Máster Profesional en Estimulación Temprana, Psicomotricidad y Educación Especial + Titulación Universitaria
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Como ya sabemos, la motricidad es la facultad innata del ser humano y prácticamente todos los animales de coordinar la mente con los movimientos del cuerpo. Si vamos un poco más allá, podemos dividir la psicomotricidad en dos tipos: la psicomotricidad fina y la psicomotricidad gruesa. En este caso, trataremos con mayor profundidad qué es la psicomotricidad fina, para qué sirve y algunas técnicas para entrenarla.
A grandes rasgos, podemos definir la psicomotricidad fina como la capacidad de coordinación cuerpo-mente para realizar movimientos precisos, localizados y muy calibrados. En contraparte, la psicomotricidad gruesa alude a movimientos más generales y amplios.
La psicomotricidad fina se aplica con mayor frecuencia al ámbito infantil en referencia a la adquisición de funciones motoras básicas a lo largo de su desarrollo. Algunos ejemplos de actividades del día a día que requieren de una evolución positiva de la psicomotricidad fina son:
Es esencial que a medida que el niño pequeño vaya avanzando en su desarrollo se desenvuelva con todas las habilidades de base de la psicomotricidad fina. Estas habilidades incluyen acciones tan elementales como sostener o soltar objetos, mover la muñeca en direcciones determinadas, utilizar correctamente los músculos faciales, atarse los cordones, desenroscar tarros o escribir en papel. Se estima que para los 5 años un niño ya tendría que tener la psicomotricidad fina más que perfeccionada.
Puedes comprobar que la psicomotricidad fina es crucial para que, como adultos funcionales, desempeñemos nuestras actividades diarias con normalidad. No obstante, durante la primera infancia pueden surgir una serie de trastornos que afecten a la psicomotricidad fina. Es por eso que la atención temprana y la estimulación precoz son tan importantes para tratar con anticipación cualquier problema que pueda ocurrir en el desarrollo del niño.
En condiciones normales, en la vida del adulto de mediana edad no tienen por qué observarse problemas psicomotores. Sin embargo, a partir de los 60 años el deterioro físico y cognitivo puede acelerarse, por lo que la psicomotricidad fina de las personas de la tercera edad puede verse afectada en menor o mayor medida.
Paradójica y casi irónicamente, las habilidades tan básicas que adquirimos en nuestros primeros años de vida, las podemos ir perdiendo poco a poco en el ocaso de nuestra historia vital. Es por esto que a partir de cierta edad las personas mayores no deben parar de hacer actividades complejas en la medida de lo posible. Algunas de estas actividades incluyen cocinar, el origami, un rompecabezas, pintar, coser, entre otras acciones habituales.
Una vez que hemos visto para qué sirven las tecnicas de psicomotricidad fina, te dejamos un pequeño listado con las técnicas más importantes para que puedas incorporarlas en la rutina de tu niño pequeño o ser querido de edad avanzada:
Busca fortalecer el dominio de la pinza, al controlar el dominio del movimiento muscular, logrando movimientos precisos y coordinados. Consiste en insertar fideos, cuentas, barquillos o cualquier otro objeto que se preste a ello.
Busca desarrollar mediante movimientos con el dedo índice y el pulgar, la precisión correcta. Con esto se logra que corten, direccionen y mejoren su coordinación óculo-manual.
Busca fomenta el ejercicio de los dedos índice y pulgar para el buen agarre de la pinza. Mediante esto se logra movimientos precisos.
Busca que se desarrolle la psicomotricidad fina mediante el punto. En el calado, el niño agarra una aguja y va perforando el papel, tela o material artesanal para crear vacíos en un objeto con fines decorativos.
Requiere desarrollar el control viso motriz, al perfeccionar movimientos precisos y la coordinación fina.
Presenta como objetivo principal fortalecer los movimientos bimanuales de amplitud pequeña en los dedos. Se puede optar por repartir un CD a los niños y niñas. A continuación, se les pedirá que por el orificio introduzcan un hilo de lana hasta terminar todo el contorno y una vez acabado podrán pegar encima la fotografía que les agrade.
En muchos casos, conservar una buena psicomotricidad fina es algo complicado si se padece alguna enfermedad degenerativa en la vejez como el párkinson. No obstante, es recomendable que los ancianos se mantengan activos mientras puedan por su salud física y mental. Y no solo los ancianos que padecen algún trastorno de cualquier tipo, sino también aquellos que, sin experimentar ninguna dolencia, entran de lleno en la sexta década de su vida. Especialmente los cuidadores, familiares o profesionales, deben ser conscientes de estas dificultades frecuentes y ayudar a las personas mayores.
Es por eso que te queremos proponer algunas actividades del día a día para favorecer su psicomotricidad fina:
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