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La bancarización fomenta el desarrollo económico y la inclusión financiera, sobre todo, en América Latina . A pesar de los avances en la última década, la región aún enfrenta desafíos significativos en el acceso a servicios financieros. Según el Banco Mundial, en su informe Global Findex 2021, aproximadamente el 73% de los adultos en América Latina y el Caribe poseía una cuenta bancaria en 2021, lo que representa un incremento notable desde el 55% en 2014.
Sin embargo, el uso de estos servicios sigue siendo limitado. Entre 2014 y 2021, la proporción de adultos que realizó pagos digitales en la región aumentó del 5% al 20%, lo que evidencia un crecimiento, aunque muy por debajo de otras regiones como Europa o Norteamérica.
El acceso al crédito también presenta desafíos. Factores como la informalidad laboral, la desconfianza en las instituciones financieras y la falta de educación financiera contribuyen a esta situación. No obstante, el auge de las fintech y las billeteras digitales ha acelerado la inclusión financiera.
Este panorama subraya la importancia de la bancarización como medio para reducir la desigualdad económica y fomentar el desarrollo de los mercados locales, los mismos que permiten que más personas accedan a herramientas de ahorro, crédito e inversión.
¿Qué es bancarización? El término bancarización es utilizado para aludir al proceso por el cual las personas acceden a servicios bancarios. Una definición más acotada de bancarizar, se encuentra en el Diccionario de la lengua española, en el que se lee que se trata de “hacer que alguien o algo, como un grupo social o un país, desarrolle o resuelva las actividades económicas a través de la banca”. A su vez, con respecto a bancarización, en el Diccionario panhispánico del español jurídico, se lee lo siguiente: “Recurso creciente a las entidades de crédito para el desarrollo de las actividades sociales y económicas”.
Entonces, ¿qué significa bancarización? Comprendemos que la bancarización permite el acceso a servicios bancarios de diverso tipo (apertura de cuentas, pagos, transferencias, préstamos, avales, depósitos a plazo fijo, entre otros), lo que contribuye a que los ciudadanos puedan participar de la economía formal y del desarrollo financiero. Por ejemplo, se puede aludir a una forma de pago bancarizada.
Veamos la importancia de este proceso tras definir bancarización. En América Latina y otras regiones del mundo, el acceso a la banca estuvo, durante mucho tiempo, limitado por cuestiones no solo logísticas y tecnológicas, sino también por aspectos geográficos (véanse los territorios de difícil acceso) y los altos costos de mantenimiento de cuentas. Sumado a esto, la desconfianza en las entidades bancarias, agravada por la falta de educación financiera, supuso una resistencia a la participación de servicios sistematizados, tomando partido, por lo tanto, por métodos tradicionales de pago y ahorro, como el uso del dinero en efectivo. Gracias a campañas y políticas públicas enfocadas en la bancarización, se amplió la cantidad de población que recurre a los bancos, financieras y otras entidades para cumplir con sus obligaciones fiscales, además de seguir con sus responsabilidades económicas.
Así, la bancarización consiste no solo en el acceso a dichos servicios, sino también en la transformación tecnológica y cultural que hay detrás de ellos. Las gestiones en las sedes de los bancos, el uso de cajeros automáticos, la adopción de plataformas digitales, la confianza cada vez más creciente en las aplicaciones móviles, entre otros, facilita la inclusión de la población en el desarrollo social (véase la inclusión financiera) y financiero. Las personas, en este sentido, formalizan sus actividades económicas, al mismo tiempo que reducen tiempo y costos en la gestión de sus finanzas. Visto de este modo, se mejora, por un lado, la calidad de vida de los ciudadanos de un país y, por otro lado, se transforma la economía de este gracias a un mayor control sobre las actividades económicas de aquellos.
Además, se debe recordar que el acceso a la banca promueve el surgimiento, crecimiento, éxito y permanencia de iniciativas de inversión, como las pequeñas y medianas empresas, cuya estructura económica se sostiene, en gran medida, gracias a los créditos y la inversión.
La bancarización es objeto de medida mediante indicadores. Entre todos ellos, el principal es aquel que informa sobre el porcentaje de la población que posee al menos una cuenta bancaria, ya sea en entidades públicas (por ejemplo, Banco de la Nación Argentina) o entidades privadas. Pero ¿qué otros indicadores pueden utilizarse? La bancarización también puede medirse por:
la realización de transacciones financieras;
el uso de plataformas digitales, como las aplicaciones;
la apertura de cuentas de ahorro y cuentas corrientes;
los depósitos a plazo fijo;
la tenencia tarjeta de crédito; y
la titularidad de préstamos.
Las entidades bancarias elaboran informes sobre la prestación de sus servicios, lo que brinda al Estado y sus instituciones información relevante sobre la bancarización de la población.
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Estos son los productos y servicios que ofrece la banca tanto a personas como empresas para la gestión de sus finanzas. La bancarización en México y otros países latinoamericanos cuenta con todo este catálogo, lo que da cuenta de un claro crecimiento de este proceso en toda la región.
Mediante depósitos o transferencias, los usuarios pueden establecer cuantías o metas de ahorro en una cuenta en la que sus recursos están resguardados. Estas cuentas pueden generar o no beneficios, pero su fin principal es bancarizar dinero.
Los préstamos, sean personales o líneas de crédito para pymes, incluso grandes empresas, ayudan a solventar las necesidades a corto y medio plazo, sobre todo, con respecto a contingencias o proyectos.
Se trata de un producto que, asociado a una cuenta bancaria, permite el pago en comercios físicos y electrónicos, así como la realización de transferencias y otras operaciones. Dependiendo de la entidad, las tarjetas de débito pueden contar con opciones de fraccionamiento de pagos. Forma parte de las tarjetas bancarizadas.
Estas tarjetas cuentan con fondos que permiten al usuario comprar a plazos, ya que él es quien decide los montos y la cantidad de cuotas, siempre con una tasa de interés de por medio. Una modalidad de este tipo de tarjeta es la tarjeta revolving, que también permite el pago aplazado.
Aunque cada vez menos comunes para montos menores, las transferencias permiten mover dinero de una cuenta de origen a una cuenta de destino, usualmente de manera inmediata. Esta flexibilidad disminuye la necesidad de recurrir al dinero en efectivo y los riesgos asociados a su transporte.
Las billeteras digitales son aplicaciones móviles que permiten realizar pagos sin necesidad de una tarjeta física. Con un amplio uso en Latinoamérica, es una opción rápida y segura de participar de operaciones financieras, es decir, estar bancarizado.
Las aplicaciones (app) son las opciones más valoradas en el campo del fintech, ya que permiten realizar todas las operaciones asociadas a los productos financieros, desde apertura de cuentas hasta la firma de contratos.
Estos instrumentos de inversión permiten generar ganancias mediante intereses fijos durante un periodo contratado, donde la premisa es mantener el dinero inmovilizado.
Los seguros (vida, casa, automotriz) y las inversiones (fondos mutuos, bonos, acciones) permiten al usuario diversificar su portafolio, de tal manera que puedan incrementar su patrimonio de manera segura, teniendo siempre el control de sus recursos.
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En este punto, las ventajas y beneficios de la bancarización resaltan la seguridad, el ahorro de costes y la sistematización de procesos, pero también inciden en aspectos sociales y de desarrollo económico de un país.
Inclusión financiera de los sectores tradicionalmente excluidos del sistema financiero, por lo que pueden acceder a productos y servicios, aspecto que fomenta oportunidades y reduce la breca en este campo.
Transacciones seguras, ya sea de manera digital o con dinero en efecto, ya que los fondos se encuentran protegidos por un entramado de medidas efectivas, que van desde la ciberseguridad hasta la prevención de fraudes.
Transacciones fáciles mediante las plataformas destinadas al pago, transferencias, contrataciones, etc., lo que reduce la necesidad de portar efectivo.
Acceso a créditos, financiación y apoyo a la planificación financiera, ya que la banca cuenta con asesores y productos personalizados, sobre todo en lo que respecta al ahorro, la inversión y la diversificación.
Formalización, lucha contra la evasión fiscal y desarrollo económico, ya que la economía formalizada es más transparente y, por lo tanto, mejora la recaudación de impuestos.
Innovación y mejora en la oferta de productos/servicios, ya que, ante una mayor cantidad de usuarios, se fomenta el ingreso de nuevas entidades bancarias, quienes pugnan con las existentes por brindar mejores productos y servicios, sobre todo en lo que concierne a créditos, inversiones y plataformas digitales.
Una bancarización exitosa abarca todos estos aspectos, cuyo impacto en la sociedad se puede medir a través de una mejor recaudación fiscal y el incremento del empleo formal.
Uno de los principales objetivos de la bancarización, como vimos, es promover la formalidad de la economía. Esto se logra a través de transacciones que pueden declararse, es decir, identificar tanto el origen como el destino, así como la justificación de las mismas (nóminas, préstamos, ganancias en inversiones, ahorros). Así, se previene no solo el blanqueo de capitales (una iniciativa con un respaldo legal y tecnológico avanzado), sino también, como consecuencia de la transparencia, una recaudación fiscal más eficiente. Dicho de otro modo, la bancarización afecta a la declaración de la renta de manera positiva, ya que permite
un registro digital transparente de los orígenes de los fondos y transacciones durante un año fiscal;
se automatizan los procesos de resumen de las transacciones financieras;
el historial crediticio (véase el CIRBE) se sigue de un registro real y rastreable;
hay una mayor integración tecnológica entre las entidades bancarias y las entidades estatales de recaudación y control fiscal; y
se promueve la responsabilidad en lo que respecta al cumplimiento de las obligaciones impositivas.
Por ejemplo, la ley de bancarización en colombia está regulada el artículo 52 de la Ley 1739 de 2014, específicamente en el artítulo 771-5 del Estatuto Tributario. Esta norma de bancarización señala que no todos los pagos en efectivo son aceptados fiscalmente, por lo que los usuarios deberán preferir los depósitos a cuentas, transferencias, chuqes, tarjetas (crédito o débito), bonos como medio de pago. Además, se establecen límites para que los pagos en efectivo sean gravables fiscalmente.
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Diccionario de la lengua española, (s.f.). Bancarizar. Recuperado el 10 de febrero de 2025. https://dle.rae.es/bancarizar
Diccionario panhispánico del español jurídico, (s.f.). Bancarización. Recuperado el 10 de febrero de 2025. https://dpej.rae.es/lema/bancarizaci%C3%B3n
World Bank Group. The Global Findex Database 2021: Financial Inclusion, Digital Payments, and Resilience in the Age of COVID-19. https://www.worldbank.org/en/publication/globalfindex
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