prueba específica para diagnosticar el trastorno esquizoide de la personalidad. Por lo tanto, se debe realizar una evaluación psicológica que revise los síntomas y las características individuales de la persona.
De esta forma, el diagnóstico se basa en una evaluación psicológica completa que incluye una entrevista en profundidad, cuestionarios y la observación del comportamiento o alteraciones de la conducta.
El/la profesional de la salud mental también descartará otras posibles causas de los síntomas, como trastornos del estado de ánimo o trastornos de la personalidad por evitación, así como daños físicos que puedan influenciar.
Si te identificas con algunos de estos síntomas o crees que un ser querido podría tener este trastorno, es importante buscar ayuda profesional. El aislamiento social, característico de este trastorno, suele hacer que sea complicado que la persona acuda a ayuda profesional. Por lo tanto, la familia y personas cercanas pueden ser determinantes para dar ese paso.
No obstante, el deterioro en la calidad de vida, en el bienestar personal y en el desarrollo social son claros indicadores de la necesidad de asistencia profesional. Por ejemplo, se suele acudir a consulta por la depresión. Un/a psicólogo/a o psiquiatra puede realizar una evaluación completa y determinar si se cumple el criterio diagnóstico para el trastorno esquizoide de la personalidad.
El tratamiento del trastorno esquizoide de la personalidad generalmente sigue los principios generales para los tratamientos de los trastornos de la personalidad. No suele haber un único tipo de tratamiento, pues cada persona tiene necesidades únicas.
No obstante, se suele enfocar en la psicoterapia, específicamente en la terapia cognitivo-conductual. Esta terapia puede ayudar a las personas con este trastorno a:
En algunos casos, la medicación es recetada para controlar los síntomas como la ansiedad o la depresión que a veces acompañan al trastorno.
Es importante recordar que el trastorno esquizoide de la personalidad no es una señal de debilidad o falta de inteligencia. Es una condición compleja que puede ser manejada con el tratamiento adecuado.
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Asociación Americana de Psiquiatría, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014.
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