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La autonomía es de las características que más intentamos potenciar en los niños desde edades muy tempranas para que en un futuro sean capaces de cuidarse y decidir por sí solos. El hogar es el primer escenario de actuación de los niños y donde se tienen que dar los primeros pasos para la independencia a través de la experimentación. A partir del primer año de vida, los niños empiezan a andar, pero no es hasta los 18 meses cuando realmente empiezan a mostrar los primeros signos de autonomía, tales como, tomar decisiones, tener preferencias, buscar cosas…
Si quieres saber cómo fomentar la autonomía de los niños, hay claros signos a los que debemos estar atentos para desarrollar diferentes actividades acordes con sus necesidades, como por ejemplo: intentar vestirse solo, bajar escaleras sin ayuda, agarrar cubiertos, comienza a ampliar su red social a través del juego, utiliza dibujos como medio de expresión, y otras muchas acciones rutinarias que van a la par con su desarrollo psicomotor.
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La autonomía engloba una serie de habilidades esenciales para la vida diaria y que se deben fomentar desde pequeños. Es importante que en el hogar haya ciertos estímulos que permitan al pequeño identificar y solventar obstáculos, discernir peligros o expresar opiniones y preferencias.
Adquirir el nivel de autonomía necesario para disfrutar de una vida plena, es un proceso que requiere de paciencia y aprendizaje. Algunas veces, el niño aprenderá por imitación y repetición, pero otras, serán sus padres y educadores los que deberán propiciar las situaciones exactas para que el niño trabaje una habilidad concreta. En el caso de los niños con discapacidades, habrá que trabajar esto último con especial atención.
Es muy importante acompañar a los niños en su desarrollo y hacerles saber que van por buen camino, o por el contrario, hacer correcciones para mejorar habilidades o actitudes frente a ciertas situaciones. Por ejemplo, cuando los niños ven frustrados sus intentos de ser autónomos, pueden llegar a darse episodios de agresividad infantil. Intenta hacer esto para reforzar el sentimiento de bienestar y autorrealización:
Al igual que existen relaciones tóxicas, también existen las familias tóxicas, las cuales se caracterizan por el control de unos miembros sobre otros, la falta de comunicación o problemas con las adicciones y demás trastornos que deberían ser tratador por un experto en terapia familiar.
Para trabajar y mantener las relaciones sanas dentro del ámbito familiar, es fundamental: hablar abiertamente de lo que nos preocupa, respetar la intimidad de cada miembro, desarrollar actividades que fomenten la cooperación, definir los límites y asumir las responsabilidades de cada rol.
En caso de problemas más graves, como pueden ser casos de maltrato infantil o violencia de género, es importante que el entorno social alerte de la situación a las instituciones pertinentes.
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Cristina Polo Calvo
COPYWRITER
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