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El legado de Jorge Donn trasciende la danza: su vida encarna el espíritu del arte en movimiento. Su historia inspira a cada paso, sobre todo, a artistas de todo el mundo, quienes ven en él un ejemplo de tenacidad, comunicación de emociones a través del cuerpo, fuerza y entrega absoluta a una de las artes más sublimes. Como se ve, Donn marcó un antes y un después en el mundo del ballet y la danza clásica. En honor a su imagen, cada 28 de febrero se celebra el Día del Bailarín, momento en el que no solo se le recuerda como referente de la danza, sino también como inspiración para explorar sentimientos, sensaciones, el universo mismo, superando los límites de la corporalidad.
Jorge Donn es la personalidad de la danza que le dio fecha al Día del Bailarín en Argentina, una jornada dedicada a la conmemoración del trabajo, la entrega, la creatividad y, por supuesto, el talento de quienes se dedican a este arte. Conocido desde muy joven en el ámbito artístico nacional e internacional, Donn destacó por su libertad creativa, su constante innovación en el vocabulario del movimiento y por su excepcional comunicación de emociones a través del cuerpo.
Estas destrezas y aptitudes, sumadas a su perseverancia, lo llevaron a ser parte de uno de los ballets más importantes del mundo. De hecho, a sus cortos 15 años, tras conocer a Maurice Béjart –bailarín y coreógrafo belga de gran reputación–, Donn decidió mudarse a Bruselas, donde comenzaría su carrera como integrante del Ballet del Siglo XX dirigido, precisamente, por Béjart.
Esta historia inicia el 28 de febrero de 1974, cuando Donn nace en Palomares (Buenos Aires). Atraído por la danza desde pequeño (una clara muestra de su vocación), comenzó a formarse a sus cortos ocho años en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, donde desarrolló sus habilidades de la mano de Aida Mastrazzi y María Ruanova, e incluso de María Fux, otra coreógrafa importante en la escena artística bonaerense y argentina.
Su relación con la danza y sus ansias por alcanzar su mejor versión, así como su deseo de ser parte del elenco de la compañía de Béjart, quien lo había rechazado en Buenos Aires, lo llevaron a Bruselas con apenas dieciséis años con un boleto de barco solo de ida. Béjart, al verlo frente a él, a kilómetros de distancia de su tierra natal, queda impresionado por la tenacidad de Donn, por lo que lo admite como reemplazo de troupe.
Tras un arduo trabajo, logró sortear las dudas de Béjart y consiguió sorprenderlo en su primer protagónico, en el que Donn demostró su plasticidad y capacidad expresiva. Se trata de Romeo y Julieta. Este fue el inicio de una carrera brillante, cuyo principal hito fue la decisión de Béjart de hacerlo bailarín principal de su ballet. De hecho, Béjar llegó a componer más de treinta obras para que Donn las protagonizara. Así, Donn se ganó todos los reconocimientos, incluido el puesto de director artístico del Ballet del Siglo XX.
A pesar de la fama y el prestigio en Europa, el reconocimiento de Donn en Argentina tardó, ya que, en el momento más álgido de su carrera, su arte se veía con prejuicios en su país de origen. Como reconocimiento a su trayectoria e influencia en las artes de Argentina y el mundo, se decretó, en 1994, el Día del Bailarín tomando como referencia su día de nacimiento. Este justo homenaje permite reconocer sus aportaciones a la danza, así como contribuir a la lucha contra los estereotipos sociales en torno a las artes.
Donn falleció en Lausana (Suiza) el 30 de noviembre de 1992 con apenas 45 años a causa de complicaciones con el sida.
Jorge Donn interpretó Bolero de Ravel en Los Unos y los Otros (1981)
La carrera de Jorge Donn estuvo plagada de momentos espectaculares, méritos, innovaciones e incontestables demostraciones de su talento. Si bien se señala que uno de sus momentos más destacados fue su nombramiento como director artístico del Ballet del Siglo XX en 1976, también es necesario mencionar sus colaboraciones con grandes artistas y los premios que recibió en honor a su trayectoria. Veamos, a continuación, un resumen de estos hitos de su carrera:
George Balanchine lo invitó como primera figura del New York City Ballet en 1976.
Recibió el Dance Magazine Award en 1979.
Fue reconocido por la Fundación Konex, en 1989, como uno de los mejores bailarines de la historia argentina.
Actuó en escenarios icónicos como la Ópera de París (Francia), el Teatro Colón (Argentina), el Teatro Bolshói (Rusia), el Festival de Baalbek (Líbano), el Teatro Real de la Moneda (Bélgica), entre otros.
Maurice Béjart compuso más de treinta obras para él, entre las que destacan las siguientes: Bhakti (1968), Nijinski, clown de Dios (1971), Leda (1978), Bolero (1979), Adagietto (1981), El concurso (1985), entre otros.
Participó en la película Los Unos y los Otros de Claude Lelouch, en la que interpreta Bolero de Ravel.
Compartió escenarios con Maia Plissetskaia, Ekaterina Maximova y Natalia Makarova.
Se presentó públicamente por última vez con la interpretación de Bolero y Diva a sus 39 años.
Tras dejar la compañía de Béjart, Formó su propia compañía L’Europa Ballet en 1988.
Recibió homenajes póstumos de coreógrafos como Béjart, Denys Ganio y Grazia Galante.
Estos son algunos de los hitos de Jorge Donn en su carrera en la danza clásica.
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