Máster Oficial Universitario en Pedagogía Montessori + 60 Créditos ECTS
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El desarrollo infantil se caracteriza por la adquisición progresiva de habilidades motoras, que son fundamentales para la independencia y la interacción con el entorno. Estas habilidades motoras no solo son importantes por sí mismas, sino que también están íntimamente vinculadas con el desarrollo cognitivo y social del infante.
Muchas de estas habilidades motoras contribuyen al proceso de aprendizaje y a las relaciones con los demás. En este contexto, la coordinación visomotora desempeña una función clave, ya que facilita el aprendizaje al permitir una mejor integración entre la visión y el movimiento.
La coordinación visomotora es la capacidad de integrar la percepción visual con el movimiento corporal para realizar tareas precisas y coordinadas. En ella, se busca fortalecer la capacidad del estudiante para coordinar sus movimientos con la información visual, facilitando así un aprendizaje más efectivo y una mayor autonomía.
Actualmente, es posible encontrar alumnado con dificultades en la coordinación visomotora. A través de la estimulación sensorial y la repetición de ejercicios específicos, se intenta restablecer o mejorar la conexión entre el sistema visual y motor, lo que facilita la recuperación de las funciones motoras. Para una correcta coordinación visomotriz, se deben considerar dos factores clave:
Una intervención adecuada puede mejorar la coordinación visomotora del alumnado, facilitando el desarrollo de habilidades esenciales para su aprendizaje y actividades diarias. Especialmente en la intervención se combina psicopedagogía y neuropsicología, adaptando las sesiones a cada estudiante según una evaluación completa y precisa.
La evaluación de la coordinación visomotora es esencial para entender cómo un estudiante integra la información visual con sus habilidades motoras. Existen diversos instrumentos, como el Test Gestáltico Visomotor de Bender y el Test de copia de figuras complejas, que se emplean para obtener una visión detallada del desarrollo visomotor del alumno. Aunque también se utilizan pruebas más detalladas, como tareas de dibujo, manipulación de objetos y ejercicios de reacción y coordinación. Estos métodos ofrecen datos valiosos que pueden ser de gran ayuda para los profesionales encargados de la evaluación del estudiante.
Desde los primeros meses de vida, es importante introducir al alumnado a actividades que fomenten el desarrollo de la coordinación visomotora, ya que les permite aprender a equilibrar su cuerpo, coordinar sus brazos y piernas, y controlar sus músculos.
Trabajar la coordinación visomotora en el aula puede ser muy beneficioso para los estudiantes, ya que mejora su capacidad para realizar tareas que requieren precisión y control. Hay muchos ejercicios que se pueden realizar, desde los más simples hasta los más avanzados.
Entre las actividades más comunes y utilizadas se encuentran hacer rompecabezas, jugar con plastilina, dibujar y atrapar una pelota. Del mismo modo, otras actividades motoras como juegos de construcción, acertijos y deportes son fundamentales para fortalecer la psicomotricidad infantil. Estas actividades contribuyen a desarrollar la conexión entre la percepción visual y el control motor, que es crucial para realizar tareas más complejas en etapas posteriores.
Estas prácticas estimulan aspectos clave como la visión, la planificación, el tiempo de reacción, la ejecución y la atención, fortaleciendo la motricidad fina y la coordinación visomotora.
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