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Definimos daños de trabajo como cualquier patología o perjuicio físico o psicológico derivado de una actividad profesional. Tanto el Estatuto de los Trabajadores como la Ley de la Seguridad Social son documentos jurídicos que establecen directrices jurídicas que definen los diferentes tipos de daño en el trabajo, sus implicaciones y como han de actuar tanto la empresa como los trabajadores. A grandes rasgos, diferenciamos dos tipos de daños derivados del trabajo: la enfermedad profesional y el accidente laboral.
En este artículo te explicamos en detalle los diferentes tipos de accidentes de trabajo que contempla la legislación, así como las enfermedades profesionales. A su vez, también te contaremos sobre aquellas dolencias que no se enmarcan explícitamente en ninguna de ambas categorías, pero que podrían perfectamente figurar como daños derivados del trabajo.
Los accidentes de trabajo, según la legislación, abarcan diversas situaciones que pueden afectar al trabajador en el desempeño de sus funciones o en su trayecto hacia o desde el lugar de trabajo. Están contemplados los accidentes que ocurren durante el traslado al trabajo o de regreso a casa. Imagina a un empleado que sufre un accidente de tráfico mientras se dirige a su lugar de trabajo en bicicleta.
Además, se incluyen los accidentes relacionados con el ejercicio de cargos sindicales, tanto durante su ejercicio como en el desplazamiento hacia o desde el lugar donde se llevan a cabo dichas funciones. Por ejemplo, un representante sindical que sufre una lesión al caerse mientras está participando en una reunión sindical.
También se contemplan los accidentes derivados de tareas que, aunque no formen parte específica de la categoría laboral del trabajador, se llevan a cabo por orden del empleador o de manera espontánea en beneficio de la empresa. Podemos poner el ejemplo de un empleado de oficina que sufre una lesión mientras ayuda a mover muebles en el lugar de trabajo a petición del empleador.
Los actos de salvamento y situaciones similares que tengan una conexión con el trabajo también se contemplan como accidentes laborales. Por ejemplo, un trabajador que se lesiona mientras intenta apagar un incendio en las instalaciones de la empresa.
Las enfermedades que se contraen como resultado directo de la actividad laboral también entran en esta categoría, siempre y cuando se pueda demostrar que la enfermedad es exclusivamente consecuencia del trabajo realizado. Por ejemplo, un trabajador que desarrolla problemas respiratorios debido a la exposición prolongada a productos químicos en su lugar de trabajo.
Asimismo, se incluyen las enfermedades preexistentes que se agravan como resultado de un accidente laboral. Por ejemplo, un empleado con problemas de espalda que sufre una lesión adicional en un accidente de trabajo, empeorando su condición preexistente.
Por último, también son accidentes laborales las complicaciones derivadas de enfermedades intercurrentes que modifican las consecuencias del accidente original. Sería accidente laboral un trabajador que sufre un accidente en el trabajo y, durante su recuperación, contrae una infección hospitalaria que agrava sus lesiones y prolonga su tiempo de recuperación.
Las enfermedades profesionales, definidas como aquellas que resultan del desempeño de un trabajo por cuenta ajena, están reguladas por un cuadro que enumera las enfermedades reconocidas y los agentes causales asociados. Este cuadro, establecido en 1978, incluye 78 enfermedades profesionales y está dividido en seis categorías según los factores desencadenantes. Las enfermedades profesionales principales se clasifican según el siguiente cuadro:
Enfermedades producidas por factores químicos: Incluye aquellas enfermedades causadas por la exposición a sustancias químicas específicas en el entorno laboral. Es común en la industria, donde suelen emplearse sustancias químicas en los procesos de trabajo.
Enfermedades de la piel causadas por sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados: Esta categoría abarca afecciones cutáneas derivadas de la exposición a sustancias químicas, biológicas o físicas que afectan la piel durante el trabajo. Por ejemplo, dermatitis por contacto con ciertos productos químicos.
Enfermedades producidas por la inhalación de sustancias y agentes no comprendidos en otros apartados: Se refiere a enfermedades respiratorias causadas por la exposición a partículas, humos, gases u otros agentes presentes en el ambiente laboral. Por ejemplo, neumonitis por inhalación de polvo de sílice en la construcción.
Enfermedades infecciosas y parasitarias: Comprende enfermedades causadas por microorganismos patógenos presentes en el entorno laboral, como virus, bacterias, hongos o parásitos. Por ejemplo, hepatitis B contraída por personal sanitario accidentalmente durante su actividad laboral.
Enfermedades producidas por agentes físicos: Esta categoría incluye afecciones provocadas por la exposición a agentes físicos como el ruido, las vibraciones, la radiación ionizante o no ionizante, entre otros. Por ejemplo, pérdida de audición por exposición continua a niveles altos de ruido en la industria.
Enfermedades sistemáticas: Engloba enfermedades que afectan a múltiples sistemas del organismo y que tienen su origen en factores laborales. Por ejemplo, enfermedades autoinmunes asociadas a la exposición a determinados productos químicos en el trabajo.
Para que una enfermedad sea considerada profesional, debe estar incluida en este cuadro, haber existido exposición a los agentes causantes especificados y que el trabajador desarrolle su labor en una de las ocupaciones mencionadas en el mismo.
Aun así, es importante considerar que tanto los accidentes laborales como las enfermedades profesionales no son los únicos riesgos para la salud asociados al trabajo. Existen enfermedades de origen multifactorial o inespecífico que no entran en la definición legal de enfermedad profesional. El concepto de enfermedad relacionada con el trabajo comprende estas situaciones, donde las condiciones laborales son solo uno de varios factores causales o agravantes.
Por ejemplo, el acoso psicológico en el trabajo, conocido como mobbing, no se considera actualmente una enfermedad profesional en España, pero puede estar relacionado con el entorno laboral y afectar la salud del trabajador. Es posible que en el futuro se revise y amplíe la definición de enfermedad profesional para abordar casos como este.
Además de las enfermedades relacionadas con el trabajo, existen otros daños para la salud derivados de condiciones laborales deficientes. El estrés laboral, la insatisfacción en el trabajo, la fatiga crónica y el envejecimiento prematuro son ejemplos de estos daños, influenciados por diversos factores ambientales y organizacionales.
La comprensión de la salud laboral está evolucionando hacia una visión más holística, pues se reconoce la influencia de múltiples factores en la aparición paulatina de las enfermedades. Por ejemplo, patologías como la enfermedad isquémica cardiaca pueden atribuirse a una combinación de factores genéticos, hábitos de vida, condiciones de trabajo y otros aspectos psicosociales.
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