Curso en Reflexología Podal (Curso Online en Reflexologia Podal + 8 Créditos ECTS)
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¿Alguna vez has asistido a una sesión de reflexología facial? Si no es así, tienes que saber que se trata de una terapia natural encuadrada dentro de las medicinas alternativas. Te van a tratar las zonas de la cara para solucionar distintos problemas que tengas en otras partes del cuerpo. Simplemente con las manos, el reflexólogo conseguirá unos resultados positivos.
¿Quieres descubrir todos los secretos de la reflexología facial e incluso ser un experto/a? ¡Empezamos!
A continuación, vamos a profundizar en esta interesante terapia natural y a conocer todos los secretos que esconde. Y es que a pesar de que no hay estudios concluyentes que certifiquen su efectividad, se trata de una medicina alternativa que combina a la perfección con la natural y científica, ya que no se basa en tratamientos invasivos.
Vamos a ver qué es la reflexología facial.
La Reflexología facial es un conjunto de técnicas englobadas en una metodología, en la que se aplican distintos tratamientos basados en elementos naturales, con el objetivo de generar una mayor actividad y estimulación de la piel.
Esta técnicas se aplican con una clara intención integrativa y desde un enfoque holístico, es decir que además de sus múltiples beneficios visibles en la piel, el tratamiento revierte positivamente las dolencias, trastornos o las distintas funciones de los órganos del cuerpo.
Y esto porque se piensa que en el rostro humano existen diferentes puntos y terminaciones nerviosas ligadas a los mecanismos de órganos como el corazón, el pulmón, el colon o el intestino delgado.
Desde esta perspectiva, se aplican los canales energéticos, a través de la terapia natural que estimule los puntos reflejos que incite en mayor volumen la liberación de sustancias bioquímicas. De esta manera, se refuerza la respuesta inmune del organismo y se puede mantener un control del dolor.
La Reflexología facial ha tomado muchos preceptos de la medicina oriental, la cual entiende el funcionamiento del cuerpo como un todo, incluyendo la mente y el estado emocional.
¿Solo me pueden tratar a través de mi cara? Por supuesto que no. Como he mencionado anteriormente existen distintos puntos reflejos en nuestro cuerpo que liberar sustancias bioquímicas. Estos puntos reflejos pueden estar en la cara, en el cráneo, en las manos o en los pies. Por ello, no existe un solo tipo de Reflexología, sino que tenemos todas las siguientes:
Existen diferentes tipos de reflexología, en función de la parte del cuerpo en el que se focalice. Así, podemos encontrar:
¿Y para qué sirve la reflexología facial? ¿Qué nos provoca? Lo vamos a ver en el siguiente apartado, pero antes tienes que conocer que favorece el mantenimiento y la salud de la piel, puesto que solamente se emplean elementos naturales en el desarrollo de los tratamientos. Y, además, tiene una multiplicidad de beneficios para el resto el funcionamiento del organismo en general.
La reflexología facial es un moderno método terapéutico que consiste en la estimulación facial de forma natural con terapias en las que se trabajan todo tipo de trastornos y dolores musculares y esqueléticos entre otras cosas. Esta terapia tiene su origen en la medicina oriental, a la que se suman los nuevos descubrimientos de la neurología. Por medio de la reflexología facial podrían tratarse trastornos como los siguientes:
La reflexología facial a la hora de tratar tanto a niños como a adultos resulta muy efectiva. Esta terapia es complementaria e integrativa a otros tratamientos. Además, sus efectos se pueden potenciar con una dieta que sea adecuada al tratamiento.
La reflexología facial aporta una gran cantidad de beneficios, entre los cuales podemos destacar los siguientes;
La moxibustión con palos de moxa la utilizan terapeutas especializados en reflexología facial, y da también muy buenos resultados. El calor actúa como una aguja de acupuntura en el punto vivo y alcanza la zona refleja de forma más precisa y profunda. La moxa multireflex alcanza unos 700 °C gracias a su alta densidad.
¿Y cómo se hace este tipo de tratamiento? Primero tienes que sostener la moxa entre el pulgar, el índice y el mayor; el auricular procura un apoyo sobre la piel del paciente, estableciendo la distancia óptima de casi dos centímetros.
Luego debes desplazar la moxa muy lentamente prestando atención a las reacciones del paciente, ya que ciertos puntos le causaran una sensación de quemadura más viva que otros.
Cuando el paciente se manifieste de cualquier manera, alejar rápidamente la moxa en unos centímetros durante unos segundos, luego reanudar la acción en el mismo sitio dos veces más.
Se ha podido notar que en los países con clima templado, las personas son más sensibles al calor. Esto lo tienes que tener en cuenta.
La acción de calentar zonas del cuerpo está particularmente recomendada en casos de afecciones causadas por el frío como la gripe, los reumatismos, las inflamaciones de la zona ORL, como sinusitis, entumecimientos, hematomas… La moxa no se empleará más de una vez por día, ya que abusar de lla pueden causar quemaduras.
El tratamiento se lleva a cabo mediante la presión manual de diversos puntos en distintas zonas de la cara y cráneo, cada uno con una relación específica con el sistema neuromotor y neurovegetativo. La presión tiene la función de estimular y producir la liberación de neurotransmisores y endorfinas que actúan en funcionamiento orgánico endocrino, circulatorio y linfático de todo el organismo, equilibrándolo y estabilizándolo.
El rostro humano posee alrededor de mil doscientas terminaciones nerviosas que están relacionadas con el sistema nervioso central. Estas zonas reflexológicas mantienen una estrecha comunicación con órganos internos y glándulas, así como con el sistema circulatorio y el sistema linfático. Se conectan, además, con los canales energéticos conocidos como meridianos (nadis) por la medicina china.
En primer lugar, será necesario llevar a cabo un análisis fácil para podernos hacer una idea de como está nuestro paciente. En función de ello se elige el tratamiento más adecuado para el paciente. Una sesión dura aproximadamente una hora u hora y media, y suele prolongarse unos 2 o 3 meses, según el caso. Las sesiones por lo general se imparten una vez a la semana.
Para facilitar el tratamiento, antes de cada sesión se aplica un aceite natural de rosa mosqueta, aceite de oliva u otro extraído en frío. Luego, el terapeuta distinguirá los puntos a tratar y hará una presión suave en aquellas zonas del rostro que así lo requieran, con la intención de desbloquear energéticamente los nervios y permitir el libre y adecuado flujo de impulsos nerviosos y de la circulación sanguínea. Un bloqueo se puede sentir cuando se forma un depósito de fibras en el nervio (o punto) que impiden dicha circulación.
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