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La diversidad de idiomas en Reino Unido es una de sus mayores riquezas. No solo existe el inglés, sino que podemos distinguir diferentes lenguas, entre las que destacan lenguas célticas con características y culturas propias, como son el escocés gaélico o el irlandés. Es importante ser consciente de este hecho, ya que si viajamos por Escocia o por el norte de Gales, podríamos sorprendernos a la hora de intentar comunicarnos con ciertos habitantes autóctonos o al intentar leer ciertas indicaciones escritas en un idioma que difiere significativamente del inglés.
Si bien el inglés es el idioma decididamente predominante en todo Reino Unido, existen los siguientes idiomas autóctonos: el escocés germano, el galés, el escocés gaélico, el manés y el córnico. Estos tres últimos están en un peligro inminente de extinción a pesar de los esfuerzos civiles y legislativos que se están aplicando cada vez más para revitalizarlos.
La lengua inglesa, originaria del Reino Unido, ha desempeñado un papel trascendental en la configuración del panorama lingüístico mundial desde principios del siglo XX. A lo largo de los siglos, ha ido nutriéndose de otras lenguas, desde el latín y el francés hasta el nórdico antiguo. Algunos lingüistas apoyan la teoría de que el inglés, tal y como hoy día se conoce, es una especie de pidgin simplificado que servía como vía de comunicación entre hablantes de lenguas diferentes. No obstante, son muy profundas las raíces históricas que lo ha llevado a consolidarse como lengua franca en el mundo occidental y, parcialmente, en gran parte del resto del mundo.
Durante los siglos XIX y principios del XX, el Imperio Británico se encargó de colonizar medio mundo, llevando consigo su idioma a regiones tan diversas como América del Norte, India, África y Australia, dejando un legado lingüístico indeleble.
La expansión del inglés no se limita solo a factores históricos; su influencia cultural y tecnológica ha sido determinante. También la difusión internacional de su música, el cine, la literatura y la tecnología provenientes de países angloparlantes, especialmente América, han contribuido a que miles de hablantes de otros países lo aprendan más allá de propósitos profesionales. Hoy día, el inglés no es solo una lengua económicamente interesante, sino que también es la lengua del ocio, de la tecnología punta y de la información, ya que funciona como una ventana desde la que podemos otear el mundo entero.
Así pues, el inglés es actualmente una lengua comodín en la escena internacional. De ahí que predomine en campos como los negocios, la diplomacia, la ciencia y la tecnología, lo que demuestra su prevalencia como medio de comunicación global. Es un terreno común para muchas culturas y nacionalidades, así como para transacciones comerciales y acuerdos económicos que se llevan a cabo entre diferentes países.
El escocés, también conocido como Scots, es una lengua minoritaria en el Reino Unido. Más de un millón de escoceses en las Tierras Bajas hablan esta lengua hermana del inglés. Sin embargo, debido a que se la percibe como una lengua coloquial o de marcado carácter rural, no suele tener cabida en medios oficiales.
En general, el inglés ha ejercido una influencia muy grande en la lengua escocesa y ha evolucionado en diferentes dialectos. Aunque existen similitudes léxicas y gramaticales con el inglés estándar, el escocés presenta diferencias muy marcadas en la pronunciación, vocabulario y construcciones gramaticales. En el terreno lingüístico, se debate si el escocés es realmente una lengua aparte del inglés o si, por el contrario, no es más que un dialecto. Cabe destacar que muchos hablantes nativos de inglés que no se hayan expuesto al escocés pueden verse impedidos a la hora de entender a un escocés hablando a toda velocidad debido a la fonética tan característica de esta lengua.
En términos de protección gubernamental, el escocés no ha recibido el mismo nivel de reconocimiento oficial que el gaélico escocés. Sin embargo, hay iniciativas locales y comunitarias que buscan preservar y revitalizar el escocés, especialmente en las nuevas generaciones. Estas incluyen proyectos educativos, eventos culturales y esfuerzos para incorporar la lengua en medios de comunicación y la vida pública.
En Gales, se le reconoce un estado especial a la lengua galesa, tanto a nivel nacional como en la legislación del Reino Unido. El galés, al igual que el irlandés, es una lengua céltica, y su presencia en Gales ha perdurado a lo largo de los siglos a pesar de diversas presiones históricas y sociales. Actualmente, lo hablan más de un millón de personas, principalmente en el norte de Gales.
En el siglo XX, el uso del galés se redujo significativamente debido a factores como la urbanización, los movimientos migratorios de la población autóctona y la política educativa que favorecía el inglés. Sin embargo, en las últimas décadas, los galeses perciben el galés como motivo de orgullo y como un patrimonio que se debe preservar.
El gobierno galés ha tomado medidas para revitalizar y proteger el galés. En 1993, se promulgó la Ley del Idioma Galés, que otorga al galés un estatus igual al inglés en las instituciones públicas en Gales. Esto significa que el galés se utiliza en documentos oficiales, educación y servicios gubernamentales, contribuyendo a su preservación y fomentando su uso cotidiano.
Si bien las tres lenguas anteriores son las mayoritarias en Reino Unido, hay otras lenguas cuyo cómputo de hablantes nativos no supera el millón de habitantes que también merecen una mención. Muchas de estas lenguas están experimentando un proceso de desaparición imparable.
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