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En el vasto universo de la comunicación escrita, los textos se presentan en una variedad de formas y estilos, cada uno con sus propias características y propósitos distintivos. Uno de estos estilos es el texto discontinuo, que difiere de los textos continuos en su estructura y presentación.
Para entenderlo mejor, vamos a estar analizando en el significado del texto discontinuo, examinando ejemplos relevantes y considerar su importancia en el panorama de la comunicación escrita.
Antes de adentrarnos en los detalles, es crucial comprender qué significa exactamente el término "texto discontinuo". En pocas palabras, un texto discontinuo es aquel que no sigue una secuencia lineal de ideas o eventos, sino que está compuesto por fragmentos separados, a menudo presentados de manera no lineal o no secuencial.
Estos fragmentos pueden incluir, entre otros elementos, imágenes, gráficos, viñetas, citas, epígrafes y bloques de texto independientes.
El texto discontinuo es una forma única y fascinante de comunicación escrita que desafía las convenciones tradicionales y ofrece nuevas oportunidades para la expresión creativa y la exploración de ideas. A continuación, ampliaremos significativamente cada una de las características clave que definen este estilo de escritura:
Aquí nos referimos a la disposición de la información en fragmentos separados en lugar de seguir una narrativa continua o un flujo de ideas lineal. Estos fragmentos pueden variar en longitud y pueden presentarse de manera dispersa a lo largo del texto. Esta técnica de fragmentación puede servir para crear un efecto de desconcierto o para desafiar al lector a reconstruir la narrativa por sí mismo.
La fragmentación puede adoptar diversas formas, desde la división del texto en secciones independientes hasta la inclusión de viñetas, citas o bloques de texto autónomos. Esta ruptura de la continuidad tradicional puede generar un ritmo intrigante en la lectura y fomentar una experiencia más participativa por parte del lector, quien debe realizar conexiones entre los fragmentos para comprender el mensaje general.
A diferencia de los textos tradicionales, donde la información se presenta en un orden cronológico o lógico, el texto discontinuo desafía estas convenciones al presentar la información de manera no secuencial. Esto significa que el lector puede encontrar saltos en el tiempo, retrocesos o incluso ramificaciones que exploran múltiples líneas narrativas simultáneamente.
Esta no linealidad puede ser una herramienta poderosa para los escritores, ya que les permite jugar con la estructura temporal de sus historias y crear efectos como la anticipación, la sorpresa o la reflexión retrospectiva.
Estos elementos pueden incluir imágenes, gráficos, diagramas, íconos o incluso tipografías especiales. La inclusión de estos elementos visuales no solo mejora la estética del texto, sino que también puede ayudar a transmitir información de manera más efectiva y memorable.
Pueden desempeñar una variedad de roles en el texto discontinuo, desde proporcionar ejemplos visuales que ilustren conceptos abstractos hasta establecer un tono emocional o atmosférico.
Una de las fortalezas del texto discontinuo es su capacidad para adaptarse a una amplia gama de formatos y estilos. Desde ensayos fragmentados hasta poesía visual y collages textuales, los textos discontinuos pueden adoptar una variedad de formas creativas y experimentales. Esta diversidad de formatos permite a los escritores explorar nuevas formas de contar historias, transmitir ideas o expresar emociones.
Cada formato de texto discontinuo tiene sus propias reglas y convenciones, lo que permite a los escritores jugar con la estructura y la presentación de su trabajo de manera única. Esta flexibilidad creativa fomenta la innovación y la experimentación en el campo de la escritura, desafiando las expectativas del lector y expandiendo los límites de lo que se considera literatura o comunicación escrita.
En la era digital, muchos textos discontinuos aprovechan las posibilidades de la interactividad para involucrar al lector de manera más activa en la experiencia de lectura. Esto puede manifestarse a través de enlaces hipertextuales, códigos QR, elementos multimedia incrustados o incluso herramientas de colaboración en línea que permiten al lector interactuar con el texto de formas nuevas y emocionantes.
La interactividad no solo hace que la experiencia de lectura sea más dinámica y participativa, sino que también puede enriquecer el contenido del texto al proporcionar acceso a recursos adicionales, contextos relevantes o perspectivas alternativas. Al permitir que el lector explore y contribuya al texto de manera activa, la interactividad transforma el acto de lectura en una experiencia colaborativa y colectiva.
¿Cuáles son los tipos de textos discontinuos? Como ya hemos visto, estos textos presentan la información de manera no secuencial mediante estructuras visuales, como las gráficas. Al ser formas breves y esquemáticas, permiten una comprensión rápida de los datos a los que acompañan. Pero ¿y sus tipos? Los detallamos a continuación:
Organizadas en filas y columnas, facilitan la organización de la información, de tal manera que el lector puede encontrar, por ejemplo, comparaciones y contrastes.
Ejemplo: tabla de temperaturas de una ciudad durante los últimos 10 años en el periodo estival.
Partiendo de datos numéricos, los gráficos de líneas, barras u otras representaciones contribuyen a una interpretación rápida y sencilla de un conjunto amplio de datos. En ellos, se observan datos estadísticos u otras tendencias.
Ejemplo: gráfico de la evolución del salario mínimo desde el año 2000.
Estos documentos cartográficos vienen acompañados de textos que facilitan el reconocimiento de elementos como ríos, fronteras, datos geoespaciales, entre otros.
Ejemplo: mapa político de un país.
Las infografías organizan información de manera temática y esquemática, por lo que, aunque forman parte de un todo, se leen de manera independiente, es decir, con total sentido. Se acompañan de elementos gráficos que amplían el sentido o lo respaldan. Las infografías, además, pueden utilizarse para explicar temas complejos, como pasa con las de tipo científico.
Ejemplo: infografía sobre las consecuencias de la automedicación.
Los cómics no pueden dejar de mencionarse como textos discontinuos. Ubicados como descripciones, diálogos u onomatopeyas en las viñetas, sus textos dan acceso a información que da sentido a la narración visual a la que acompañan.
Ejemplo: tiras cómicas como Mafalda.
Organizadas de manera cronológica, muestran eventos, hitos históricos o procesos temporales. En tanto secuencias, están acompañadas de textos explicativos cuya función es brindar contexto, ya sea mediante fechas o descripciones de sucesos.
Ejemplo: línea de tiempo sobre el desarrollo de las computadoras.
Estas representaciones visuales, en todos sus tipos (de árbol, conceptual, de Ishikawa, entre otros), establecen relaciones entre elementos o ilustran procesos. Los casos más conocidos son los diagramas de flujo, pero también se encuentran los de espina de pescado.
Ejemplo: diagrama de Ishikawa para explicar las posibles causas de determinado suceso.
Estos documentos organizan la información mediante campos específicos que los usuarios deben completar. Sea cual fuere el caso, se incluyen datos personales, solicitudes, información administrativa, información complementaria, entre otros.
Ejemplo: formulario de registro de una propiedad recientemente adquirida.
Las listas, usualmente presentadas como numeraciones o viñetas, organizan la información siguiendo los criterios de orden, cronología, pasos, entre otros. Favorecen, por lo tanto, a una lectura rápida y esquemática.
Ejemplo: lista de compras.
Para ilustrar mejor este concepto, consideremos algunos ejemplos de textos discontinuos en diferentes contextos:
El texto discontinuo desempeña un papel importante en el panorama de la comunicación escrita por varias razones:
Hemos observado cuáles son las características de los textos discontinuos, lo que nos permite ahondar en las diferencias de estos frente a los textos continuos. Pero ¿qué son estos y cómo se caracterizan? En términos simples, un texto continuo se entiende como aquel que sigue una estructura lineal, cuya organización se sigue de oraciones y párrafos, los mismos que permiten describir, explicar o argumentar sobre determinado tema u objeto de estudio. Ejemplos de estos tipos de textos son los artículos científicos, los ensayos, los textos literarios, los artículos de divulgación, entre otros. Por su parte, la definición de textos discontinuos nos indica que estos presentan la información de modo no lineal; es decir, esta se distribuye esquemáticamente utilizando símbolos, figuras, gráficas, entre otros, para dar sentido al conjunto. Este tipo de textos son funcionales para la presentación de datos o información de manera visual.
Siguiendo lo anterior, ¿cuáles son las principales diferencias entre texto continuo y discontinuo? Se diferencian en
la estructura, ya que los textos continuos son secuenciales, mientras que los discontinuos, se distribuyen en bloques independientes;
el propósito, ya que los textos continuos buscan desarrollar ideas de manera detallada, mientras que los discontinuos ofrecen datos de manera directa, comprensibles de manera aislada;
el formato, ya que los textos continuos se construyen mediante párrafos, mientras que los discontinuos acompañan a elementos visuales para complementar información visual;
la lectura, ya que los textos continuos requieren seguir el contenido de manera secuencial para ser comprendido, mientras que los discontinuos permiten una lectura más focalizada e independiente, enmarcada en un todo.
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