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Una entrevista de estrés es un tipo de entrevista laboral diseñada específicamente para evaluar cómo un candidato maneja situaciones de alta presión. A diferencia de una entrevista tradicional, donde se pueden hacer preguntas más generales sobre la experiencia y las habilidades, esta busca poner al candidato bajo presión y observar cómo reacciona y responde.
El entrevistador puede utilizar diferentes técnicas para crear un ambiente tenso, como hacer preguntas difíciles, desafiar las respuestas del candidato o interrumpirlo mientras habla. El objetivo es evaluar la capacidad del candidato para mantener la calma, tomar decisiones rápidas y lógicas, y manejar situaciones estresantes de manera efectiva.
Algunas empresas utilizan este tipo de entrevista para roles que implican altos niveles de estrés y presión, como trabajos en el sector financiero, la atención médica o la gestión de crisis. También se puede utilizar como una forma de seleccionar candidatos que sean resistentes al estrés y capaces de tomar decisiones acertadas en situaciones desafiantes.
Es importante tener en cuenta que una entrevista de estrés no pretende ser una experiencia desagradable, sino más bien una forma de evaluar las habilidades y fortalezas en un entorno de alta presión.
Sin embargo, algunos candidatos pueden encontrar que estas son más desafiante y estresante que una entrevista tradicional.
El proceso de una entrevista de estrés puede variar según la empresa y el entrevistador, pero generalmente sigue algunos pasos comunes:
Antes de llevarla a cabo, el entrevistador se prepara cuidadosamente para crear un ambiente desafiante y evaluar las habilidades del candidato bajo presión. Esto implica identificar situaciones o preguntas que puedan generar estrés y que sean relevantes para el puesto en cuestión.
Estas situaciones pueden estar relacionadas con el trabajo específico, como manejar plazos ajustados, resolver problemas complejos o enfrentar situaciones conflictivas. El objetivo es simular un escenario realista en el que el candidato pueda demostrar su capacidad para lidiar con el estrés y tomar decisiones efectivas.
La entrevista comienza con una introducción estándar, donde el entrevistador explica el propósito de la entrevista y establece las expectativas. En este momento, es posible que el entrevistador mencione explícitamente que se trata de una entrevista de estrés diseñada para medir las habilidades del candidato bajo presión. También puede proporcionar una visión general del formato de la entrevista y cómo se estructurarán las preguntas.
El entrevistador realiza preguntas diseñadas para desafiar al candidato y evaluar su capacidad para manejar situaciones estresantes. Estas preguntas suelen ser situacionales, donde se presenta al candidato un escenario complejo y se le pide que proponga una solución o tome decisiones rápidas y lógicas.
Las preguntas pueden involucrar dilemas éticos, conflictos interpersonales, resolución de problemas críticos o manejo de plazos ajustados. El objetivo es evaluar la capacidad del candidato para pensar con claridad bajo presión.
Se pueden utilizar técnicas para aumentar la presión y evaluar cómo el candidato responde ante situaciones desafiantes. Esto puede incluir interrumpirlo mientras habla o agregar presión adicional mediante comentarios desafiantes o confrontaciones.
Estas técnicas tienen como objetivo evaluar la capacidad del candidato para mantener la calma, adaptarse rápidamente a situaciones cambiantes y responder de manera efectiva bajo presión. También se busca observar la capacidad de comunicación del candidato y su resiliencia emocional frente a la adversidad.
Se evalúa cuidadosamente las respuestas y las habilidades demostradas. Además de analizar las respuestas en sí, se observa cómo el candidato maneja la presión, cómo se comunica y cómo utiliza sus habilidades para resolver problemas o tomar decisiones.
Se presta atención a la capacidad para mantener la calma en situaciones estresantes, la claridad de pensamiento, la capacidad para priorizar tareas, la resolución de problemas y la capacidad para trabajar bajo presión. También se evalúa la adaptabilidad, la toma de decisiones rápidas y la capacidad para aprender de los errores.
Al final, el entrevistador suele permitir que el candidato haga preguntas o brinde comentarios adicionales. Esta es una oportunidad para que aclare cualquier duda o exprese sus pensamientos sobre la entrevista.
También es posible que el entrevistador brinde información sobre el siguiente paso del proceso de selección, como la posibilidad de una segunda entrevista, una evaluación adicional o la toma de decisiones finales.
Naturalmente, tienen tanto ventajas como desventajas. Aquí te presento algunas de ellas:
Puede proporcionar una evaluación más realista de cómo un candidato maneja ciertas situaciones. Permite al entrevistador observar las reacciones y respuestas bajo presión, lo que es especialmente relevante para puestos que requieren tomar decisiones rápidas y lidiar con altos niveles de estrés.
Ayuda a identificar las habilidades específicas que son necesarias para el trabajo en cuestión, como la resolución de problemas, la toma de decisiones bajo presión, la comunicación efectiva y la capacidad para mantener la calma en situaciones desafiantes. Permite al entrevistador evaluar directamente si el candidato posee estas habilidades clave.
Al someter a los candidatos a una situación de estrés, los entrevistadores pueden distinguir claramente a aquellos que manejan bien las situaciones de alta presión de aquellos que pueden tener dificultades. Esto ayuda a identificar a los candidatos más adecuados para el puesto y a tomar decisiones más informadas durante el proceso de selección.
Este tipo de entrevista puede generar altos niveles de estrés en los candidatos, lo que puede afectar su rendimiento y hacer que no muestren su verdadero potencial. Algunos pueden sentirse abrumados y tener dificultades para dar respuestas claras y coherentes bajo presión extrema.
Los entrevistadores pueden tener diferentes criterios y expectativas sobre cómo los candidatos deben manejar el estrés. Esto puede llevar a evaluaciones subjetivas y a la posibilidad de que los entrevistadores favorezcan a unos, en función de su propia interpretación de las respuestas y comportamientos bajo presión.
Aunque puede proporcionar información valiosa sobre cómo un candidato se desempeña en situaciones estresantes, no refleja necesariamente cómo será su desempeño en el día a día del trabajo. Puede ser un indicador limitado de la capacidad del candidato para enfrentar los desafíos típicos del puesto y trabajar de manera efectiva en un entorno menos estresante.
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