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Si eres docente, quizás te hayas enfrentado muchas veces a la actitud irruptora o disruptiva de algunos de tus estudiantes en el salón de clases. Sin embargo, debes ser muy cuidadoso al hacer un llamado de atención. En ese sentido, resultan más eficientes las estrategias de control de conducta en el aula que propicien la reflexión, el encuentro, la disciplina, y en términos generales, mejorar, incluso, la capacidad de aprendizaje en tus alumnos.
Sabemos que la forma de actuar y el accionar ante distintas circunstancias es la conducta que puede ser observada y medida. Mientras que el comportamiento es un conjunto de conductas.
En otras palabras, la conducta es todo aquello que puede decir o hacer un individuo ante los distintos escenarios que se le presentan, es decir, es una respuesta ante un estímulo o contexto específico.
En la escuela o en el aula de clases, el proceso de enseñanza-aprendizaje requiere de la participación de los estudiantes y docentes. Por ende, si la conducta es disruptiva, no habrá efectividad en la adquisición de conocimientos.
En tanto que, si se aplican estrategias de control de conducta en el aula, esto podría favorecer muchos aspectos del encuentro educativo como la convivencia, la amistad, la cooperación, la atención, concentración, entre otras cualidades.
Si eres docente y quieres especializarte en el control de conducta en el aula, lo más recomendable es que te capacites a través de cursos o talleres. Para ello, te recomendamos la formación de Euroinnova Business School, la cual te ofrece los mejores cursos en el área de educación, con titulación homologada.
Uno de los problemas que enfrentan los docentes y que genera un desequilibrio armónico en el aula de clases, es la conducta inapropiada de algunos estudiantes, lo que interrumpe el buen funcionamiento de los procesos educativos, afectando.
Además, el compañerismo, la tarea de los demás estudiantes, el curso normal de las clases, e igualmente, incurre en la falta de respeto al maestro y a sus compañeros, y tienen comportamientos agresivos.
Estas actitudes negativas encuentran su base en un desajuste en el desarrollo de los niños, lo cual le impide establecer relaciones interpersonales saludables con su entorno.
Además, las conductas inapropiadas suelen ser consecuencia de problemas sociales, culturales y familiares que desencadenan problemas psicológicos en el niño como: sentimientos de abandono, frustración, baja autoestima, falta de corrección en el núcleo familiar, entre otros.
Por ello, antes de ejercer control de conducta en el aula, es necesario evaluar cuáles factores intervienen y hacen progresar ese tipo de acciones irruptoras.
Existen un gran número de estrategias para el control de conducta en el aula, las cuales debe aplicar el docente de manera correcta. Entre las estrategias de intervención encontramos:
Este es un tipo de estrategia donde los estudiantes trabajan en grupos para alcanzar un beneficio en común. También conocida como “responsabilidad moral”, la recompensa es compartida por un grupo de alumnos y alumnas, donde todos trabajan por una meta en común.
Esta estrategia para el control de conducta en el aula requiere de interdependencia social, compartiendo la responsabilidad por lograr la recompensa.
Es un método se implementa de manera individual en cada estudiante, en él se establece una estructura donde las recompensas dependen solo del comportamiento del alumno o alumna en cuestión.
Este último tipo de estrategia ofrece las recompensas a algunos estudiantes que se reconocen como mejores estudiantes dentro de la actividad que se ha propuesto dentro del programa de estudio.
En ocasiones las conductas disruptivas son causadas por la visión errónea que tienen los niños de ellos mismos. Por lo que el docente debe procurar realizar actividades de acción conductual grupal, para lo que las siguientes técnicas son bastante aconsejables.
Esta es una divertida actividad en la que el docente irá eligiendo entre sus alumnos un protagonista por semana. Posteriormente, elabora una insignia para el elegido y se le informa a su familia de los próximos eventos que serán para conocer los hobbies, los libros que le gustan, películas, deportes, características de su familia y otros.
El objetivo principal es mejorar la autoestima y mejorar la imagen propia.
Este tipo de sistemas son estimuladores de las conductas apropiadas en clases, ya que se le premiará con algo que el niño valore, lo que llamamos refuerzo positivo. Contrario a eso está el refuerzo negativo que consiste en la eliminación de dichas premiaciones.
Otra estrategia para el control de conducta en el aula de clases que ayuda a mejorar el comportamiento. Consiste en elaborar un semáforo con tres caritas que expresan emociones diferentes: para el verde sonrisa que significa “muy bien”, para el amarillo indiferente, que se traduce en una alerta y el rojo está triste, que significa que debe mejorar.
Es necesario contar con las normas de convivencia para poder asegurar que los derechos de los niños no se vean burlados. Por lo tanto, todo alumno y su familia deben conocer bien sus deberes y derechos para evitar conflictos.
Gracias a las normas de convivencia escolar, los estudiantes pueden conocer cómo comportarse dentro de la institución y qué es lo que deben hacer durante un momento determinado.
Las normas de convivencia deben estar establecidas en los documentos internos de todos los centros formativos, pero es el deber de cada uno transmitirlo a las familias y alumnos. Sin embargo, para cualquier docente puede ser un desafío conseguir una buena convivencia escolar.
Para ayudarte a conseguir un control de conducta en el aula, aquí te dejamos algunos consejos:
Una de los métodos para mantener el control en el aula es la comunicación. Por eso, el maestro debe ser capaz de crear métodos de comunicación en el aula, así incentivar el trabajo en equipo y la socialización.
Para ello, lo más recomendable es trabajar la comunicación basada en el diálogo, charlas cotidianas y reuniones familiares.
Es necesario que en el aula se establezcan límites muy claros en el reglamento de convivencia, en el no se tolerará el maltrato o cualquier manifestación de este. Las normas de convivencia deben abarcar desde el salón de clases hasta su comportamiento fuera.
El control de conducta en el aula debe abordar cualquier situación en la que se falte el respeto a otro compañero, tomando cartas en el asunto y guiando a los estudiantes a mejorar su relación.
Para mejorar la conducta y socialización dentro y fuera del salón de clases, los docentes deben establecer actividades que permitan a los niños conocer la importancia del buen trato, motivando el desarrollo de las habilidades sociales, capacidad de comunicarse adecuadamente y las maneras de resolver conflictos.
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