Índice
La reproducción asistida ha evolucionado considerablemente desde el siglo pasado. Con los avances tecnológicos de por medio y el conocimiento cada vez más profundo de las células humanas, se han podido desarrollar diversas técnicas de reproducción asistida sin peligros asociados a sus procedimientos. Seguros y eficientes, son muy utilizados por personas que desean sean padres y padres. Para conocer un poco más sobre estos métodos de reproducción, este texto se centra en abordar qué es la reproducción asistida, cuándo es necesaria y cuáles son sus técnicas hasta hoy desarrolladas.
En el campo de la medicina reproductiva, la reproducción asistida consiste en el grupo de técnicas y tratamientos médicos que permiten el embarazo cuando este no puede ocurrir de manera natural. En este sentido, se trata de la aplicación de métodos –que pueden ser simples o avanzados– orientados a solucionar problemas relacionados con la infertilidad, ya sea de los varones o de las mujeres.
Tales métodos –enfocados asimismo en la naturaleza de la intervención– pueden aplicar procedimientos ginecológicos o embriólogos, lo que quiere decir que se centran en procurar la gestación sana, libre de riesgos y adaptada a las condiciones particulares de quienes buscan la reproducción asistida. Ahora bien, los y las pacientes recurren a las diversas técnicas de reproducción asistida para prevenir la transmisión de alguna enfermedad genética.
Entre los principales tratamientos, se encuentran la fecundación in vitro (FIV), la inseminación artificial (IA), la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) y la gestación subrogada.
Los y las pacientes recurren a las técnicas de reproducción asistida debido a diversas razones. La primera de ellas está relacionada con la infertilidad. Cuando no se puede lograr el embarazo tras las relaciones sexuales, las parejas acuden a clínicas y centros de reproducción asistida para conocer las causas de este problema. En cuanto a la infertilidad masculina, se reconocen como principales factores el conteo bajo de espermatozoides, las alteraciones genéticas de estos y, en general, la mala calidad del esperma. Las mujeres, a su vez, pueden presentar problemas con el ciclo menstrual, la calidad de los óvulos –usualmente asociada a la edad de la mujer– y la imposibvilidad de la implantación embrionaria.
Otra razón es la prevención del nacimiento de un niño con una enfermedad hereditaria. Las personas que conocen esto y que son conscientes de que puede nacer un hijo enfermo optan por evitar un embarazo natural. Para optar por el tratamiento idóneo, deben realizar un estudio de su perfil genético, de tal manera que los especialistas puedan recomendar la técnica que más se acomoda a sus casos. Ahora bien, y no menos importante, la reproducción asistida permite que personas solteras –sean varones o mujeres– y las parejas del mismo sexo puedan, incluso a través de gestación subrogada, tener un bebé.
Las técnicas de reproducción asistida se clasifican en dos categorías principales: de baja y alta complejidad. Esta clasificación se basa en el grado de intervención médica y tecnológica necesaria para cada procedimiento.
Las técnicas de baja complejidad son aquellas que requieren una intervención mínima en el proceso de fertilización. Entre estas se encuentra la inseminación artificial, un procedimiento que consiste en introducir espermatozoides en el útero de la mujer durante su ciclo natural. Este método se utiliza principalmente cuando existen problemas con la calidad del semen o dificultades en las relaciones sexuales.
Por otro lado, las técnicas de alta complejidad implican una intervención más directa en el proceso de fertilización. Un ejemplo de esto es la fecundación in vitro (FIV), que implica la extracción de óvulos de los ovarios de la mujer, que luego se fertilizan en el laboratorio antes de ser transferidos al útero. Estas técnicas se utilizan cuando existen problemas más graves de fertilidad.
Cada una de las siguientes técnicas tiene sus propias tasas de éxito y se seleccionan en función de las circunstancias individuales de cada pareja o persona.
Se trata de una de las técnicas más utilizadas para tratar la infertilidad. Al ser un tratamiento de baja complejidad, los métodos utilizados son simples y se caracteriza por no requerir la intervención de alta tecnología, por lo que también se considera un tanto más natural que otras técnicas. En cuanto al procedimiento, se inicia con la estimulación ovárica, la cual consiste en incentivar el desarrollo folicular para que la ovulación coincida con la inseminación. Por su parte, el semen se prepara en el laboratorio para que, luego, sea introducido al útero a través de una cánula. En cuanto al origen del semen, este puede ser de la pareja o de un donante.
La fertilización in vitro se considera una técnica de alta complejidad porque implica extraer óvulos de los ovarios de la mujer, los cuales se fertilizan el el laboratorio a través de técnicas avanzadas. Precisamente, para un proceso exitoso, se inicia con la estimulación ovárica controlada, que tiene el objetivo de contar con varios óvulos maduros en un único clico.
Luego, se extraen los óvulos, procedimiento conocido como punción folicular. Los siguientes pasos son la preparación del semen, la fecundación en laboratorio, el cultivo de los embriones y la transferencia embrionaria. Cabe recalcar que, en el laboratorio, las espermatozoides pueden ingresar a los óvulos de dos formas: de manera natural – a través del contacto entre espermatozoide y óvulo– y la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI).
Además de las técnicas mencionadas, existen otras opciones que pueden ser consideradas en el ámbito de la reproducción asistida. Estas incluyen la donación de esperma y óvulos, la donación de embriones y la subrogación.
La donación de esperma y óvulos puede ser una opción para parejas en las que uno de los miembros tiene problemas de calidad de gametos. En estos casos, se utiliza el esperma o los óvulos de un donante para realizar la fecundación in vitro. Este procedimiento permite a la pareja tener un hijo biológicamente relacionado con al menos uno de los padres.
La donación de embriones es una opción para parejas que no pueden concebir utilizando sus propios gametos. En este caso, se utilizan embriones donados, que son transferidos al útero de la mujer.
La subrogación es una opción para mujeres que no pueden llevar un embarazo a término por razones médicas. En este caso, se recurre a otra mujer (la subrogante) para llevar la gestación. Los embriones transferidos a la subrogante pueden ser creados utilizando los gametos de los padres intencionados o de donantes. Se trata de una técnica ya regulada en muchos países.
Nuestra Formación
Nuestro porfolio se compone de cursos online, cursos homologados, baremables en oposiciones y formación superior de posgrado y máster.
Ver oferta formativa¡Muchas gracias!
Hemos recibido correctamente tus datos. En breve nos pondremos en contacto contigo.