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Si quieres tener una comunicación efectiva y persuasiva, una de las claves es mejorar tus habilidades en la oratoria. Aprendiendo sobre esta, tendrás mejor manejo del discurso y podrás llegar de manera asertiva a más personas al dominar las características de la oratoria. ¡Sigue leyendo para conocer 10 características de un buen orador! ¿Vamos?
Ser un buen orador y saber cómo ser un buen expositor oral sin duda es un arte que, además de habilidades y talento, requiere aprendizaje y disciplina, de manera que la comunicación se logre de manera efectiva y que el mensaje verdaderamente influya en los que escuchan al orador y los motive a algo. ¡Quédate y conoce todos los detalles de las 10 características de un buen orador con nosotros!
A continuación, te mostramos cuáles son las 10 características de un buen orador. ¡Vamos!
Un buen orador irradia confianza en sí mismo y en su mensaje, es decir, se nota que maneja un tema, que sabe de lo que habla, que está convencido.
Tener una postura segura, un lenguaje corporal abierto y un tono de voz convincente son signos de confianza y generan credibilidad ante la audiencia. Un truco es enfatizar con la voz en lo que quieras resaltar. Esos cambios de voz son importantes para darle también dinamismo a una exposición o charla. Eso sí, lo primero es creer en ti para así transmitirlo. Todo esto fortalece también la credibilidad de un orador preparado.
Un buen orador domina el tema sobre el cual está hablando, no improvisa. Un error es hablar de algo que no se conoce o para lo que no se está preparado. Así que la investigación a fondo es vital; toda la información relevante sobre el tema, además de la comprensión del mismo, es imprescindible para el buen orador.
Un buen orador no solo habla, sino que sabe escuchar al otro. De esta manera aprende y puede intercambiar inquietudes o responderlas. Establece cercanía con los oyentes.
Un buen orador se expresa de manera clara y concisa. No trata de confundir con un lenguaje fuera del alcance del público, sino que hace todo a la altura, pero para que todos lo comprendan. Un buen dato es usar ejemplos en diferentes momentos de la presentación o intervención, para dar mayor claridad de lo que se expone. Esto garantiza además la recordación del mensaje y demuestra las características del buen comunicador.
Un buen orador es capaz de adaptarse a diferentes situaciones y audiencias, ajustando su estilo de comunicación, tono y lenguaje para conectarse con las personas que lo escuchan. Esta flexibilidad es una de las principales características de un expositor eficaz.
Un buen orador cuenta historias de manera empática, poniéndose como se dice popularmente en los zapatos de los demás, cautivando sus miedos o emociones a fin de retener su atención. Esta capacidad es un recurso clave que fortalece las características del discurso oratorio.
Un buen orador es capaz de conectar a su audiencia por medio de la empatía, creando cercanía y no juzgando a sus oyentes.
No hacer un discurso tenso, sino espontáneo, tomarse las cosas con humor, sin que se haga de este un recurso pesado, puede ser una buena estrategia en la oratoria.
Un buen orador tiene un sentido del tiempo y es capaz de administrar el discurso de manera adecuada. Se adapta a los límites de tiempo que le dan, no se extiende, es preciso.
A un buen orador la pasión se le nota a flor de piel. No necesita aparentar, sino que su mensaje es cargado de esa emoción que solo tienen los que disfrutan un tema. Por eso es muy importante que el orador conecte con lo que va a decir, lo crea, pues de esta manera puede transmitirlo con mayor facilidad.
Ya conoces las 10 características de un buen orador. Como ves, la pasión por el tema y el conocimiento del mismo son los pasos para ser un buen orador, claves y básicos para que puedas ir aplicando otras características sobre cómo ser un buen orador que harán que tu oratoria sea bien recibida por tu audiencia y, por tanto, tu mensaje se transmita de la mejor manera posible. Es decir, no es solo hablar en público o no tenerle miedo a una audiencia, se trata de sentirlo y así mismo proyectarlo, se trata de contagiar esa pasión con los elementos indispensables de la oratoria.
Si quieres ser un orador exitoso debes prepararte para ello, y qué mejor que hacerlo de la mano de los mejores, ampliando tu conocimiento con un estudio que te permita mejorar todas tus habilidades del orador y saber cómo practicar oratoria en casa. Así, poco a poco descubrirás cómo se un buen orador que transmite con seguridad.
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Cuando se trata de mejorar la oratoria, es necesario aplicar técnicas efectivas para comunicar más y, sobre todo, mejor. En lo que sigue, se abordan cinco de ellas que han demostrado ser las más pertinentes.
Una de las principales características de la oratoria es captar la atención del público y, en el mejor de los casos, cautivarlo. ¿Cómo se consigue? No basta con el conocimiento del tema, desde luego; también es importante considerar cuáles son las expectativas de la audiencia, sus preferencias, su grupo etario, entre otros aspectos. Esto permite trabajar incluso desde las emociones, lo que impacta en la creación de una conexión más profunda con las personas.
Entre los elementos de la oratoria, se encuentra la interacción. Incluso, en los seminarios o conferencias más tradicionales, los integrantes del auditorio contribuyen con preguntas u otros tipos de participaciones. Siguiendo esto, en las últimas décadas, se ha priorizado la dinamización de los eventos en los que el/la expositor/a van más allá de compartir unidireccionalmente sus conocimientos. Un claro ejemplo de esta acción se encuentra en las charlas TED, en las que rara vez se encuentran conferencias monótonas.
Volvemos al ejemplo de las charlas TED. Este formato ha demostrado que la utilización de imágenes, vídeos y sonidos no solo capturan la atención del auditorio de manera más eficiente, sino que también permite la comprensión profunda de los contenidos de la conferencia. Esto se debe a que todos estos elementos se apoyan entre sí para ampliar sentidos, fortalecer explicaciones y abordar de una manera más amable conceptos complejos. Así se garantiza la comprensión del mensaje.
Entre las técnicas de un buen orador se encuentra evitar, a toda costa, las muletillas o vicios del lenguaje. Se trata de pequeñas pausas innecesarias en las que se oyen palabras, frases u otros sonidos que operan como cuñas entre ideas. Lo ideal es comunicar con fluidez utilizando conectores lógicos, encadenando ejemplos o realizando pequeños silencios para enfatizar secciones, ideas o elementos de mayor relevancia en el discurso.
Pero cuando se trata de las características del buen expositor, no podemos dejar de mencionar el storytelling. Consiste, en pocas palabras, en contar historias cuyo objetivo es amplificar la conexión emocional con la audiencia, la cual espera verse reflejada en la historia. Con esto de por medio, el buen expositor consigue la meta más importante en lo que concierne a la comunicación: transmitir ideas de manera clara y efectiva.
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