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Si hay algo que nunca dejaremos de hacer, consciente e inconscientemente, como seres humanos, es aprender. Pero ¿sabemos acaso cómo funciona ese proceso en nuestra mente? ¿Es el cerebro el órgano destinado para tal fin? ¿Cómo funciona este músculo y cómo aprendemos? Estas son algunas de las interrogantes que aclararemos en el contenido de este post. No dejes de leerlo.
Nuestro cerebro es uno de los órganos más interesantes del cuerpo humano; está compuesto por millones de neuronas y el proceso de aprendizaje se ejecuta allí. Además, es el cerebro el encargado de regular todas las funciones de nuestro organismo.

El órgano más complejo de nuestro cuerpo, implicado en todas las funciones que llevamos a cabo día a día y que nos mantiene vivos, es el cerebro. Acciones como pensar, razonar, hablar, respirar, parpadear y muchas otras dependen de él.
A través de los sentidos, el cerebro recibe la información, la procesa y le da significado; además, regula la temperatura corporal, la respiración, la digestión y la circulación sanguínea. Está compuesto por 100.000 millones de neuronas que conforman un sistema estructural donde almacena cogniciones, emociones, memoria y sueño, y regula las funciones sensoriales y motoras.
Debido a las estructuras neuronales y a los procesos químicos y eléctricos que se dan en el cerebro, se produce el aprendizaje; pero, a su vez, el aprendizaje modifica las estructuras neuronales a través del tiempo.
La neurociencia se encarga de este estudio, pero en materia de aprendizaje, y gracias a diversas investigaciones, ha surgido la neuroeducación, disciplina donde convergen la psicología, la neurociencia y la pedagogía.
Entonces, el proceso de aprendizaje se relaciona con tres elementos:
Las emociones. Los contextos emocionales positivos facilitan el aprendizaje y la memoria.
La atención. La novedad y la curiosidad son factores determinantes en el aprendizaje. Por ello, las clases deben estructurarse en bloques: uno inicial que llame la atención, otro para debatir y reflexionar, y un último para resumir y extraer conclusiones.
La memoria. Se memoriza cuando activamos la memoria a corto plazo y transferimos la información a la memoria de largo plazo; para este proceso se requieren práctica y tiempo.
Según William Glasser, el aprendizaje se da a través de la experiencia, pues allí se fijan vías de comunicación sobre el conocimiento que se recibe. La participación de estímulos auditivos, visuales y emocionales complementa este proceso.
En su libro ¿Cómo aprendemos?, Héctor Ruiz Martín destaca la relación entre los mecanismos cognitivos que controlan la memoria y el aprendizaje, y los factores socioemocionales como la motivación y el desempeño. También resalta la importancia del feedback, la evaluación y la comprensión de los principios científicos para complementarlos con la experiencia personal y fortalecer el aprendizaje.
El libro del periodista y científico Benedict Carey, Aprender a aprender, presenta sencillas estrategias para estimular el aprendizaje o diferentes maneras de aprender. Cambiar de escenarios, distraerse cada cierto tiempo o soñar despierto son acciones naturales que promueven la creatividad y la retención.
El hecho de cómo aprendemos los seres humanos es un tema que sigue evolucionando y buscando estrategias que fomenten un aprendizaje adaptado a los cambios actuales.
Cómo aprendemos a hablar, cómo vivir en sociedad, cuáles son los estilos de aprendizaje y qué modelos de aprendizaje existen son puntos importantes que la neuroeducación investiga y analiza para promover el conocimiento y facilitar el proceso.
En la manera en cómo aprendemos influyen diversos aspectos, y uno de ellos es el estilo de aprendizaje. Para algunas personas, aprender resulta más sencillo observando, pues los colores o imágenes les ayudan a comprender mejor.
Por otra parte, algunas personas aprenden con más facilidad leyendo, y esta constituye su forma más rápida de aprender. ¿Te preguntas cuál es el estilo de aprendizaje más efectivo para ti?
Para responder a esta interrogante, debemos recordar que cada persona aprende de manera única y suele sentirse cómoda con un estilo particular.
Siguiendo lo anterior, estos son los autores del libro Los estilos de aprendizaje: procedimientos de aprendizaje y demora. En él, Alonso, Gallego y Honey brindan definiciones y puntos clave para identificar nuestra forma predilecta de aprender.
Según los autores, podemos encontrar cuatro estilos de aprendizaje:
Activos. Son estudiantes que prefieren el estilo de aprendizaje activo. Disfrutan de nuevas experiencias, no son escépticos y poseen una mente abierta. Además, no presentan dificultades para aprender tareas nuevas.
Reflexivos. Son individuos que aprenden a través del análisis de experiencias desde diferentes ángulos. Son calculadores y analizan datos después de una reflexión cuidadosa.
Teóricos. Este estilo corresponde a personas perfeccionistas, analíticas y que buscan aprender mediante teorías coherentes, sin dejar cabos sueltos ni preguntas sin resolver.
Pragmáticos. Son individuos prácticos y realistas que comprueban sus ideas tomando decisiones y resolviendo problemas concretos.
Hay que dejar en claro que la manera en cómo aprendemos varía según los autores. No solo existen los estilos detallados anteriormente, sino que también podemos encontrar los siguientes:
Estas personas aprenden con el estilo de aprendizaje lógico, empleando el razonamiento en lugar de la contextualización. Suelen utilizar esquemas que muestran los puntos clave de un tema y asocian palabras aun sin haber encontrado la respuesta. Asimismo, está claramente relacionado con el cálculo matemático y la comprensión profunda de relaciones entre elementos, de ahí la capacidad de llegar a conclusiones lógicas.
También conocido como aprendizaje grupal, se caracteriza por ser aplicado por quienes prefieren trabajar en equipo para resolver problemas. Comparten sus conclusiones y las ponen en práctica en entornos colaborativos. Por lo tanto, cuentan con un alto nivel de comunicación, escucha y capacidad para presentar argumentos.
Esto es lo contrario al aprendizaje interpersonal. Corresponde a las personas que disfrutan del aprendizaje individual y prefieren la tranquilidad al estudiar. Valoran la introspección y analizan los temas que captan su interés. ¿Qué hay detras de este aprendizaje? Se consideran el autonálisis, la introspección, el autoconocimiento y la autorregulación.
Estos estudiantes pueden leer y comprender textos con destreza, pero destacan interpretando imágenes, infografías, esquemas, libros y videos. Para ellos, utilizar símbolos es útil para comprender y memorizar mejor. La presentación estructurada de la información, la relación entre los elementos gráficos y los colores, y la preferencia sobre los signos contribuyen a un mejor aprendizaje.
Como su nombre indica, son personas que adquieren conocimientos más rápido escuchando, por ejemplo, en discusiones o mediante explicaciones del profesional. Se trata, por tanto, de una preferencia por sobre la lectura; es decir, la escucha es la vía privilegiada por la que adquieren conocimientos. También se toman en cuenta las siguientes características: memorización a partir de sonidos, repitición en voz alta y mejor comprensión oral.
Conocido como aprendizaje lingüístico, este tipo de estudiantes aprende mejor leyendo o escribiendo. La manera en cómo aprendemos mediante lectura o apuntes es un ejemplo de este estilo. Siguiendo esto, aquellos se destacan en la escritura y la consulta de fuentes escritas, lo que les brinda un amplio vocabulario y la capacidad de expresar conceptos complejos sin dificultad.
Estas personas aprenden mejor mediante la práctica, es decir, realizando y observando. Involucra análisis y reflexión, y requiere que los maestros integren actividades prácticas para aplicar los conceptos.
Esta forma de cómo aprendemos combina varios de los estilos anteriores, sin preferencia por un único método de enseñanza. Se caracteriza por su flexibilidad, facilitando el aprendizaje con diversos estilos, como el visual-auditivo.
Muchas veces se toma aprender como sinónimo de estudios formales, es decir, ir a la universidad y obtener una titulación para luego conseguir un empleo. En efecto, esta es una forma de aprender, pero no la única. Recuerda que aprender no consiste solo en memorizar un texto, un contenido, una fórmula o una fecha.
Cuando consideramos que estudiar es sinónimo de memorizar un contenido por ser un requisito para aprobar, el aprendizaje puede volverse aburrido o incluso aterrador. Si te has preguntado cómo podemos aprender más y mejor, la respuesta es que existen muchas técnicas y formas para lograrlo, aunque algunas funcionan mejor en unas personas que en otras. Por ello, es importante reconocerlas y aprovecharlas.
He aquí algunos consejos para aprender de forma más efectiva:
Al aprender algo que siempre hemos querido saber, a veces buscamos evadir lo básico para llegar a lo más interesante; sin embargo, al hacerlo no asimilamos los fundamentos de aquello que estudiamos.
Con la práctica se reducen las debilidades y se fortalece lo aprendido. Para practicar, es necesario reconocer los puntos débiles y trabajar en ellos. Sigamos conociendo cómo podemos aprender más y mejor.
Así entenderás mejor lo que estudias. Por ejemplo, si aprendes un procedimiento matemático, cambia los valores de los ejercicios y continúa practicando.
Esta es una herramienta útil para instruirse. Cuenta con una gran variedad de recursos a los que puedes acceder para comprender mucho mejor distintos temas.
Existen tres estilos principales: visual, auditivo y kinestésico. Cada persona aprende según los recursos utilizados en cada estilo. Debes descubrir cuál te funciona mejor, sin descartar los demás. Hay quienes aprenden viendo; otros escuchando; y otros mediante el movimiento y las sensaciones.
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