Curso Superior en Ciberseguridad en el Trabajo (Titulación Universitaria + 12 Créditos ECTS)
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En un mundo cada vez más conectado, la identidad digital se ha convertido en una extensión de nosotros mismos.
Protegerla no solamente es importante para evitar problemas de privacidad y seguridad, sino también para garantizar que la reputación en línea de una persona está alineada con la imagen que se quiere proyectar.
Todas las personas forman parte del inmenso universo de internet, dejando rastros de la existencia, opiniones, actividades y relaciones.
Esos rastros son lo que se conoce como identidad digital, y para evitar problemas de seguridad, privacidad y reputación, es fundamental protegerla.
De este modo, la identidad digital es el conjunto de información que define a una persona en el entorno digital, siendo una versión online de esta, que está compuesta por sus perfiles en redes sociales, información pública, historial de búsqueda, interacciones, entre otros.
Cada vez que se realiza una actividad en línea, se está construyendo o agregando a la identidad digital.
Así pues, esta identidad se va desarrollando a medida que se conectan y participan en plataformas digitales.
Desde las fotos que suban a redes sociales hasta los comentarios que dejan en foros, cada una de esas actividades contribuye a conformar la identidad en el espacio virtual.
La identidad digital tiene ciertas características que la hacen única y diferente de la identidad física.
Algunas de las características de la identidad digital son las siguientes:
Todo lo que se publica en Internet tiende a permanecer. Aunque borremos una foto o un comentario, puede que este haya sido copiado o registrado por terceros, dejando un rastro permanente.
La identidad digital de una persona está dispersa en diferentes plataformas. Estas pueden tener información en redes sociales, sitios web, foros y tiendas online, lo que hace que la identidad se divida en fragmentos.
La información en línea es fácilmente accesible para otras personas, incluidas empresas, gobiernos e individuos con intenciones maliciosas.
A diferencia de la identidad física, la identidad digital puede cambiar. Podemos decidir actualizar nuestras fotos, eliminar comentarios o ajustar configuraciones de privacidad, pero siempre quedando expuestos al riesgo de que ya haya sido copiada la información anterior.
La identidad digital está compuesta por una variedad de información que se suele compartir a través de distintos medios en línea. Esta incluye:
Aunque estén estrechamente relacionadas, la identidad digital y la huella digital no son lo mismo.
La huella digital es el rastro que dejamos al navegar por Internet, como las cookies que se guardan en el navegador, el historial de búsqueda y las acciones que se realizan en línea.
Por otro lado, la identidad digital es el conjunto de información que se puede asociar a una persona, incluyendo perfiles, publicaciones e interacciones. Podría decirse que la huella digital contribuye a la construcción de la identidad digital.
La reputación digital es el reflejo de cómo los otros perciben a una persona en el entorno online, y está influenciada por la identidad digital.
Esto significa que la identidad digital es el conjunto de datos que generamos y compartimos, mientras que la reputación digital es la percepción que otros tienen de nosotros con base en esa información.
Por ejemplo, los comentarios que dejan, las publicaciones y las conexiones sociales afectan la reputación digital.
Proteger la identidad digital es fundamental para evitar problemas como el robo de identidad, el acoso o la pérdida de privacidad.
A continuación, te damos algunos consejos acerca de cómo puedes proteger tu identidad digital:
Usa contraseñas que combinen letras, números y símbolos, y evita usar la misma contraseña para diferentes servicios. Es recomendable utilizar un gestor de contraseñas para almacenar tus claves de forma segura.
Una de las acciones para proteger la identidad digital es habilitar la autenticación de dos factores (2FA). Esta es una capa adicional de seguridad que asegura que sólo tú puedas acceder a tus cuentas, incluso si alguien tiene tu contraseña.
Ajusta las configuraciones de privacidad para poder controlar quién puede ver tu información y tus publicaciones. Revísalas de forma periódica, ya que las plataformas pueden cambiar sus políticas de privacidad.
Todo lo que publicas en Internet puede ser accesible por otros. Antes de compartir algo, piensa si esa información podría afectarte a ti o a alguien más en el futuro.
En cuanto a cómo proteger la identidad digital, es recomendable que no proporciones información personal a menos que sea estrictamente necesario, y asegúrate de hacerlo solamente en sitios seguros y confiables.
Si posees cuentas en plataformas que ya no utilizas, elimínalas. Estas cuentas pueden representar un riesgo si son hackeadas.
Instala y mantén actualizado un buen software antivirus y firewall para proteger tu información de ataques maliciosos.
La protección de la identidad digital de los menores es aún más importante, ya que son particularmente vulnerables a los riesgos en línea.
Algunos consejos específicos para proteger la identidad digital de los niños incluyen:
Habla con los menores sobre los riesgos de compartir información personal en línea y enséñales a ser cautelosos.
Usa controles parentales en los dispositivos y plataformas que usan los menores para asegurarte de que no estén expuestos a contenido inapropiado.
Asegúrate de conocer las plataformas y sitios web que los menores visitan. Fomenta una comunicación abierta para que se sientan cómodos de hablar contigo en torno a su actividad en línea.
Adoptar medidas de protección, como el uso de contraseñas seguras, la configuración de la privacidad en redes sociales y la educación sobre los riesgos digitales, es fundamental para que las personas puedan mantenerse seguras en el entorno digital.
De este modo, no hay que subestimar la importancia que tiene la identidad digital, puesto que, cada clic, publicación e interacción, están construyendo la forma en la que el mundo digital percibe a las personas.
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