Beatriz Hernandez Caballero

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DOCENTE DE LA FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL, SERVICIOS SOCIALES E IGUALDAD


Foto de Beatriz Hernandez Caballero

El fortalecimiento de los grupos, el desarrollo de las personas y el cambio social son las señas de identidad de mi quehacer profesional. Como Trabajadora Social, mi objetivo es transmitir a través de la formación esa mirada y enfoque social tan necesarios para promover la construcción de sociedades más justas e inclusivas.   

Icono de información Formación

  • Diplomada en Trabajo Social
  • Máster en Dependencia e Igualdad en la Autonomía Personal
  • Máster en Dirección, Gestión y Emprendimiento de centros y servicios sociosanitarios
  • Certificado de profesionalidad en atención a personas dependientes en instituciones sociales
  • Formadora Ocupacional
  • Formación en igualdad de género, SAD, dependencia, demencias y mayores

Icono de información Experiencia

  • Docente del Área de Trabajo Social de INESEM Business School
  • Trabajadora Social en Residencia de Personas Mayores
  • Tutora alumnado de prácticas del Grado de Trabajo Social en la Universidad de Granada
  • Trabajadora Social en UED de personas con Alzheimer y otras demencias
  • Coordinadora del Servicio de Ayuda a Domicilio en entidad pública
  • Trabajadora Social en centro de protección de menores tutelados por la Junta de Andalucía

Artículos publicados

Comunicación con personas dependientes

Comunicación con personas dependientes: descubre qué puedes decir y qué no

Comunicación con personas dependientes: descubre qué puedes decir y qué no La comunicación y el lenguaje que utilizamos es muy importante y dice mucho de cómo vemos el mundo y a los demás. El lenguaje va acompañado e ideas, creencias y reflexiones y tiene una gran influencia en la relación con nuestro entorno. Gran parte del lenguaje que utilizamos necesita repensarse porque de forma inconsciente e involuntaria se degrada a la persona poniendo en cuestión su capacidad y valía. En un contexto de cuidados, la comunicación es una herramienta fundamental que puede repercutir en el bienestar y autoestima de la persona cuidada, por lo que es preciso poner especial cuidado en el lenguaje. Te sigo contando más… Personas mayores o en situación de dependencia El uso que hacemos de las palabras tiene un valor implícito en el cuidado que brindamos a las personas mayores o en situación de dependencia que cuidamos. Puede ocurrir que no seamos conscientes de cómo las expresiones y la forma de hablar puede repercutir de forma negativa en la dignidad y autoestima de la persona a la que nos dirigimos. Muchas de las palabras utilizadas no pretenden ser insultos o menosprecios sino ofrecer información diagnóstica para atender a las necesidades de la persona. No obstante, estas palabras se convierten en etiquetas que resaltan las carencias de la persona, contribuyendo a una relación jerárquica de persona cuidadora – persona cuidada. Consejos y estrategias de comunicación con personas dependientes Implementar en el día a día un lenguaje inclusivo implica reconocer y respetar la dignidad de la persona en ejemplos tan sencillos como cambiar expresiones del tipo “un residente en sillas de ruedas” por “persona que se desplaza en silla de ruedas” o “inválido o asistido” por persona que necesita del apoyo de otra para la realización de las ABVD´s. Algunas consideraciones para tener en cuenta: Personas con algún tipo de demencia Especial atención debe tenerse a la hora de comunicarse con personas con algún tipo de demencia debido al deterioro cognitivo que presentan. Los problemas de comunicación suelen aparecer en las primeras fases al tener dificultades para encontrar las palabras y, en una fase más avanzada, el lenguaje será muy limitado hasta llegar a ser nulo. Con la intención de que la comunicación mejore y se desarrolle lo mejor posible, la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) indica las siguientes recomendaciones: Cambiar el tema de conversación cuando las preguntas o las explicaciones no tengan sentido Animar a conversar, pero sin forzar cuando la persona no lo desee No hablar de la persona diagnosticada con otras personas como si aquella no estuviera delante Situarse frente a la persona manteniendo el contacto visual Mantener la calma y la paciencia, dejando tiempo para pensar y expresarse Evitar ruidos y distracciones Ofrecer instrucciones simples, paso a paso Uso del lenguaje no verbal Al lenguaje no verbal no se le atribuye la importancia debida en el proceso de comunicación, pero una caricia o una sonrisa pueden transmitir muchas emociones y ayudar a crear un espacio de calma y tranquilidad. Llevar a cabo una escucha activa y empática es fundamental para que la persona se sienta comprendida y cómoda, y pueda sentir cariño aun cuando la comunicación esté mermada o dificultada por sus características personales. En definitiva, la comunicación y el lenguaje con personas en situación de dependencia requiere de un ejercicio de empatía que será útil para tratar de entender a las personas a quienes se cuida, ponerse en su lugar y pensar cómo nos gustaría ser tratados en su situación. Titulaciones que pueden interesarte CURSO LOGOPEDIA ESCOLAR: Certificación Universitaria en Logopedia Escolar (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS) CURSO INTERVENCIÓN PSICOPEDAGÓGICA: Intervención Psicopedagógica (Titulación Universitaria con 5 Créditos ECTS) ...

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Violencia económica contra la mujer

Violencia económica contra la mujer

Es habitual que la violencia machista se asocie a golpes o gritos, pero no toda se manifiesta mediante la fuerza física. ¿Quieres conocer más aspectos sobre las diversas formas que puede adoptar la violencia de género? Te cuento más… Lacra social La violencia de género se ha configurado como un problema de gran calado social que ha transcendido de lo meramente familiar e íntimo para implicar a todos los agentes sociales e institucionales donde el fin común es visibilizarla y erradicarla. Las diversas manifestaciones de violencia vienen a reforzar la desigualdad entre mujeres y hombres dentro de un sistema patriarcal que perpetúa la subordinación de la mujer en todas las áreas de su vida. Esta opresión está profundamente arraigada en la organización de la sociedad y se mantiene de forma intencionada. El sistema patriarcal considera que la mujer tiene menos valía que el hombre por lo que debe ser éste quien se ocupe de los puestos de mayor poder en la política, en las empresas y en el gobierno, quedando para las mujeres aquellos espacios sin reconocimiento ni poder. Tipos de violencia de género La violencia de género implica la vulneración del bienestar físico, psíquico o relacional de la mujer, donde el objetivo es coaccionar, manipular, limitar y causar daños con todos los medios al alcance del maltratador. Esto hace que se puedan distinguir varios tipos de violencia machista: Violencia física. Es la más visible y se refiere a cualquier acto por el que se inflige daño físico a la mujer a través de una agresión directa. Violencia psicológica - emocional. Puede pasar más desapercibida dándose de forma directa, como insultos o vejaciones, o de forma más indirecta, mediante conductas que desvalorizan día a día a la mujer. Violencia sexual. Se refiere a las situaciones en las que la mujer es coaccionada o forzada a realizar actividades de índole sexual en contra de su voluntad. En este caso, no sólo se refiere a la violación sino también a la mutilación genital femenina, el acoso sexual o la prostitución. Violencia social. Se refiere al aislamiento y ruptura de las relaciones sociales y familiares al que es sometida la mujer para eliminar cualquier tipo de apoyo. Violencia vicaria. Esta violencia instrumentaliza a los hijos e hijas de la mujer con la intención de causarle un dolor extremo. Violencia económica A los diferentes tipos mencionados con anterioridad, hay que sumar la violencia económica, uno de los tipos de violencia menos investigados. Hasta el momento no se han considerado todas las dimensiones que comprende la violencia económica, aunque la mayor parte de los estudios coinciden en determinar 3 dimensiones: control económico, sabotaje laboral y explotación económica. Control económico. Es ejercido mediante acciones que impiden a la mujer acceder o tener conocimiento sobre las finanzas de la unidad familiar y pueda tomar decisiones económicas. El agresor puede controlar el uso del dinero, impedir el acceso al mismo u ocultar el dinero ganado en común, incluido el acceso de la mujer a la cuenta bancaria o el engaño sobre propiedades o bienes compartidos. Sabotaje laboral. Implica el impedimento a la mujer de obtener o mantener un empleo. En este caso, se prohíbe, interfiere o desalienta sobre el empleo o el desarrollo de acciones formativas o de recualificación lo que afecta a su desarrollo profesional. Estas acciones pueden venir excusadas y justificadas por su descuido a la familia y el hogar, infravalorando el salario percibido y el trabajo desarrollado. Explotación económica. Surge cuando el agresor destruye o se apropia de forma intencionada de los recursos económicos o el crédito de la mujer. El robo de su salario, cheques, tarjetas o la apertura de una línea de crédito a nombre de la mujer sin su conocimiento, son algunos de los ejemplos. También el daño o robo de posesiones de la mujer o de sus allegados. Datos sobre la violencia económica Las estadísticas sobre violencia económica son escasas y la mayoría de los indicadores son poco exhaustivos. El Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC) realiza una aproximación a algunos tipos penales de violencia económica, pero es la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer (2019) la que hace una referencia estadística más detallada. Entre otros aspectos, esta encuesta concluye que: La prevalencia de la violencia económica a lo largo de la vida es del 11, 5%, estimándose en 2.350.684 las mujeres residentes en España afectadas. La violencia económica es la tercera manifestación más frecuente de violencia machista por detrás de la emocional y psicológica. La forma más habitual de violencia económica es la prohibición de realizar compras de forma independiente o la toma de decisiones sobre la economía familiar (7, 5%). La violencia económica se interrelaciona con otros tipos de violencia. El 91, 2% de las mujeres han sufrido además violencia psicológica, un 57, 9% violencia física y un 48, 2 violencia sexual. La violencia económica está invisibilizada pero muy presente en la sociedad actual. No suele aludirse a ella como violencia de género, pero es una problemática que perpetúa el control sobre la mujer. El grado de dependencia económica que la mujer sostenga en su convivencia con el maltratador actúa como barrera para impedir o al menos limitar su salida de la violencia. Es por ello, que desarrollar acciones de sensibilización sobre todas las manifestaciones de violencia de género, además de promover una protección legislativa efectiva, es fundamental para apoyar y empoderar a las mujeres víctimas de la violencia de género. Formaciones que te pueden interesar: Curso UF2688 Análisis y Detección de la Violencia de Género y los Procesos de Atención a Mujeres en Situaciones de Violencia Curso de Agente de Igualdad de Oportunidades para la Mujer ...

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Canon de belleza: qué es y cómo nos afecta

Canon de belleza: qué es y cómo nos afecta

El canon de belleza no se ha mantenido en el tiempo, sino que ha ido cambiando y adaptándose a las características y circunstancias de la sociedad del momento. Veamos en qué consiste y cómo nos afecta. Pero... ¿Qué son los cánones de belleza? ¿Cómo y por qué nos afectan? ¿Cuáles son las diferencias entre los cánones de belleza masculinos y los cánones de belleza femeninos? ¡Tenemos las claves en este post! ¿Qué es el canon de belleza? El concepto canon de belleza se refiere a los estándares o modelos estéticos que determinan qué características físicas se consideran atractivas o deseables en una cultura o sociedad en particular. Este concepto tiene profundas raíces históricas y sus criterios han ido variando a lo largo del tiempo en función de factores culturales, sociales y económicos. Canon de belleza masculino vs. canon de belleza femenino Los cánones de belleza han afectado de manera distinta a hombres y mujeres, con una clara diferencia en los atributos físicos que se destacan en cada uno de ellos. El canon de belleza masculino tradicional ha enfatizado la fortaleza, la altura y la musculatura. En culturas antiguas, como la griega, los hombres eran representados como figuras musculosas y atléticas, lo que reflejaba ideales de fuerza y poder. En el Renacimiento, este ideal se suavizó un poco, y aunque los hombres seguían representados de manera atlética, se valoraba también la nobleza y la elegancia. Hoy en día, la industria del fitness y la moda promueven una figura masculina tonificada, de hombros anchos y abdomen marcado. Por otro lado, el canon de belleza femenino ha tendido a idealizar características que representan fragilidad o delicadeza, aunque este ideal también ha evolucionado y variado. En culturas antiguas, como la egipcia, se valoraba la esbeltez, al simbolizar gracia y estatus. En el Renacimiento, se dio mayor importancia a una figura voluptuosa, con caderas anchas y senos grandes, ideal que se asoció con la fertilidad. En el siglo XX, la moda cambió a un ideal más delgado y esbelto, destacando una figura femenina que incluso roza el límite de lo saludable. ¿Cómo nos afectan los cánones de belleza? Los cánones de belleza tienen un impacto significativo en la sociedad y en la percepción individual de uno mismo. Los estándares estéticos impuestos por la cultura influyen directamente en la autoestima y la autopercepción, especialmente en los más jóvenes, quienes suelen sentirse más vulnerables a la presión social. A nivel psicológico, el esfuerzo por alcanzar estos ideales puede llevar a problemas de salud mental, como ansiedad, baja autoestima, dismorfia corporal y trastornos alimenticios, como la anorexia y la bulimia, los cuales son cada vez más frecuentes entre adolescentes y jóvenes adultos. Además de los efectos individuales, los cánones de belleza también tienen consecuencias sociales. Aquellas personas que no cumplen con los estándares estéticos predominantes suelen enfrentarse a discriminación y rechazo, lo que genera un sentimiento de exclusión y estigmatización. Esta realidad se ve agravada en el caso de las mujeres, quienes a menudo son juzgadas en mayor medida por su apariencia física. En el ámbito laboral, por ejemplo, algunos estudios han demostrado que la apariencia física puede influir en las oportunidades de empleo, lo que pone de manifiesto cómo el aspecto físico sigue siendo un factor importante en la evaluación de las personas. Redes sociales y los cánones de belleza Con la aparición de las redes sociales y aplicaciones de edición de imágenes, la presión sobre los cánones de belleza se ha intensificado. Cada vez es más fácil modificar fotos para ajustarse a los estándares estéticos que se ven en las distintas plataformas digitales. Esto crea una especie de "realidad distorsionada", donde las personas pueden percibir que los demás sí cumplen con esos ideales, aumentando su frustración e inseguridad. En contraposición, esta muestra de perfección ha permitido a muchas personas expresarse con autenticidad y apoyar la diversidad corporal, lo que indica que las redes sociales pueden ser una herramienta de doble filo en cuanto a su impacto en la percepción de la belleza. Movimiento “body positive” En respuesta a esta discriminación y estigmatización hacia los cuerpos no normativos surgió el movimiento body positive. Tiene raíces en movimientos feministas de los años 60 y 70, pero en las últimas décadas está adquiriendo una mayor visibilidad gracias a las redes sociales. Este movimiento promueve la aceptación y valoración de los cuerpos en todas sus formas, tamaños, colores y capacidades, desafiando los cánones de belleza impuestos por la sociedad, que suelen ser restrictivos, excluyentes y poco representativos de la diversidad corporal real. Esto implica no solo aceptar las características físicas, sino también desafiar las narrativas que perpetúan la insatisfacción corporal. El body positive ha sido clave para desafiar los cánones de belleza tradicionales, dando visibilidad a personas con cuerpos diversos, lo que se ha reflejado en la industria de la moda y la publicidad, donde cada vez más marcas incorporan modelos no normativos. En definitiva, los cánones de belleza actúan como factor excluyente, por lo que cuestionarlos y reconocer su valor artificial nos permite poner en valor las diferencias y avanzar hacia una sociedad más inclusiva y diversa. La verdadera belleza debe radicar en la autenticidad, la salud, la diversidad y el respeto por uno mismo, no en cumplir con un molde idealizado. Quizá te interesa leer sobre... ¿Qué estudiar si quiero dedicarme a la medicina estética? Estas son las carreras de belleza mejor pagadas Titulaciones que te pueden interesar ...

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