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El campo de la seguridad privada ha experimentado una evolución significativa en los últimos años, en gran parte gracias al avance de las nuevas tecnologías y la integración de la inteligencia artificial (IA). Antes, la seguridad privada se centraba principalmente en la vigilancia física y la presencia de guardias de seguridad, pero ahora, con el advenimiento de la inteligencia artificial en seguridad privada y otras tecnologías, se ha expandido para incluir sistemas más sofisticados.
Una de las principales áreas en las que la IA ha impactado en la seguridad privada es en la seguridad y vigilancia. Los sistemas de videovigilancia ahora pueden utilizar algoritmos de IA para detectar automáticamente comportamientos sospechosos, como intrusiones, robos o comportamientos anómalos, lo que permite a los operadores de seguridad responder de manera más rápida y efectiva ante cualquier amenaza. Sin embargo, también surgen desafíos y preocupaciones con respecto al uso de la IA en la seguridad privada, especialmente en lo que respecta a la privacidad. ¡En este artículo te lo explicamos!
Te contamos cómo contribuye la IA a potenciar los servicios de seguridad privada:
La IA se puede combinar con la tecnología de reconocimiento facial para controlar el acceso a los establecimientos de manera más precisa y segura. Esta innovación tecnológica permite discernir e identificar caras con mucha más precisión, por lo que podría dejar entrar a determinadas personas que figuren en el sistema a partes diferenciadas de un establecimiento. De igual forma, podemos emplear la IA en las videocámaras de seguridad para detectar cualquier anomalía o actividad sospechosa imprevisible. Otra utilidad de la IA con reconocimiento de imágenes es que, si colocamos la cámara de vigilancia en un área de carretera, puede detectar automáticamente las matrículas de los coches que intentan acceder al recinto.
A su vez, la IA puede emplearse para revisar y analizar las interminables grabaciones de las cámaras de seguridad. Hoy día es muy improductivo tener a un trabajador observando una pantalla durante horas en busca de cualquier indicio delictivo en los vídeos de las cámaras. Por su parte, la IA puede procesar miles de datos en cuestión de segundos, por lo que se utiliza para identificar cualquier actividad atípica en cualquier segundo de horas interminables de grabación. Además, a la IA se la puede entrenar con datos gráficos de criminales para que esta los detecte con facilidad en las cámaras de seguridad.
Si el área que quiere patrullarse es demasiado amplia, la empresa necesitará contratar a una flota numerosa de vigilantes de seguridad. La alternativa que ofrece la IA es implementarla en un equipo de robots y drones, ya que pueden hacer este trabajo de forma más sistémica, exhaustiva, sin descanso y sin necesidad de un sueldo. Además, los robots y los drones también pueden acceder a áreas peligrosas o de difícil acceso para las personas. De igual forma, esta tecnología aplicada en seguridad privada pueden notificar inmediatamente a la policía para dar parte de cualquier infracción detectada. Es una de las grandes ventajas de la IA: no tiene emociones que la retrasen, por lo que sus procesos de decisiones son claros e instantáneos comparados con los seres humanos.
Por último, pero no por ello menos importantes, debemos destacar el papel que tiene la IA en recursos humanos y selección de personal. Como con cualquier otro proceso de selección, a la hora de escoger contratar un vigilante de seguridad, los sistemas de IA pueden leer miles de currículums en segundos y seleccionar los más adecuados según para qué situación en función de su experiencia y cualificaciones.
Aunque ya hemos dado unas pinceladas sobre la tecnología que puede emplearse en combinación con la IA, te dejamos un resumen de todos los dispositivos que emplean las empresas de seguridad privada para automatizar sus procesos y afinar sus servicios:
Sistemas de videovigilancia inteligente: Utilizan algoritmos de IA para analizar imágenes y videos en tiempo real, detectando automáticamente actividades sospechosas o intrusos.
Análisis de datos y predicción de amenazas: Los algoritmos de IA pueden analizar grandes conjuntos de datos para identificar patrones y tendencias, ayudando a predecir posibles amenazas y tomar medidas preventivas.
Automatización de procesos: La IA se utiliza para optimizar la asignación de recursos, la planificación de patrullas y la gestión de equipos, mejorando la eficiencia operativa y reduciendo costos.
Sistemas de control de acceso inteligente: Utilizan IA para reconocimiento facial, biometría y análisis de comportamiento para autorizar o denegar el acceso a áreas restringidas.
Gestión de riesgos: Los algoritmos de IA pueden evaluar riesgos y amenazas en tiempo real, proporcionando información para la toma de decisiones estratégicas y tácticas.
La industria de la seguridad privada debe responder ante el reto de la falta de personal cualificado que se dedica a este campo. Junto a otros sectores laborales eminentemente manuales como la construcción, la carpintería, la electricidad, el mantenimiento de maquinaria, hace falta mano de obra humana en seguridad privada. Otro reto contemporáneo de la seguridad privada es el avance de la tecnología, que los delincuentes potenciales están aprovechando para cometer fechorías de manera más sofisticada y sigilosa. Esto obliga a las empresas de seguridad privada a invertir más en nuevas tecnologías y en innovación, con el gran gasto económico que conlleva. La falta de investigación y la novedad de la IA en la seguridad privada hace que estas inversiones sean más cuantiosas que en otros campos más tecnológicos.
Otro obstáculo para implementar la inteligencia artificial en seguridad privada son los debates actuales sobre la privacidad de datos. En nuestros días, la legislación sobre protección de datos en los datos de entrenamiento de la IA es muy difusa y varía de país en país. Bien es sabido que muchos sistemas de IA recurren a los datos que introducen sus usuarios para entrenar y perfeccionar el funcionamiento del algoritmo. Es por eso que las empresas deben dedicar el tiempo necesario a llegar a acuerdos de confidencialidad satisfactorios para todas las partes.
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