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Seguramente en alguna ocasión que has ido a la farmacia te han recomendado tomar probióticos, o algún amigo/a te ha recomendado que consumas kéfir por su efecto probiótico. ¿Pero qué significa que un alimento contiene probióticos? ¿Es beneficioso su consumo? ¿Podemos encontrarlos de forma natural en los alimentos o es necesario comprar productos especializados? Todas estas preguntas y mucho más es lo que abordaremos en el siguiente artículo.
¡Empecemos!
Partimos de que los probióticos son microorganismos vivos que confieren beneficios a la salud del huésped (quien los ingiere), cuando se consumen en cantidades adecuadas, proporcionando una acción protectora contra patógenos y beneficios nutricionales.
Su uso está asociado principalmente a alimentos funcionales o suplementos dietéticos que contribuyen a un mejoramiento de la salud en la población. Sin embargo, en los últimos años se han venido estudiando nuevos usos, como son la prevención y alivio de ciertas enfermedades principalmente gastrointestinales.
Asimismo, los probióticos se han convertido en una alternativa para el tratamiento de enfermedades infecciosas, para mitigar el efecto negativo que los antibióticos pueden generar sobre la microbiota intestinal de la persona.
Los probióticos forman parte de los llamados alimentos funcionales, mucha gente los confunde con los también conocidos prebióticos. Te dejamos este artículo para sacarte las dudas sobre su diferencia.
Pero hay que ser más exhaustivos, ya que la definición de "probiótico" tiene que cumplir 3 aspectos. Te los mostramos.
Debe ser un microorganismo –o mezcla de microorganismos– definido microbiológicamente, es decir, del que se conozcan el género, la especie y la cepa. Hay que conocer la identidad del microorganismo, y en función de esto, poder determinar qué estudios respaldan su capacidad probiótica.
La Organización Mundial de Gastroenterología confirmó que la eficacia de los probióticos es específica de la cepa y dosis, disipando así el mito de que cualquier yogurt puede considerarse un probiótico. Esto también se aplicaría a que alimentos fermentados con composición indefinida (como el kéfir, el chucrut o la kombucha) no pueden denominarse técnicamente “probióticos", aunque esto no implique que no tengan potenciales efectos beneficiosos para la salud.
“No todos los alimentos fermentados son probióticos ni todos los probióticos se encuentran disponibles exclusivamente en los alimentos fermentados”
Debe tratarse de microorganismos que se encuentren vivos al momento de ser consumidos
Debe existir, al menos, un estudio clínico de eficacia que demuestre sus efectos beneficiosos. La mayoría de los probióticos que se han estudiado son bacterias, entre las cuales se encuentra principalmente las bacterias ácido-lácticas (BAL). Entre las bacterial BAL probióticas más estudiadas encontramos el género Lactobacillus, Enterococos también se han estudiado algunos mohos y levaduras, los cuales han mostrado tener un potencial probiótico.
Los probióticos son considerados organismos beneficiosos, ya que su uso puede proporcionar ciertos efectos positivos al huésped, como por ejemplo:
El uso clínico más conocido y extendido de los probióticos es el de prevenir complicaciones generadas por los antibióticos. Cuando compras en la farmacia este tipo de medicamento, es bastante habitual que el facultativo te recomiende el consumo de probióticos para mejorar la sintomatología y protección de los efectos del antibiótico en el organismo. Sus indicaciones más comunes son la prevención de la diarrea asociada al consumo de antibióticos y el tratamiento de la infección por Helicobacter pylori.
Pero, ¡ojo!
A pesar del número creciente de estudios en los que se ha demostrado el efecto benéfico y seguro de los probióticos, es fundamental destacar que pueden tener efectos adversos graves, e incluso letales, en algunas poblaciones vulnerables, como las mujeres embarazadas, los pacientes inmunosuprimidos, con trasplantes o con alteraciones vasculares.
Los probióticos pueden estar presentes en la forma de suplementos alimenticios (cápsulas, pastillas o suspensiones acuosas) o incorporados en alimentos, como en algunas fórmulas infantiles, yogures, quesos frescos o jugos de fruta.
Algunos alimentos contienen probióticos de forma natural, como el yogur, el kéfir, el chucrut, el kimchi y el miso. Pero recomendamos seguir estos consejos:
Y finalmente, pero no menos importante. Consultar con un médico o un nutricionista antes de consumir probióticos si se tiene alguna condición médica o se está tomando algún medicamento, ya que los probióticos pueden interactuar con algunos fármacos o causar efectos secundarios en algunas personas.
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