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¿Alguna vez has sentido que tú mismo/a niegas la realidad de lo que está pasando para protegerte? ¿Algo así como evadir los problemas para no tener una preocupación extra? Si has respondido que sí, probablemente no sepas qué son los mecanismos de defensa psicológicos, pero te va a interesar descubrirlos. ¿Nos acompañas a hacerlo?
Los mecanismos de defensa psicológica son estrategias, mecanismos o procesos psicológicos que nuestro cerebro realiza de forma inconsciente y que permiten a una persona protegerse de situaciones estresantes o amenazantes, que le causan ansiedad, estrés u otras emociones negativas. Así, estos mecanismos ayudan a reducir la ansiedad y preservar la integridad psicológica del individuo. ¡Salvaguardar el equilibrio psicológico!
En este artículo, explora qué son los mecanismos psicológicos, cuáles son los principales mecanismos de defensa psicológica, su clasificación y algunos ejemplos comunes. ¡Empezamos!
Para entender qué son y cuáles son los principales mecanismos defensa psicológica es primordial acudir al trabajo pionero de Sigmund Freud, quien los describió como parte de la estructura del yo. A lo largo de los años, otros psicoanalistas han ampliado esta lista, aunque, sin duda, las grandes aportaciones fueron realizadas por la hija de este, Anna Freud, también psicoanalista.
Todos ellos han identificado que existe una amplia variedad de mecanismos de defensa que operan de manera inconsciente en la mente humana, pero que le ayudan a protegerla y a mantener el equilibrio psicológico ante situaciones negativas o incluso traumáticas. Incluso otras corrientes psicológicas, como la Gestalt o la terapia cognitiva conductual, también han hecho uso de este término.
A continuación, te mostramos cuáles son los principales mecanismos de defensa. Aunque existen otros -de los que te hablaremos más adelante- estos son los más importantes.
La negación es un mecanismo de defensa que implica rechazar la existencia de una realidad que resulta dolorosa o inaceptable para una persona. En definitiva, consiste en negar la existencia de algo -a pesar de saber que sí ocurre realmente-, para hacerle creer a nuestra mente que es falso.
Por ejemplo, un enfermo terminal puede negar su gravedad, evitando buscar tratamiento médico, o una persona que fuma puede negar la realidad de que el tabaco causa graves problemas de salud.
La proyección es otro mecanismo de defensa que quizá te sea familiar. Este proceso psicológico implica atribuir nuestros propios pensamientos, sentimientos o impulsos considerados como inaceptables a otra persona que tenemos cerca. Los sentimientos de odio o celos y los comportamientos agresivos son algunos de los más habituales en este sentido.
Por ejemplo, una persona celosa puede acusar a su pareja de ser infiel, aunque no tenga sospechas ni pruebas, lo cual se considera una proyección de su propia forma de ser.
El desplazamiento es un mecanismo de defensa que conlleva desviar la atención o la emoción negativa que nos provoca una persona o situación a otra. Dicho de otro modo, consiste en redirigir nuestros impulsos negativos hacia una persona que nos provoque menos temor o inseguridad.
¿Alguna vez te ha ocurrido que te has enfadado con una persona y lo has pagado hablándole mal a otra distinta? ¡Eso es desplazamiento!
La sublimación es similar a la anterior, un mecanismo de defensa que implica canalizar impulsos o emociones inaceptables hacia actividades socialmente aceptables y constructivas.
Por ejemplo, una persona que ha experimentado algunos problemas de drogadicción u otras adicciones puede canalizar esa mala energía en hacer deporte o practicar algún arte.
La racionalización es el mecanismo de defensa psicológica que se centra en la búsqueda de una justificación lógica y razonable a nuestro comportamiento o pensamiento negativo o a una situación problemática que ha ocurrido. De esta forma, nuestra mente considera que, si buscamos una razón lógica, nuestros malos comportamientos o decisiones estarán más justificados.
Un ejemplo puede ser cuando una persona rompe una relación amorosa contigo por haberle sido infiel y, en lugar de admitir que lo has sido, afirmas que esa persona no te quería y que tú ya lo sabías desde el principio.
Los mecanismos de defensa psicológica pueden clasificarse en dos categorías principales: mecanismos de defensa primarios y mecanismos de defensa secundarios.
Los mecanismos de defensa primarios, también conocidos como mecanismos de defensa primitivos, son los más básicos y comunes; de hecho, se corresponden con las primeras fases de la vida de una persona, en su infancia. Estos surgen en situaciones de estrés o trauma y están relacionados con la represión emocional, la negación, la proyección, el desplazamiento, la disociación y la racionalización, entre otros.
Por su parte, los mecanismos de defensa secundarios son más complejos, puesto que son desarrollados en épocas de la vida posteriores a la infancia. Estos suelen surgir en situaciones de estrés crónico o en el desarrollo de la personalidad. Incluyen, entre otros, la sublimación, la intelectualización, la formación reactiva, la regresión y la identificación.
A continuación, presentamos algunos ejemplos comunes de mecanismos de defensa psicológica:
¡Estos son algunos de los mecanismos de defensa psicológica primarios y sus ejemplos!
¡Estos son algunos de los mecanismos de defensa psicológica secundarios!
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