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El cáncer es una de las enfermedades con mayor incidencia en el mundo. Esto hace que investigadores de todo el mundo centren sus esfuerzos en lograr un mismo objetivo: la cura del cáncer. En este proceso, se ha desarrollado un conjunto de tratamientos que buscan no solo disminuir los estragos del cáncer, sino también eliminarlo de forma definitiva. Pero también ha habido un gran avance en el tratamiento de cáncer debido al desarrollo tecnológico de las últimas décadas. Precisamente, este texto se centra en siete avances que buscan revolucionar la manera en la que se combate esta enfermedad.
Uno de los principales avances en el tratamiento del cáncer es, sin lugar a dudas, el CRISPR, una herramienta biotecnológica que hace posible la modificación del AND con una alta precisión. Se trata de una opción innovadora que permite no solo rastrear o monitorear el origen del cáncer –como saber los factores hereditarios asociados a él–, sino también sentar las bases para tratamientos personalizados con base en la terapia génica. Así, con la edición genética, se podrían quitar o añadir genes directamente vinculados con los diversos tipos de cáncer. Aunque es aún un campo de investigación reciente, las investigaciones con CRISPR acercan al tratamiento del cáncer a la posibilidad de establecer terapias dirigidas y personalizadas según los rasgos genéticos del paciente.
La inteligencia artificial (IA) ha impactado positivamente no solo en el ámbito informático, sino también en los avances en torno al diagnóstico y tratamiento del cáncer. Gracias a su capacidad de procesamiento, la IA permite analizar e interpretar un gran volumen de datos vinculados con el cáncer, como su incidencia en ciertas poblaciones, las mutaciones genéticas naturales, entre otros. En efecto, sus algoritmos permiten detectar patrones y similitudes en bases de datos, lo que permite comprender de mejor manera la aparición y propagación de células cancerosas, incluso en la metástasis. Desde luego, esto maximiza las oportunidades de tratamiento al ofrecer datos para la elaboración de nuevos medicamentos y métodos. Con ensayos clínicos de por medio, se puede identificar si un paciente puede probar las terapias experimentales desarrolladas con IA.
Una de las innovaciones más importantes en el tratamiento de cáncer es la criomicroscopia electrónica, un avance que significó el Nobel de Medicina a tres científicos. Aunque se trata de una técnica que encontró sus inicios en décadas anterior a la concesión de este galardón en 2017, la tecnología actual ha permitido desarrollarla a un nivel superior, lo que ha significado el acceso a imágenes de biomoléculas en alta resolución. Estas imágenes permiten comprender cómo se forman las células cancerígenas o la manera en la que interactúan con diferentes compuestos de tratamientos específicos. Como puede esperarse, en la investigación del cáncer, esta es una herramienta valiosa para la confección de nuevos tratamientos.
En muchos casos, la intervención quirúrgica es fundamental para erradicar ciertos tipos de tumores. Para realizar estas operaciones, los cirujanos suelen recurrir a métodos avanzados para lograr un procedimiento exitoso; sin embargo, desde hace algunos años, los avances en la tecnología robótica han permitido construir herramientas para las cirugías de alta precisión, las cuales no solo facilitan incisiones precisas, sino también maniobras de gran exactitud. Esto es importante, especialmente cuando se trata de extirpar tumores ubicados en áreas complejas o de difícil acceso, como el cerebro o cerca de órganos vitales. Con todo, se busca la minimización del daño colateral, es decir, una recuperación más acelerada y con menos efectos secundarios.
Junto con los avances anteriores, hay en la investigación del cáncer un campo que está aportando nuevas posibilidades para destruir células tumorales. Se trata de la nanotecnología aplicada a la medicina a través de fármacos aplicados directamente a las células contaminadas para que reciban instrucciones de autodestrucción. La nanomedicina, en ese sentido, apuesta por corregir la composición genética de la célula para, así, evitar su crecimiento y propagación en el cuerpo. Una consecuencia clara es mejorar los tratamientos centrados en medicamentos de quimioterapia, pero también lo es el diagnóstico más pronto del cáncer. Con todo, se trata de otra forma de personalización en el tratamiento del cáncer.
Como se ha venido comentando, la tecnología ha permitido el desarrollo de nuevos y mejores tratamientos contra el cáncer, sobre todo, los más comunes, como el cáncer de mama, el cáncer de próstata y el cáncer de pulmón. Aquí la medicina de precisión tiene un rol protagónico en la lucha contra el cáncer, puesto que permite la identificación de alteraciones genéticas que puedan ser útiles para la elaboración de tratamientos efectivos. En otras palabras, se busca un conjunto de mutaciones, las cuales son únicas en cada persona con cáncer. Esto significa que dos personas con el mismo tipo de cáncer podrían recibir tratamientos diferentes basados en la composición genética de sus tumores.
A diferencia de los tratamientos que atacan directamente las células cancerosas, la inmunoterapia busca potenciar o reorientar el sistema inmunitario para que reconozca y destruya esas células malignas. Las terapias dirigidas que involucran células T modificadas genéticamente, por ejemplo, han mostrado resultados prometedores en varios tipos de cáncer. Así, se realiza un trabajo para que las sustancias del cuerpo, o aquellas producidas en laboratorio sobre la base de ellas, puedan no solo encontrar a las células malignas, sino también destruirlas.
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