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Una sonda nasogástrica es un tubo delgado y flexible que se inserta a través de la nariz y baja por el esófago hasta llegar al estómago. Este dispositivo médico se utiliza con diversos propósitos, entre los cuales destacan la alimentación por sonda, la administración de medicamentos, la aspiración de contenido gástrico, y la descompresión del estómago en casos de obstrucción intestinal.
Las sondas nasogástricas están fabricadas de materiales como silicona o poliuretano, lo que les proporciona flexibilidad y resistencia. Vienen en diferentes tamaños y longitudes, dependiendo de la necesidad específica del paciente, lo que se conoce como tipos de sondas.
La colocación de una sonda nasogástrica puede ser necesaria por diversas razones médicas. Algunas de las más comunes incluyen:
Nutrición enteral: Proveer nutrientes a pacientes que no pueden ingerir alimentos por vía oral.
Administración de medicamentos: Facilitar la entrega de medicamentos directamente al estómago.
Aspiración de contenido gástrico: Retirar líquidos o gases acumulados en el estómago para aliviar la distensión abdominal.
Descompresión gástrica: En casos de obstrucción intestinal o postoperatorios para evitar la acumulación de gases y líquidos.
Diagnóstico: Ayudar en la obtención de muestras de contenido gástrico para análisis.
La colocación de la sonda nasogástrica es un procedimiento que debe ser realizado por profesionales de la salud para garantizar la correcta colocación y minimizar riesgos. A continuación, se detallan los pasos habituales para introducir la sonda:
Preparación del equipo: Reunir todos los materiales necesarios, incluyendo la sonda adecuada, lubricante, jeringa, y agua tibia.
Posición del paciente: Colocar al paciente en una posición semi-inclinada para facilitar la inserción.
Medición de la sonda: Determinar la longitud necesaria de la sonda desde la nariz hasta el estómago, generalmente midiendo desde la punta de la nariz, pasando por el lóbulo de la oreja hasta el esternón.
Lubricación: Aplicar lubricante en la punta de la sonda para facilitar la inserción.
Inserción de la sonda: Introducir suavemente la sonda a través de la fosa nasal hacia el esófago y luego al estómago. Puede ser necesario pedir al paciente que trague para ayudar a guiar la sonda.
Verificación de la posición: Confirmar que el extremo de la sonda está correctamente ubicado en el estómago. Esto se puede hacer aspirando contenido gástrico con una jeringa o inyectando aire y escuchando con un estetoscopio sobre el abdomen.
El uso de una sonda nasogástrica conlleva ciertos riesgos y es importante tomar precauciones para evitarlos:
Infección: Mantener una higiene adecuada para prevenir infecciones.
Lesiones: Asegurarse de que la sonda esté correctamente lubricada e insertada para evitar lesiones en las fosas nasales, esófago o estómago.
Correcta colocación: Verificar siempre la posición de la sonda antes de cada uso para asegurarse de que esté en el estómago y no en los pulmones.
Obstrucción: Monitorear regularmente la sonda para asegurarse de que no esté obstruida.
Irritación: Revisar la piel alrededor de la nariz y la fosa nasal por señales de irritación o úlceras.
El número de sonda nasogástrica se refiere al calibre del tubo, medido en unidades French (Fr). Para adultos, las sondas comúnmente utilizadas varían entre 14 y 18 Fr. La elección del calibre depende del propósito de la sonda y del estado del paciente. Por ejemplo, para alimentación por sonda y administración de medicamentos, se puede preferir una sonda más pequeña, mientras que para aspiración de contenido gástrico puede ser necesaria una sonda de mayor calibre.
El retiro de la sonda nasogástrica también debe realizarse con cuidado para evitar complicaciones. Los pasos son los siguientes:
Preparación del paciente: Informar al paciente sobre el procedimiento y colocarle en una posición semi-inclinada.
Limpieza de la sonda: Inyectar una pequeña cantidad de agua tibia para limpiar la sonda antes de retirarla.
Desinflar el balón (si aplica): Si la sonda tiene un balón inflable, este debe desinflarse antes de retirar la sonda.
Retiro de la sonda: Retirar la sonda lentamente y con cuidado para minimizar el malestar.
Monitoreo: Observar al paciente después del procedimiento para asegurarse de que no haya complicaciones.
El mantenimiento adecuado de una sonda nasogástrica es crucial para prevenir complicaciones. Aquí se presentan algunos consejos para los cuidados de sonda nasogástrica:
Higiene: Limpiar regularmente la zona alrededor de la nariz donde se encuentra la sonda para evitar infecciones.
Inspección diaria: Verificar diariamente la posición y el estado de la sonda.
Prevención de obstrucciones: Enjuagar la sonda con agua tibia después de la administración de medicamentos o alimentación por sonda.
Hidratación: Mantener al paciente bien hidratado, ya que la deshidratación puede aumentar el riesgo de obstrucciones.
Cambio de sonda: Reemplazar la sonda periódicamente según las indicaciones del fabricante y del profesional de salud.
Monitoreo de la piel: Observar la piel alrededor de la sonda por cualquier signo de irritación o daño, y tomar medidas para aliviar la presión si es necesario.
Existen varios tipos de sondas nasogástricas, cada una diseñada para cumplir con necesidades específicas:
Sondas de Levin: Son de un solo lumen y se utilizan para la alimentación, la administración de medicamentos y la aspiración de contenido gástrico.
Sondas de Salem: Tienen un doble lumen, lo que permite la aspiración continua de secreciones gástricas sin causar daño al revestimiento del estómago.
Sondas de Dobhoff: Son más pequeñas y flexibles, utilizadas principalmente para la nutrición enteral.
Sondas de Sengstaken-Blakemore: Diseñadas para controlar hemorragias esofágicas mediante balones inflables.
Además de los aspectos técnicos y cuidados mencionados, es importante considerar el bienestar psicológico del paciente. La colocación de una sonda nasogástrica puede ser incómoda y estresante. Los profesionales de la salud deben asegurarse de proporcionar información clara y apoyo emocional durante todo el proceso.
La educación del paciente y sus cuidadores es fundamental para el manejo exitoso de una sonda nasogástrica. Deben ser instruidos sobre cómo manejar la sonda, reconocer signos de complicaciones y cuándo buscar ayuda médica.
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