Curso Superior de Guía Turístico + Titulación Universitaria en Planificación de Destinos Turísticos (Doble Titulación con 5 Créditos ECTS)
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Los mitos y leyendas de Colombia forman parte del imaginario colectivo y reflejan la diversidad cultural que caracteriza al país, tratándose de historias que indudablemente conectan con las creencias, miedos y esperanzas de los antepasados.
En este artículo, exploraremos algunos de los mitos y leyendas más emblemáticos de Colombia, descubriendo cómo estos relatos han moldeado la cultura popular y continúan inspirando el folklore de hoy en día. Prepárate para un viaje lleno de misterio y encanto en el que cada una de estas historias tiene algo único que revelar.
Este es un país lleno de magia, en el que la realidad y la fantasía se entrelazan para dar vida a diversos mitos y leyendas populares de Colombia fascinantes transmitidos de generación en generación que reflejan sus paisajes y tradiciones, enriqueciendo la identidad de este país:
Quienes la han escuchado aseguran que dice: “¡Ay, mis hijos!”. La historia la muestra como una madre atormentada que, vaga en busca de redención arrastrando su dolor y sentimiento de culpa.
Así pues, con raíces que provienen de la época prehispánica, este es uno de los mitos y leyendas de Colombia que recorre los ríos y montañas de Colombia y toda Latinoamérica como un espanto que encarna el dolor, siendo uno de los mejores ejemplos de la riqueza cultural que hay en estas historias.
Muchos la describen con un largo cabello adornado con grillos, mariposas y luciérnagas. Además, usa un vestido sucio que oculta su cuerpo y se la ve caminando descalza. Su rostro está desfigurado, parecido al de una calavera, y tiene grandes manos que cargan a su hijo sin vida, lo cual constituye un símbolo de su sufrimiento eterno.
Cuenta la leyenda que alguna vez fue una mujer hermosa que, tras abandonar a sus hijos, se transformó en un alma en pena que llena de arrepentimiento continúa buscándolos. El lamento de esta ánima suele ser un grito desgarrador que se oye cerca de lagos, ríos y cafetales, evidenciando la honda tristeza que la envuelve.
En el Puerto de la Caimanera, situado en el Espinal, Tolima, se cuenta que el Mohán canta y se le aparece como una figura protectora de los ríos y quebradas de la región.
Es uno de los mitos y leyendas de Colombia que alude a un ser imponente que ha sido descrito de diversas formas, puesto que, algunos lo han visto como un hombre fuerte, de cabello largo y barba, vestido con ropas tradicionales, mientras que, hay otras personas que lo han percibido como un indígena de piel oscura, bien corpulento y con dientes de oro.
Sin importar cómo lo imaginen, siempre lo visualizan con un cigarro encendido en la mano. También se le conoce como Poira, tratándose del amo y señor de las aguas.
Diversas leyendas de Colombia relatan que el Mohán se enamoraba de mujeres que lavaban en las orillas del río Magdalena, llevándolas con promesas sólo para perderlas en las profundidades del agua.
Este no es sólo una figura temida, sino también un guardián de la naturaleza. Se cree que sus apariciones son una advertencia para quienes no respetan el equilibrio de los ecosistemas acuáticos. Su propósito es proteger el río Magdalena y sus alrededores, previniendo la explotación excesiva y manteniendo la armonía natural.
La reputación y el significado del Mohán en la cultura del Tolima reflejan su papel como un protector venerado, símbolo de la importancia de conservar y respetar el entorno natural.
En los rincones más remotos de los bosques colombianos habita La Patasola, una de las leyendas folclóricas de Colombia que a lo largo de los siglos se ha mantenido viva, encontrando ecos similares en países como Venezuela, donde es conocida como La Sayona.
La historia relata que La Patasola surgió a partir de la traición y los celos, debido a que, una mujer infiel que, fue asesinada por su esposo cuando este hombre la descubrió, convirtiéndose en un espíritu errante con una sola pierna en forma de pezuña.
Desde entonces, este espanto vaga por fincas y selvas solitarias, emitiendo un lamento desgarrador que resuena en la oscuridad, reflejando su dolor eterno mientras busca a sus tres hijos perdidos.
Algunos relatos la describen como una mujer de inigualable belleza que suele cautivar a hombres solitarios en el bosque, sólo para metamorfosearse en una aterradora figura cuando estos se le acercan.
Sin embargo, una vez atrapados en sus encantos, es casi imposible escapar ilesos. La Patasola sirve como un aviso en el folklore colombiano sobre las consecuencias devastadoras de la infidelidad.
La traición que dio origen a su leyenda y su ominosa presencia continúan siendo elementos inquietantes en los mitos y leyendas más populares de Colombia.
A lo largo del imponente río Magdalena, se cuenta la leyenda de Saúl, que se conoce como el Hombre Caimán. Esto fue un pescador que experimentó una gran obsesión por las mujeres que se bañaban en sus aguas, la cual lo llevó hacia extremos insospechados.
Consumido por el deseo de espiar a las damas sin ser detectado, Saúl buscó la ayuda de un brujo local. Este, con conocimientos ancestrales, le proporcionó una pócima mágica que le permitiría transformarse en caimán, facilitando así su vigilancia nocturna.
Sin embargo, cuando intentaron deshacer el hechizo, algo salió terriblemente mal: solamente la cabeza de Saúl se transformó, dejando su cuerpo atrapado en una espantosa mezcla entre hombre y caimán.
A partir de ese instante, la aparición de esta criatura híbrida infundió terror en las mujeres de la región, quienes dejaron de frecuentar las orillas del río. Saúl, ahora se ha convertido en una figura de pesadilla, el resto de sus días transcurrieron con este hombre vagando en soledad hasta la desembocadura del Magdalena, cargando con su destino trágico.
Este es uno de los principales cuentos, mitos y leyendas de Colombia, que ha dejado una huella profunda en la cultura local, que puede observarse en monumentos y negocios del municipio de Plato, Magdalena, que brindan homenaje a esta historia que se encuentra entre las más populares.
Así pues, el Hombre Caimán se ha consolidado como una de las leyendas más emblemáticas del folclore ribereño, representando tanto el misterio como las advertencias de las tradiciones ancestrales.
Desde el año 1972, se celebra el Festival del Hombre Caimán en Plato. Esta es una festividad que resalta la identidad cultural de los habitantes del río y mantiene viva la memoria de esta cautivadora y sombría historia.
En lo más recóndito del país de la belleza, específicamente en la vasta región del Amazonas, se manifiesta La Madremonte: una figura mítica que personifica la esencia pura de la naturaleza.
Los campesinos y leñadores que han tenido la suerte (o quizás la desgracia) de verla, describen a una mujer robusta y majestuosa, ataviada con una capa hecha de hojas frescas y musgo verde.
Su rostro permanece oculto bajo un sombrero adornado con hojas y plumas, lo que añade misterio a su apariencia. Algunos no logran definir claramente su forma física, pero coinciden en haber sentido su presencia imponente.
La Madremonte protege su territorio con firmeza, infundiendo respeto y temor en aquellos que intentan desafiar su dominio sobre la tierra.
Aquellos que han tenido encuentros con ella relatan historias fascinantes sobre su presencia. Muchos aseguran haber escuchado sus lamentos resonando en el bosque durante noches oscuras y tormentosas. Se dice que habita en lugares densamente arbolados, lejos del bullicio de la civilización, en bosques cálidos donde convive con toda clase de animales.
Los campesinos cuentan que cuando La Madremonte se sumerge en las cabeceras de los ríos, las aguas se enturbian y desbordan, provocando intensas borrascas.
Este no sólo es un relato de advertencia sobre el respeto hacia la naturaleza, sino también uno de los mitos y leyendas de Colombia que constituye una manifestación del profundo vínculo que existe entre las comunidades locales y el entorno natural que las rodea.
Su figura sigue siendo una parte integral del folclore amazónico, recordándonos la importancia de preservar y honrar los ecosistemas que sustentan la vida en la región.
Desde los relatos de La Llorona hasta las aventuras del Mohán, cada uno de los mitos y leyendas de Colombia no sólo nos conectan con el pasado, sino que también mantienen viva la riqueza cultural que define a este país.
Estas historias pueden ser aterradoras, reflejando la creatividad, los miedos, y las enseñanzas de un pueblo diverso que sigue encontrando identidad en estos relatos orales que son un testimonio del profundo vínculo del ser humano con sus raíces, así como el poder de la naturaleza y las tradiciones que, en medio de la magia y la narrativa, han pasado de generación en generación.
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