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Las mentiras son parte de la vida cotidiana. Podríamos decir, incluso, que todos mentimos en menor o mayor medida dependiendo de la situación. Pero ¿qué hay detrás de quienes mienten constantemente sin pensar en las consecuencias? Esto tiene un nombre: mitomanía.
Se trata de un trastorno psicológico que lleva a los individuos que lo padecen a establecer la mentira como la base de muchas de sus acciones. ¿Quieres saber un poco más? ¡Te lo contamos en este post!
La mitomanía se entiende como la tendencia a mentir de manera recurrente en diversas circunstancias de la vida cotidiana. En este sentido, la persona que la padece tiende a exagerar detalles, confeccionar mentiras y crear relatos sobre la base de la imaginación. Al tratarse de un trastorno psicológico, estas mentiras pueden llegar a desarrollar el autoengaño y, en consecuencia, convertirse en parte del discurso individual. Se le conoce también como trastorno ficticio o pseudología fantástica.
Esta conducta, que se describe como adictiva, recala en la mentira patológica y tiene diversas motivaciones, como la búsqueda de reconocimiento, admiración, atención o simpatía. La tendencia a mentir, entonces, genera consecuencias que la persona mentirosa no contempla en escenarios futuros. Este trastorno va más allá de las mentiras esporádicas o situacionales que las personas pueden decir ocasionalmente; se trata de una compulsión por utilizar la mentira sin un motivo externo que lo justifique.
Ahora bien, como se anticipó, la mitomanía no solo afecta a quien la padece, sino también a su entorno, en el que la familia, los amigos y el ambiente profesional, por ejemplo, pueden experimentar falta de confianza y, desde luego, problemas para mantener relaciones interpersonales estables y confiables. De ahí la relevancia de detectarla a tiempo para buscar ayuda. El tratamiento de la mitomanía puede incluir psicoterapias, en los que la teoría psicoanalítica y la teoría social estarían contempladas.
Se trata de un síntoma común en la mitomanía. La autopercepción negativa o los sentimientos de inferioridad impulsan al individuo a crear escenarios alternos en los que se percibe a sí mismo de manera más favorable. De esta manera, se crean historias para alcanzar la validación de los demás.
Las mentiras se profieren de manera impulsiva, lo que implica que el mitómano no puede controlar sus ansias de mentir, incluso en circunstancias en las que este acto pudiera tener consecuencias negativas para él y los demás.
Los refuerzos positivos llegan cuando las mentiras surten los efectos esperados. Sin embargo, el aspecto que sienta las bases para continuar con las mentiras se encontraría en que los demás no detectan o sospechan de la veracidad de los relatos o detalles de la vida del mitómano.
Con el tiempo, la mentira adquiere el estatus de adicción, donde el individuo depende de ella para establecer relaciones interpersonales. Este la sitúa como base en el trato con la gente y la creación de nuevos vínculos.
El autoengaño llega en el momento en el que el mitómano comienza a creer sus elucubraciones, lo que puede complicar aún más la distinción entre la realidad y la ficción en su percepción del mundo. Este fenómeno puede llevar a un aislamiento social significativo, sobre todo, cuando las relaciones comienzan a deteriorarse por el descubrimiento de las mentiras.
La mitomanía encuentra sus causas u orígenes en la interacción de diferentes factores que contribuyen a su desarrollo y manifestación. A continuación, se desarrollan las principales causas de este trastorno de la personalidad:
La mitomanía cuenta con diferentes manifestaciones, lo que demuestra la complejidad del trastorno. ¿Cuáles son estos tipos? Veamos:
Este tipo se caracteriza por la confección de relatos o historias que no cuentan con ningún fundamento en la realidad. Estas fantasías pueden llegar a ser hiperbólicas con el objetivo convencer a los demás y, desde luego, construir un mundo más estimulante.
La mentira también es utilizada para establecer, mantener o fortalecer relaciones sociales de diverso tipo. Quienes padecen la mitomanía relacional buscar elevar su imagen para generar impacto social y reconocimiento.
El mitómano miente de manera compulsiva sin poder controlar el impulso. Como manifestación principal de este trastorno, se buscan beneficios o se miente por la satisfacción que pudiera haber detrás de la acción de embaucar.
La pseudología fantástica extrema la creación de historias y relatos en los que tanto situaciones como personajes han sido inventados para cautivar y acaparar la atención de los demás. Esto implica la creación de realidades alternativas incluso completas.
La mitomanía encuentra lugar en las estafas cuando el individuo busca alcanzar beneficios, ya sean materiales o financieros. Aquí puede existir un alto grado de manipulación, ya que el objetivo es lucrar sin importar el perjuicio de la víctima.
Aunque se suele relacionar con el fortalecimiento de la autopercepción, el mitómano utiliza la mentira para exaltar las características de otros con el objetivo de manipular, estafar, entre otros beneficios.
En este tipo de mitomanía, el individuo inventa padecimientos, enfermedades y otras condiciones médicas para obtener atención, cuidados, recursos económicos o simpatía.
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