Curso de Cuidados Paliativos Pediátricos (Titulación Universitaria + 4 Créditos ECTS)
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La sedación paliativa es un procedimiento médico destinado a aliviar el sufrimiento intenso de pacientes en fase terminal que experimentan síntomas difíciles de controlar con tratamientos convencionales. Este método busca proporcionar confort y mejorar la calidad de vida del paciente durante su agonía. Para ello, se administran unos fármacos determinados con el fin de reducir el dolor, la ansiedad u otros síntomas refractarios. Es esencial que el médico compruebe constantemente el nivel de sedación y que se cumplan las condiciones éticas propias del ámbito sanitario, como el consentimiento informado del paciente o su familia, así como la atención a las necesidades emocionales y espirituales del paciente. Cabe resaltar, que la sedación paliativa no exime al médico de la responsabilidad de proporcionar cuidados básicos e informar a la familia sobre la situación del paciente.
La importancia de la sedación paliativa radica en proporcionar a los pacientes en fase terminal una muerte indolora y natural, permitiéndoles vivir los últimos momentos de su vida sin experimentar un sufrimiento insoportable. Es un componente esencial de los cuidados paliativos al ofrecer alivio a los síntomas refractarios, como el dolor, la ansiedad y la disnea, que surgen a raíz de algunas enfermedades terminales. En este artículo te contamos en qué consiste la sedación paliativa.
Cuando se considera aplicar la sedación paliativa, es recomendable realizarla en el entorno donde el paciente está siendo atendido, ya sea en el hospital o en su domicilio. Idealmente, el médico que lo atiende regularmente debería encargarse de este proceso. En caso de que el médico no se sienta completamente capacitado, se sugiere buscar la ayuda de un equipo de cuidados paliativos o de un médico con experiencia en este procedimiento.
Es obligatorio obtener el consentimiento, ya sea del paciente directamente o de su familia. De lo contrario, el personal médico podría estar incurriendo en un delito. Aunque el consentimiento verbal es suficiente, es muy recomendable hacerlo constar explícitamente en la historia clínica y preferiblemente en presencia de testigos.
La elección del fármaco y la vía de administración son decisiones importantes, ya que hay un amplio rango de opciones a escoger según las necesidades de cada paciente. Se pueden utilizar benzodiacepinas como el midazolam, neurolépticos sedativos como la clorpromazina o levomepromazina, anticonvulsivantes como el fenobarbital o incluso anestésicos como el propofol. La preferencia es utilizar la vía subcutánea.
El fármaco de elección comúnmente es el midazolam, excepto en casos de delirium refractario, donde se prefiere la levomepromazina sola o combinada con midazolam. Si no hay una respuesta adecuada, se deben descartar posibles situaciones que impidan la sedación efectiva. En última instancia, si no se logra el nivel de sedación necesario, se puede recurrir a fármacos como el fenobarbital o el propofol.
Después de sedar a un paciente, se debe medir la conciencia de este mediante la escala de Ramsay para evaluar la efectividad de la sedación. Para valorarlo, el personal sanitario se fijará en el grado de confort del paciente y su frecuencia respiratoria. El estado en el que se debería encontrar un paciente tras una sedación exitosa se enmarcaría dentro del 5 o 6. Para mayor claridad, ilustramos los estados de la escala de Ramsay:
Cuando se decide aplicar sedación paliativa, es común que los familiares expresen dudas sobre mantener otros tratamientos, técnicas, cuidados físicos, pruebas y soporte básico. El personal médico ha de responder a estas preguntas con empatía y proporcionando información veraz. En ocasiones, la familia puede resistirse al inicio de una sedación continua, preocupados por momentos de conexión con el paciente. Si las circunstancias lo permiten, la sedación intermitente puede proporcionar alivio al paciente y permitir a la familia adaptarse gradualmente, siendo común que soliciten la continuidad. A su vez, para evitar malentendidos, es esencial explicar a la familia que la sedación busca evitar el sufrimiento, y que la enfermedad es la que realmente dicta los tiempos en la progresión del paciente hacia la muerte.
En la sedación paliativa, generalmente reversible, se suele recomendar mantener la hidratación y la nutrición, a menos que estas se consideren fútiles antes de la necesidad de sedación. En la sedación paliativa durante la agonía, se puede mantener la hidratación, pero la nutrición generalmente se contraindica.
El procedimiento requiere tres requisitos fundamentales: la existencia de al menos un síntoma refractario, obtener consentimiento informado según el protocolo y registrar adecuadamente en la historia clínica todos los datos relacionados con la indicación y el procedimiento farmacológico.
La sedación paliativa, la eutanasia y el suicidio asistido son tres conceptos distintos relacionados con el manejo de situaciones médicas complejas al final de la vida. La sedación paliativa se refiere a la administración controlada de medicamentos para aliviar el sufrimiento de pacientes en fase terminal, focalizándose en el alivio de síntomas refractarios como el dolor o la ansiedad, sin buscar activamente acortar la vida del paciente.
La eutanasia, en cambio, implica la acción directa de un profesional de la salud para poner fin a la vida de un paciente que sufre, a petición expresa del mismo o de su representante legal, con el objetivo explícito de acabar con su sufrimiento. Por último, el suicidio asistido consiste en proporcionar a un paciente los medios necesarios para que este pueda autoadministrar un fármaco letal, generalmente en respuesta a una enfermedad terminal, sin la intervención directa de un tercero.
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