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Practicar ciclismo es una de las actividades físicas más completas que puedes realizar, ya que tiene un impacto positivo tanto a nivel físico como mental. Cuando pedaleas, ejercitas diferentes grupos musculares, lo que te ayuda a tener más fuerza y resistencia. Esto sucede principalmente con las piernas, pero también se trabajan músculos de otras áreas, como los abdominales, los brazos y los hombros.
Además, el ciclismo mejora tu circulación sanguínea y resistencia cardiovascular, y es que, el esfuerzo constante de pedalear no solo tiene impacto sobre los músculos, sino que aumenta la capacidad del corazón de bombear sangre y suministrar oxígeno a los tejidos del cuerpo. Por último, el ciclismo puede ayudarte a reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas.
¿Sabías que las personas que utilizan la bicicleta, de forma regular, tienen menos probabilidades de sufrir problemas del corazón, diabetes tipo 2 u obesidad? Así que, si estás buscando una actividad que beneficie a tu esqueleto, músculos y corazón, el ciclismo podría ser la opción perfecta para ti. También conviene destacar el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible y saludable.
A menudo, solemos confundir deporte de alta resistencia con deporte de impacto, o deporte sin impacto con un ejercicio poco exigente, pero esto no tiene por qué ser así. Podemos realizar actividad física de alta intensidad sin perjudicar nuestra estructura ósea. Los deportes de impacto son actividades en las que el cuerpo experimenta fuerzas bruscas o golpes repetitivos, lo que puede resultar en un impacto considerable en las articulaciones, músculos y huesos. Estos deportes incluyen correr en superficies duras como el asfalto, deportes de contacto o saltos.
Así, las peores consecuencias de realizar deportes tan agresivos para el sistema músculo-esquelético son: lesiones en la columna vertebral, como hernias discales; fuertes episodios de dolor lumbar, lesiones en las cervicales, que provocan mareos y vértigos; o desgaste articular, llevando a una pérdida prematura de cartílago.
Por contra, el ciclismo es considerado una opción más segura si se busca practicar un deporte de alta resistencia, ya que, al ser un deporte de bajo impacto, minimiza el estrés en las articulaciones y músculos, lo que reduce significativamente el riesgo de lesiones musculo-esqueléticas. Además, al ser una actividad de resistencia aeróbica, fortalece el sistema cardiovascular, mejora la capacidad pulmonar y promueve la quema de calorías sin ejercer una presión excesiva en las articulaciones.
El ciclismo, en particular el ciclismo de montaña o de carretera, ofrece un entrenamiento completo, ayudando a fortalecer piernas, glúteos, abdomen y espalda, sin el impacto directo que se experimenta en deportes de alto impacto.
Montar en bicicleta con regularidad ofrece una amplia gama de beneficios para la salud, tanto físicos como mentales. ¡Aquí te dejamos algunos de ellos para que empieces a practicar hoy mismo!
El ciclismo es un excelente ejercicio cardiovascular que fortalece el corazón, mejora la circulación sanguínea y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas. Ayuda a disminuir la presión arterial y a controlar los niveles de colesterol, promoviendo así un corazón más saludable.
Al pedalear, se involucran varios grupos musculares, incluyendo cuádriceps, glúteos, pantorrillas y músculos de la espalda. Este ejercicio fortalece estas áreas, mejorando la fuerza y resistencia muscular. Además, al ser de bajo impacto, el ciclismo es suave para las articulaciones, reduciendo el riesgo de lesiones en comparación con otros deportes.
El ciclismo regular ayuda a quemar calorías y a aumentar el metabolismo, lo que contribuye al control del peso corporal. Es una excelente opción para quemar grasas y mantener un peso saludable.
Montar en bicicleta también tiene beneficios para la salud mental. Ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y mejora el estado de ánimo al liberar endorfinas, los neurotransmisores responsables de la sensación de bienestar. Además, estar al aire libre y disfrutar del entorno natural durante el ciclismo puede tener efectos positivos en el estado de ánimo y la salud mental. Si decides salir en bici por entornos naturales, notarás aún más estos efectos.
El equilibrio y la coordinación se mejoran notablemente al montar en bicicleta. Este ejercicio requiere habilidades de equilibrio y coordinación para mantenerse en la bicicleta, maniobrar en diferentes terrenos y mantener el control en diversas situaciones.
El ciclismo puede ser una actividad social, ya sea uniéndote a grupos de ciclistas o compartiendo salidas con amigos y familiares. Esta conexión social y el compañerismo también contribuyen positivamente a la salud mental y emocional. Una buena idea es planificar una ruta en bicicleta en grupo o incluso animarse a viajar en bicicleta por entornos rurales o naturales
Salir con ciclismo cada tarde, por ejemplo, aumenta los niveles de energía y reduce la fatiga. Ya se conoce que moverse de manera constante activa la circulación y mejora la oxigenación del cuerpo, lo que tiene un impacto directo en la vitalidad. ¿Sientes cansancio crónico? Sal con la bici, te sentirás más activo sin necesidad de estimulantes artificiales.
Hacer ejercicio, como montar en bicicleta, ayuda a la regulación de los ciclos de sueño. Esto no se produce únicamente por hacer actividad física, sino también por hacerlo al aire libre. Además, disminuye el insomnio asociado al estrés y la ansiedad, permitiendo descansar mejor durante la noche y despertar con más energía.
Si eres de los que eligen la bici por delante del coche, debes saber que estarás contribuyendo a la reducción de emisiones contaminantes. Y no solo eso, puesto que también reducirás la contaminación acústica y mejorarás la calidad del aire en las ciudades. Cada kilómetro pedaleado supone un gran gesto en favor del planeta. De hecho, muchos defensores de la movilidad sostenible destacan cómo el uso de la bicicleta puede transformar nuestras ciudades.
Superar rutas y alcanzar metas personales genera una sensación de logro que fortalece la autoestima. Esta disciplina ayuda a construir una imagen más positiva de uno mismo, fomentando la autoconfianza y el bienestar emocional. Además, rodar en bicicleta en distintos terrenos permite vivir experiencias nuevas que aumentan tu motivación y percepción de logro.
Lo primero que debemos saber es que practicar ciclismo no activa una única parte del cuerpo, sino que se ponen en marcha varios grupos musculares del cuerpo. Aunque la mayoría de personas te diga que solo se trabajan las piernas, existen otras zonas importantes que se ven impactadas positivamente. ¡Vamos a verlas!
Los músculos más involucrados, como es normal, son las piernas. Cuando pedaleamos, se ejercitan los cuádriceps, los isquiotibiales y las pantorrillas. Por otro lado, los glúteos también trabajan cuando se trata de rutas con cierto desnivel o al usar una gran resistencia.
Esta zona del cuerpo también se trabaja. ¿Cómo es posible? Porque el core juega un papel fundamental en el equilibrio y la estabilidad sobre la bici. Todo el abdomen y zona lumbar entra en acción para que mantengamos una postura correcta y evitemos sobrecargas en la espalda.
El manillar no sirve únicamente como timón de la bicicleta. Nos sirve de apoyo, pero, claro, al mantener el equilibrio, los bíceps, tríceps y deltoides se activan para absorber impactos.
Si trabajar tu postura sobre la bici, verás cómo tu espalda alta y los músculos cervicales se fortalecen. Eso sí, también debes estirar estas zonas para evitar tensiones que acarreen una lesión.
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