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Las patologías del oído externos –congénitas o adquiridas– afectan directamente a la estructura y funcionalidad del conducto auditivo externo (CAE), formado por el pabellón auricular (PA) y el conducto auditivo externo. Aunque cuentan con diversas opciones de tratamiento, pueden llegar a afectar la capacidad auditiva de manera severa o permanente. Se reconocen a simple vista (e.g. macrotia y anotia) y mediante la revisión exhaustiva del conducto auditivo.
En los casos adquiridos, la irritación, el dolor, la supuración, el prurito y el sangrado pueden dar cuenta de la presencia de acumulación de cerumen o cuerpos extraños. En cualquier caso, las revisiones están a cargo de los otorrinolaringólogos, quienes determinan los tratamientos adecuados, entre los que se encuentran la otoplastia o la administración de medicamentos.
En lo que sigue, te contamos más sobre las patologías del oído externo. ¡Sigue leyendo!
El oído externo consta de tres partes que se detallan a continuación.
El pabellón auricular (pinna auris) está formado por cartílago y piel, y su forma característica tiene la función de captar el sonido para dirigirlo hacia el conducto auditivo. Presenta las siguientes partes: hélix, antehélix, concha, antitrago, surco posterior y lóbulo. Las deformaciones congénitas suelen afectar a esta estructura debido a la concurrencia de síndromes o problemas de desarrollo fetal.
El canal auditivo externo se extiende desde el pabellón auricular hasta la membrana timpánica. Se trata de un conducto que, contrario a lo que se cree, no es recto, por lo que tiene una ligera inclinación. En las revisiones médicas, se pliega el pabellón auricular hacia el lado del cráneo para lograr una mejor visibilidad. En las condiciones genéticas de malformación, este canal o conducto suele estar obstruido.
Se encuentra al final de conducto auditivo y marca el límite con el oído medio. Tiene dos partes: la membrana de Shrapnell y la porción tensa. El tímpano está unido a los huesecillos del oído (yunque, matillo y estribo), lo que permite la capacidad de audición.
Se presentan las ocho patologías congénitas del oído externo más comunes.
Esta patología se expresa mediante la ausencia de pabellón auditivo o auricular, y puede afectar a una o ambas orejas. Es una condición congénita catalogada como poco frecuente que puede mejorar a través de procedimientos quirúrgicos, en los que se procura reconstruir la oreja. El objetivo no solo es estético, sino también funcional, ya que se busca mejorar la audición del paciente. Cuando son necesarios, se realizan implantes.
Este defecto congénito se caracteriza por el desarrollo insuficiente y las dismorfias del conducto auditivo externo, donde se incluyen al pabellón auricular, el oído medio (estribo, yunque y martillo) y el tímpano. A pesar de estas condiciones, la cóclea suele estar bien desarrollada, por lo que es posible realizar una canaloplastia, un procedimiento quirúrgico en el que se construye un tímpano o se mejora la hipoacusia.
La estenosis consiste en la estrechez del canal auditivo y puede estar acompañada de la formación insuficiente tanto del tímpano como del oído externo. Debido a este estrechamiento es posible el desarrollo de coleostomas, quistes que afectan al tímpano y que podrían generar pérdidas auditivas. En casos graves, la cirugía ayuda a mejorar, sobre todo, los problemas relacionados con los coleostomas.
Este defecto congénito consiste en el desarrollo insuficiente de la oreja. Presenta cuatro tipos o grados en función del desarrollo del pabellón auricular: microtia 1, microtia 2, microtia 3 y microtia 4 o anotia. El grado 1 es la expresión más leve de esta malformación, mientras que el grado 4, la ausencia completa de oreja. Puede comprometer a una o ambas orejas.
Se trata de una anomalía congénita caracterizada por una malformación en la oreja o pabellón auricular que conduce a que este se encuentre demasiado desarrollado. No afecta directamente a la audición, pero puede requerir otoplastias para mejorar la estética de la oreja. Se utilizan técnicas quirúrgicas de corrección que buscan aplicar únicas intervenciones para evitar procedimientos futuros.
El pabellón auricular, en este caso, presenta múltiples apéndices. Estos carecen de funcionalidad y se sitúan por delante del pabellón. En suma, se trata de tejido extra que solo afecta la forma y estética de la oreja. No suele estar acompañada de problemas de audición y se corrige fácilmente mediante cirugías simples.
Esta malformación genética condiciona la aparición de un hoyuelo, orificio o canal anormal cerca del pabellón auricular. Si bien puede ser asintomática, en ocasiones, presenta complicaciones como el desarrollo de infecciones. El tratamiento se centra en la prescripción de antibióticos de alto espectro en casos de sobreinfección y en la extirpación de la fístula para evitar nuevos casos infecciosos.
Las orejas en asa son una condición congénita caracterizada por el crecimiento excesivo del pabellón auricular, acompañado por la ausencia del pliegue del cartílago en la zona del antehélix. En cuanto a la estética, aquellas se observan como muy separadas de la cabeza; con relación a la funcionalidad, no llegan a afectar la audición. La solución estética se centra en una intervención quirúrgica (otoplastia).
Las patologías adquiridas se desarrollan según los siguientes casos.
Los tapones de cerumen se forman cuando la cera se acumula en exceso en conducto auditivo externo. Como consecuencia, se produce una obstrucción que llega, en ciertos casos, a limitar la capacidad auditiva; en situaciones de mayor gravedad podría derivar en perforación de la membrana timpánica. La extracción del tapón ha de ser cuidadosa y efectuada por un profesional cualificado para prevenir lesiones u otros problemas.
El cuerpo u objeto extraño en el oído puede causar, más allá de los dolores y molestias, daños en el canal auditivo y pérdida de la audición. Aunque no suele derivar en complicaciones gracias a una atención temprana, en el caso de los niños, estas pueden aparecer debido al diagnóstico tardío. ¿Cómo se procede ante este problema? Los médicos extraen el objetivo o cuerpo (e.g. insectos) con especial cuidado ante casos de tímpano perforado. Hay soluciones caseras como usar agua, no empujar el objetivo y acudir a un centro de salud cuando hay señales de sangrado o infección.
Las infecciones del oído externo, también conocidas como otitis externas, son inflamaciones causadas por bacterias. La etiología de estos casos se encuentra en eventos que predisponen el desarrollo de infecciones, a saber: alergias, uso inadecuado de hisopos, dermatitis, sustancias irritantes, entre otros. El diagnóstico se centra en la observación, mientras que el tratamiento suele ser tópico con antibióticos, corticosteroides, entre otros. Se identifican, además, casos de otomicosis (pruriginosa), otitis externa con forúnculos (eritema) y otitis micótica.
Las neoplasias (tumores) del oído externo pueden ser benignas o malignas. Por un lado, las neoplasias benignas pueden o no afectar la capacidad auditiva según el nivel de desarrollo de estos tipos de tejidos. Por otro lado, las neoplasias malignas se catalogan según los siguientes nombres: carcinoma epidermoide, carcinoma basocelular y rabdomiosarcoma. El tratamiento es quirúrgico y puede llegar requerir radioterapia y quimioterapia. Se busca mejorar el diagnóstico final.
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