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Si queremos ahorrar o, por lo menos, no perder dinero, es importante llevar una gestión de finanzas personales pormenorizada que incluya todos los ingresos que percibamos, así como los gastos. Las características y elementos de cada registro financiero varían en función de cada persona, ya que todos consumimos de manera diferente y afrontamos gastos muy diversos mensualmente.
En este artículo, te queremos ayudar a que comiences a gestionar tus finanzas personales de forma rápida y fácil. No es necesario que sepas sobre economía o finanzas. Solo necesitas voluntad, manejar lo básico de Excel y prepararte para planificar tus gastos. ¡No te pierdas nuestra guía de ahorro!
Antes de empezar con nuestro registro tenemos que pensar en qué situación financiera nos encontramos por ahora. Si tienes poco miramiento a la hora de gastar, es posible que no tengas una idea muy clara de si estás ahorrando algo de dinero al final de mes. Es por ello que es recomendable echarle un vistazo a la cuenta de ahorros y revisar en qué punto te encuentras financieramente hablando.
Evalúa el tren de vida que llevas y si podrías hacer frente a cualquier imprevisto que pudiera surgir inopinadamente como, por ejemplo, una avería en el coche. Piensa también en todas tus fuentes de ingresos, si tienes dinero invertido en un activo financiero. A su vez, contempla también los activos y propiedades que tengas ya en tu posesión para poder calcular el valor de todo tu patrimonio.
Si tienes acceso a una banca digital o a una aplicación móvil de tu banco, puedes buscar un registro automatizado que se genera automáticamente de tus gastos e ingresos para poder hacer un recuento más fiel. En cualquier caso, puedes organizarte la gestión de tus finanzas personales en una hoja de Excel.
En Excel puedes limpiar y manipular los datos para después crear gráficas relevantes con suma facilidad. Es un software básico de utilizar para estos casos, por lo que es recomendable manejarse en él con soltura. Estas gráficas pueden ayudarte a visualizar qué porcentaje de ahorros estás generando, la tendencia futura de tus ahorros en una línea cronológica y en qué concepto estás depositando más recursos.
De esta forma, una vez hayas analizado a conciencia tu situación financiera y sepas tu margen de maniobra, es hora de marcar algunos objetivos de ahorro, y también de gasto. Dependiendo de tu situación, estos objetivos pueden ir más orientados a reducir ciertos gastos, alcanzar un punto muerto, ahorrar para un momento preciso o ahorrar de forma mensual con vistas a ir formando un colchón económico para el largo plazo.
Por ejemplo:
Vale, pues ya tenemos unos objetivos bien fundamentados para encaminar nuestro esfuerzo ahorrativo. Ahora lo que queda es decidir cómo vamos a conseguir ahorrar la cantidad de dinero que nos hemos propuesto. Para ello podemos seguir varias estrategias que ya hemos perfilado justo anteriormente.
Día sin gastos: Designa un día a la semana en el que no gastarás dinero en compras innecesarias. Puedes hacer esto una vez a la semana o más, según tus necesidades.
Ahorro anticipado: Puedes destinar al menos el 20% de tus ingresos mensuales a tus ahorros antes de gastar en cualquier cosa justo al recibir la nómina del mes. Es una forma de priorizar el ahorro. Incluso podrías configurar un porcentaje mensual de ingresos que automáticamente se bloquee en cuanto recibas el salario.
Lista de deseos en espera: Haz una lista de cosas que deseas comprar. Antes de adquirirlas, espera al menos 30 días. Si al final del mes queda presupuesto suficiente para poder costearte unos caprichos sin mermar tus ahorros, ¡adelante!
Cuando ya hayas decidido tu estrategia, solo hace falta ponerla en práctica. Establecer cómo vas a medir tus objetivos (es decir, qué métricas vas a emplear en tu registro de Excel) para evaluar tu progreso.
Ahorrar de cara al futuro es como sembrar semillas hoy para cosechar frutos mañana: algo lógico y recomendable, pero que necesita cierta disciplina para que el fruto llegue a germinar. Lo importante es crear un colchón de seguridad financiera que proporcione seguridad con el fin de poder hacer frente a contingencias inesperadas o para poder emprender proyectos a largo plazo, como la compra de una casa.
Al ser diligente en buenas prácticas de ahorro, se construye un fondo económico que brinda la libertad de tomar decisiones fundamentales, como invertir en una propiedad, en una buena educación para los hijos o asegurarse la pensión.
No obstante, obsesionarse con un ahorro que nos coarte disfrutar del presente no es un hábito ni sano ni razonable. Gastar con moderación es esencial para mantener un equilibrio que pone en una balanza por igual la importancia del ahorro, así como la de disfrutar del dinero y de los frutos inmediatos de nuestro trabajo.
Obsesionarse por acumular dinero, especialmente sin un objetivo realista en mente, puede resultar en la pérdida de experiencias valiosas, conexiones sociales y momentos que, una vez pasados, no se pueden recuperar. Hay vivencias que solo se experimentan en una etapa de la vida. Lo recomendable es que nuestro día a día sea una combinación de planificación y disfrute de los pequeños detalles, y a veces de algunos un poquito más grandes.
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