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El desarrollo de un país está sujeto al desarrollo integral de sus ciudadanos. Sin importar el lugar de su residencia, sea urbana o rural, poseen el derecho de acceder a servicios básicos les permitan contar con calidad de vida y perspectivas de crecimiento personal y profesional.
El trabajo social comunitario en el medio rural tiene como priorizar promover lo anterior, ya que las poblaciones que lo conforman podrían encontrarse en riesgo de exclusión social. Pero ¿en qué consiste este trabajo? En lo que sigue te comentamos más al respecto.
El medio rural se entiende como el espacio geográfico en el que se encuentran poblaciones, comunidades y municipios menores. Recibe esta denominación en función de cifras de referencia establecidas por el marco jurídico de cada país –como el máximo de habitantes y la densidad poblacional por kilómetro cuadrado– y por encontrarse fuera de las zonas urbanas. Por sus características, este espacio se considera multidimensional; en él confluyen actividades y aspectos económicos, ambientales, sociocultural y demográfica.
Se le suele asociar con actividades agrícolas. Si bien muchos medios las incluyen, las poblaciones rurales contemplan en su actividad económica diversas actividades que van desde el turismo –véanse el ecoturismo y el turismo vivencial– hasta la ganadería, la manufactura tradicional, la pesca e incluso la minería. En muchos casos, estas comunidades dependen de su propia producción, pero es cada vez más común su apertura a los mercados locales.
Asimismo, se debe mencionar que el medio rural se sitúa como punto esencial en la producción del sector primario y el abastecimiento de poblaciones urbanas.
Las características principales del medio rural se detallan a continuación:
El área rural se compone por poblados –caseríos, cantones, comunidades campesinas, comunidades rurales, entre otros– cuya población no excede los 25 000 habitantes; la densidad de población, por su parte, es menor a 150 personas por kilómetro cuadrado. Se debe tener en cuenta que hay zonas rurales catalogadas como dispersas (de muy baja y baja densidad) y nucleadas (de alta o muy alta densidad). La población está compuesta, en su mayoría por adultos, ya que los jóvenes tienden a migrar a las zonas urbanas.
Las principales actividades económicas en el medio rural están ligadas a la agricultura, ganadería, pesca, minería, artesanías y diversas formas de turismo dependiendo de los atractivos y características del área geográfica. Si bien las actividades agropecuarias concentran gran parte de la producción, también se hallan otros medios de generación de recursos. En muchos casos, el ecoturismo se convierte en la mejor opción dentro de la diversificación económica de las poblaciones rurales.
Las tradiciones culturales del medio rural se expresan a través de la música tradicional, las fiestas y danzas locales, y otras actividades de carácter ritual si las hubiera. Poseen sus propias estructuras sociales en las que se pautan los modos en los que se deben establecer las relaciones familiares y la impartición de justicia, de donde surge el estudio del derecho consuetudinario. Muchas de las tradiciones están vinculadas a la actividad agropecuaria, pero también a la relación entre los individuos y el entorno.
El trabajo social comunitario en el medio rural enfoca su atención y esfuerzos en el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones que lo componen. Para identificar los puntos críticos de intervención, se parte de la investigación rigurosa de sus necesidades, sus principales actividades, su relación con el entorno y sus tradiciones.
Esto permite a los trabajadores sociales –especialistas que guían, median, ejecutan y supervisan– establecer una lista de puntos críticos que debieran atenderse. Entre estos, se encuentran el desarrollo sostenible, el desarrollo comunitario, la educación de calidad y el acceso a servicios básicos como la justicia, el agua y la electricidad, y los servicios de salud.
Muchas comunidades, sobre todo las más desfavorecidas, requieren intervenciones urgentes para frenar la exclusión, disminuir las brechas sociales, introducir la perspectiva de género y erradicar la pobreza. Por su parte, en lo que concierne a la cultura, se busca la preservación de idiomas, costumbres y tradiciones locales que forman parte de su identidad. Así, el desarrollo no solo se centra en los individuos, sino también en la comunidad como conjunto.
A continuación, se presentan los objetivos fundamentales del trabajo social comunitario en el medio rural.
El principal objetivo es mejorar las condiciones en las que viven los habitantes del medio rural. Como se vio, se debe garantizar el acceso a servicios básicos como salud, educación y saneamiento, así como al sistema de justicia. Con los recursos y medios necesarios, las personas y comunidades pueden alcanzar el desarrollo integral en un entorno seguro y adaptado.
La infraestructura de calidad es un reto en el medio rural. Puentes, carreteras, centros de salud, centros educativos, comunicaciones, energía, entre otros, son imprescindibles para el crecimiento sostenible y sostenido del medio rural. De hecho, el desarrollo económico y social parte de la satisfacción de necesidades fundamentales como la electricidad, el transporte seguro y óptimo, y la implantación de nuevas tecnologías tanto en la educación como en los procesos productivos.
Las opciones de empleo en el medio rural, como se vio, suelen estar circunscritas a actividades económicas del sector primario como la ganadería o la agricultura. Si bien existen otras opciones, como el turismo y las artesanías, el trabajo social comunitario busca introducir otras actividades que promuevan la diversificación productiva. Se pueden brindar talleres, cursos y demás formaciones técnicas para aprovechar todo el potencial local.
La educación en el medio rural es motor de desarrollo. Se parte de la construcción de infraestructuras adecuadas, pero también del establecimiento de programas adaptados –véase la educación intercultural/bilingüe– con el objetivo de que los niños y adolescentes accedan a contenidos básicos según cada nivel formativo. Esta población tiene el derecho a estudiar y desarrollarse en su comunidad, por lo que se deben establecer opciones incluso en la educación superior. La distribución estratégica universidades e instituciones de formación técnica puede contribuir a esto.
Entre los principales retos del trabajo comunitario en el medio rural, encontramos:
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