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La adrenalina es un fármaco que se usa en la reanimación neonatal cuando hay parada cardiorrespiratoria, bradicardia sintomática o shock refractario a la resucitación con volumen. Su mecanismo de acción es estimular los receptores adrenérgicos del corazón y los vasos sanguíneos, aumentando la frecuencia y la contractilidad cardíaca, la presión arterial y la perfusión cerebral y coronaria.
La vía de administración preferida es la intravenosa o la intraósea, con una dosis inicial de 0,01-0,03 mg/kg (0,1-0,3 ml/kg de adrenalina 1:10\u2009000) y se puede repetir cada 3-5 minutos hasta el retorno de la circulación espontánea. La vía endotraqueal es una alternativa cuando no se dispone de acceso vascular, con una dosis de 0,05-0,1 mg/kg (0,5-1 ml/kg de adrenalina 1:10\u2009000), pero tiene una menor eficacia y puede interferir con la capnografía. Cabe decir que la necesidad de administrar adrenalina se da solo en un 0,12% de los neonatos.
La reanimación neonatal es necesaria en situaciones donde el recién nacido presenta dificultades para respirar o para mantener una función cardíaca adecuada después del parto. Esto puede ocurrir por diversas razones, como dificultades durante el parto, problemas de adaptación a la vida extrauterina, o condiciones médicas preexistentes que afectan la respiración o la circulación del bebé. Estas son las principales causas por las que un médico puede decidir administrar adrenalina para este propósito:
Se refiere a la interrupción repentina y completa de la función cardíaca y respiratoria en un neonato. Esto puede ocurrir debido a una variedad de razones, como problemas durante el parto, asfixia, malformaciones cardíacas congénitas u otras afecciones médicas. En la reanimación neonatal, se realizan maniobras para restablecer la respiración y la circulación adecuadas, como la ventilación con bolsa-mascarilla y compresiones torácicas, junto con otras intervenciones según sea necesario.
Se produce cuando la frecuencia cardíaca del neonato cae por debajo de los niveles normales y esto provoca síntomas como palidez, dificultad respiratoria, debilidad, letargo o incluso pérdida del conocimiento. La bradicardia deriva de factores como la hipoxia, la hipotermia, la hipovolemia, infecciones, anomalías cardíacas congénitas u otros problemas de salud. Durante la reanimación neonatal, se realizan intervenciones para aumentar la frecuencia cardíaca y mejorar la perfusión tisular, como la administración de oxígeno, ventilación adecuada y, en algunos casos, la administración de medicamentos como la adrenalina.
Se refiere a una condición en la que el neonato no responde adecuadamente a las medidas estándar de reanimación y continúa presentando hipoperfusión tisular y deterioro hemodinámico a pesar de los esfuerzos de resucitación. Esto puede resultar de una serie de factores, incluyendo pérdida de volumen sanguíneo, disfunción cardíaca grave, shock séptico, o problemas metabólicos graves. En dichos casos, hay que sopesar medidas más drásticas, como la administración de fluidos intravenosos, soporte inotrópico y vasopresor, y otras técnicas específicas para abordar la causa subyacente del shock refractario.
Para preparar la adrenalina en casos de reanimación neonatal, se extrae 1 ml de la ampolla de adrenalina utilizando una jeringa de 10 ml, y luego se completa con 9 ml de solución fisiológica. Esta mezcla, llamada solución madre, tiene una concentración de adrenalina de 1 mg/ml, ideal para la reanimación neonatal. Se recomienda etiquetar cada jeringa con el nombre del medicamento y la vía de administración correspondiente.
Algunas consideraciones para administrar correctamente la adrenalina en un neonato son:
La adrenalina tiene efectos adversos como:
Taquicardia: Aumento anormal de la frecuencia cardíaca por encima de los valores normales para la edad gestacional del neonato, generalmente por encima de 160 latidos por minuto en un recién nacido a término. Esto puede deberse a la acción directa de la adrenalina sobre los receptores beta adrenérgicos del corazón, lo que resulta en una estimulación de la frecuencia cardíaca.
Arritmias: Alteraciones en el ritmo cardíaco, que pueden manifestarse como latidos irregulares, extra latidos (extrasístoles), o ritmos cardíacos anormalmente rápidos (taquiarritmias) o lentos (bradiarritmias). La administración de adrenalina puede desencadenar arritmias al afectar la excitabilidad eléctrica del corazón.
Hipertensión: Elevación de la presión arterial por encima de los niveles normales para la edad gestacional del neonato. La adrenalina induce vasoconstricción periférica y aumenta la resistencia vascular sistémica, con un consecuente aumento en la presión arterial.
Isquemia miocárdica: Reducción del flujo sanguíneo al músculo cardíaco, lo que puede resultar en daño celular y disfunción cardíaca. La administración de adrenalina puede aumentar la demanda de oxígeno del corazón debido a su efecto inotrópico positivo, lo que puede superar la capacidad de suministro de oxígeno al miocardio y provocar isquemia.
Acidosis metabólica: Trastorno del equilibrio ácido-base caracterizado por una disminución del pH sanguíneo y un aumento en la concentración de iones hidrógeno. La administración de adrenalina estimular la producción de ácido láctico debido a la activación del metabolismo anaeróbico, por lo que es un factor que contribuye a la acidosis metabólica.
Disminución del flujo sanguíneo, cerebral, renal y mesentérico: Reducción en el suministro de sangre a los órganos cerebro, renal y mesentérico, respectivamente. La adrenalina causa que la sangre se redistribuya del flujo sanguíneo hacia los órganos vitales, como el corazón y los pulmones, en detrimento de otros lechos vasculares.
Por ello, se recomienda usar la dosis mínima efectiva y monitorizar la respuesta clínica y los parámetros hemodinámicos. La evidencia sobre el uso de adrenalina en la reanimación neonatal es limitada y se basa principalmente en estudios en animales, modelos matemáticos y opiniones de expertos. Se necesitan más ensayos clínicos para determinar la dosis óptima, la vía de administración, el momento de inicio y la duración del tratamiento, así como los efectos a largo plazo sobre la supervivencia y el neurodesarrollo.
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