Máster en Medicina Nuclear y Radiodiagnóstico + Titulación Universitaria
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La radiación es una forma de energía que se propaga a través del espacio y puede manifestarse en diversas formas, como luz visible, microondas, rayos X y radiación gamma. Esta energía, transportada en forma de ondas o partículas, interactúa con la materia de maneras muy variadas.
Una de las clasificaciones más importantes de las radiaciones es la que las divide en ionizantes y no ionizantes. Esta distinción, aparentemente simple, tiene profundas implicaciones en los campos de la física, la medicina, la industria y, por supuesto, en la salud humana. Te contamos más sobre este apasionante tema.
La principal diferencia entre las radiaciones ionizantes y no ionizantes radica en su energía. Las radiaciones ionizantes poseen suficiente energía para
arrancar electrones de los átomos, mientras que las radiaciones no ionizantes no. Esta diferencia en la energía tiene importantes implicaciones en los efectos que estas radiaciones producen sobre la materia y, en particular, sobre los seres vivos.
Las radiaciones ionizantes son aquellas que poseen suficiente energía para arrancar electrones de los átomos, creando así iones. Esta capacidad de ionización es lo que confiere a estas radiaciones su poder tanto para causar daño como para ser utilizadas con fines beneficiosos
· Aplicaciones: Las radiaciones ionizantes tienen múltiples aplicaciones en diversos campos. En medicina, se utilizan en técnicas diagnósticas como la tomografía computarizada [m1] (TC) y la radiografía convencional. También son fundamentales en tratamientos oncológicos mediante la radioterapia, donde se emplean para destruir células cancerosas.
En el ámbito industrial, las radiaciones ionizantes se utilizan para la esterilización de equipos médicos y alimentos, así como en procesos de control de calidad mediante técnicas como la radiografía industrial. Además, se emplean en investigaciones científicas para estudiar materiales a nivel atómico.
· Efectos sobre la salud: La exposición a radiaciones ionizantes puede causar daños en el ADN, lo que a su vez puede conducir al desarrollo de cáncer. La gravedad de los efectos depende de diversos factores, como la dosis de radiación, la tasa de dosis y el tipo de radiación.
A corto plazo, una exposición aguda a altas dosis puede causar síndrome por irradiación aguda (ARS), que se manifiesta como náuseas, vómitos, fatiga y daño a la médula ósea y otros órganos vitales. A largo plazo, la exposición crónica puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer debido al daño genético acumulado.
Además del cáncer, otros efectos incluyen problemas cardiovasculares y trastornos reproductivos. Por esta razón, es crucial limitar la exposición a fuentes de radiación ionizante siempre que sea posible.
· Medidas de protección: La protección frente a las radiaciones ionizantes se basa en tres principios fundamentales: tiempo, distancia y blindaje. Reducir el tiempo de exposición[m2] , aumentar la distancia a la fuente de radiación y utilizar materiales de blindaje adecuados son las principales medidas para minimizar el riesgo.
En el ámbito laboral, se establecen límites de dosis para los trabajadores expuestos a radiaciones ionizantes, y se utilizan equipos de monitorea como los dosímetros, que permiten medir niveles de exposición a lo largo del tiempo. Igualmente, es esencial formar al personal que trabaja con fuentes radiactivas sobre prácticas seguras.
Las radiaciones no ionizantes, por su parte, no poseen suficiente energía para ionizar los átomos. Sin embargo, pueden provocar otros tipos de interacciones con la materia, como el calentamiento de los tejidos o la excitación de los electrones a niveles de energía superiores.
· Aplicaciones: Las radiaciones no ionizantes tienen una amplia variedad de aplicaciones en nuestra vida cotidiana. En el campo de las telecomunicaciones, las ondas de radio son esenciales para la transmisión de señales a través de dispositivos móviles y radios. Las microondas se utilizan en hornos microondas para calentar alimentos rápidamente.
En medicina, la luz visible e infrarroja se emplea en terapias fotodinámicas y tratamientos estéticos. Además, tecnologías como el láser (que emite luz coherente) tienen aplicaciones en cirugía ocular y dermatología.
· Efectos sobre la salud: Aunque generalmente consideradas menos peligrosas que las ionizantes, las radiaciones no ionizantes también pueden tener efectos adversos sobre la salud [m3] si hay una exposición excesiva o prolongada. Por ejemplo, la exposición intensa a luz ultravioleta (UV) puede causar quemaduras solares y aumentar el riesgo de cáncer de piel.
Las microondas pueden generar calor en los tejidos humanos si se exponen a niveles altos durante períodos prolongados; sin embargo, estos casos son raros fuera del uso industrial específico o accidentes con hornos microondas mal utilizados.
· Medidas de protección: Las medidas de protección frente a las radiaciones no ionizantes varían según el tipo de radiación. En el caso de los campos electromagnéticos de baja frecuencia, se recomienda mantener una distancia segura de las fuentes de radiación y limitar el tiempo de exposición. Para la radiación ultravioleta, se utilizan protectores solares y ropa protectora.
Por otro lado, informar sobre los riesgos asociados con diferentes tipos de radiación ayuda a fomentar prácticas seguras.
La comprensión profunda de las diferencias entre las radiaciones ionizantes y no ionizantes es esencial tanto para su aplicación efectiva como para garantizar nuestra seguridad ante sus posibles efectos adversos sobre la salud humana.
Mientras que las primeras son utilizadas ampliamente en medicina e industria debido a su capacidad para alterar estructuras atómicas y moleculares, su potencial dañino requiere precauciones estrictas.
Por otro lado, aunque las radiaciones no ionizantes presentan un menor riesgo inmediato para la salud humana, su uso generalizado en tecnología moderna demanda atención continua respecto a sus efectos acumulativos.
Tanto profesionales como ciudadanos deben estar informados sobre estas formas de energía radiante para tomar decisiones informadas acerca del uso seguro y responsable en nuestras vidas diarias.
La formación continua sobre estos temas es clave para mitigar riesgos mientras aprovechamos los beneficios que ambas formas de radiación ofrecen en diversos campos.
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