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Podemos empezar definiendo lo que es el ruido. Según la RAE, ruido es un sonido, o conjunto de sonidos confusos o poco armónicos. Es difícil saber dónde se encuentra la frontera entre sonido y ruido porque cada persona tiene una sensibilidad diferente y, un mismo sonido, puede ser catalogado como molesto por unos y armonioso por otros.
Además, según la situación en la que nos encontremos, la sensación varía en un mismo individuo. Los decibelios que podemos no considerar molestos en una discoteca nos parecerán ensordecedores si intentamos dormir. ¿Te animas a descubrir cuáles son los efectos del ruido en la salud de una persona? ¡Vamos!
La realidad es que los sonidos, aunque sean poco armoniosos, tienen que alcanzar una determina intensidad, unos determinados decibelios (dB), para ser considerados ruido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos dice que si el sonido supera los 65 dB lo podemos considerar ruido, si sobrepasamos los 75 dB ya produce daños y a partir de los 120 dB ya es un nivel que produce dolor. Para situarnos, en nuestra vida cotidiana, el nivel de ruido que produce una respiración normal es de 10 dB, una conversación normal 60 dB y una conversación a gritos 90 dB.
>> Lo recomendable sería que no se superaran los 60 dB durante el día y, por la noche, para poder dormir adecuadamente, no superar los 30 dB.
La contaminación se produce cuando en un determinado entorno se agregan elementos que afectan a su equilibrio. El ruido es un problema ambiental que se clasifica como contaminante atmosférico con un carácter físico, porque es una forma de energía que se transmite en ondas. Con respecto a otros contaminantes, el ruido no permanece en el tiempo, en el momento en que la fuente deja de emitir sonido, la contaminación desaparece, aunque sus efectos puedan perdurar en las personas.
Cuando se alteran las condiciones de un lugar, porque hay un ruido excesivo, estaremos hablando de contaminación acústica. Los humanos somos los principales culpables de la aparición de estos ambientes ruidosos que pueden proceder de infinidad de fuentes de ruido, algunas son: el tráfico aéreo, ferroviario y de automóviles, las industrias, las obras de construcción, el ocio nocturno, …
La exposición al ruido puede ser por un sonido muy fuerte y repentino que cesa al momento, como el sonido de una explosión, o por un ruido ambiental con una exposición continuada, como puede ocurrir en una fábrica, donde los trabajadores pueden estar sometidos durante su jornada laboral a un exceso de decibelios, o el uso de cascos para escuchar música con un volumen muy por encima del recomendado.
Es imprescindible que reduzcamos la contaminación acústica en nuestra vida diaria. Hay algunas medidas que se han empezado a aplicar, en cuanto al tráfico rodado, sin duda la introducción del coche eléctrico es una de ellas, pero también el asfalto y las ruedas, además de la colocación de paneles absorbentes. En las ciudades se están peatonalizando calles y se aumentan los carriles bici y las zonas verdes. Hay ciudades en donde han aplicado normativas para reducción de ruido y se ha comprobado que sus habitantes han mejorado su bienestar.
Cuando, por motivos de trabajo, es necesario estar expuesto diariamente, durante 8 horas, a emisiones sonoras altas, es necesario utilizar los dispositivos de protección auditiva (DPA) que mitigan los ruidos que entrarían a través del conducto auditivo. Además, tenemos en España el Real Decreto 286/2006, del 10 de marzo, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición al ruido.
En cuanto a las viviendas, existe una normativa específica en el Código Técnico de la Edificación (CTE), es el Documento Básico de Protección frente al ruido DB-HR que tiene por objeto, con su obligado cumplimiento, evitar las molestias y enfermedades que el ruido pueda provocar. Para ello, la vivienda debe de estar protegida y tener aislamiento acústico al ruido aéreo, aislamiento acústico al ruido de impacto y control del ruido y de las vibraciones de las instalaciones.
El Ministerio de Sanidad considera que la exposición al ruido es un problema de salud pública y prevé que sigan creciendo los niveles a los que estaremos expuestos en la próxima década.
Para hablar del efecto del ruido en nuestro organismo deberemos hablar del efecto directo que provoca, la pérdida auditiva y los acúfenos o tinnitus (sensación de ruido sin que exista una fuente externa de sonido). También existen los efectos extrauditivos, como pueden ser, alteraciones de sueño, problemas cardiovasculares, estrés, bajo rendimiento en el trabajo, enfermedades mentales…
Por lo tanto, los riesgos de exposición al ruido son diversos, desde los que son puramente fisiológicos, hasta los psicológicos.
En cuanto a la pérdida de capacidad auditiva, puede afectar a individuos de cualquier edad, incluso niños, y esta puede ser inmediata o puede pasar mucho tiempo hasta que la percibimos, porque vamos perdiendo audición poco a poco tras la reiterada exposición; puede ser temporal o permanente; y puede afectar a uno o a los dos oídos.
Os dejamos este artículo sobre la Audiología y foniatría: una disciplina del lenguaje que creemos que os puede interesar por estar directamente relacionado con los efectos del ruido en la salud.
El concepto de ruido varía con el individuo, pero existen unos umbrales que no se deben de sobrepasar, por lo que debemos de luchar para que la contaminación acústica sea cada vez menor y no existan problemas de salud provocados por esa exposición a sonidos demasiado elevados.
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