Especialista en Terapia Manual Ortopédica aplicada a los Trastornos del Miembro Superior y del Miembro Inferior
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La articulación del hombro, siendo intrincada y susceptible a diversas patologías, se encuentra comúnmente afectada. Es propensa a luxaciones, especialmente en individuos jóvenes y deportistas, generando ocasionalmente una inestabilidad residual y recurrentes episodios de luxación.
El dolor en el área del hombro puede originarse tanto localmente en la articulación como ser consecuencia de problemas en otras zonas del cuerpo. El diagnóstico preciso de este dolor requiere que el especialista realice una detallada historia clínica y un examen físico exhaustivo, con el fin de discernir entre el dolor local y aquel generado en lugares distantes al hombro.
La ecografía emerge como un procedimiento no invasivo ampliamente empleado en la evaluación de la patología del hombro, destacando por su alta sensibilidad y especificidad. Su utilización frecuente ofrece una valiosa herramienta para el diagnóstico preciso de las condiciones que afectan a esta articulación.
El dolor de hombro es una afección común, y su ubicación más frecuente se relaciona con el depósito de calcio en el tendón supraespinoso. Este problema puede ser manifiesto entre los 30 y 50 años de edad, siendo desencadenado por microtraumas, pequeños desgarros, inflamación local o trastornos degenerativos.
La presentación de este dolor se caracteriza por un cuadro agudo de dolor constante e intenso, particularmente durante la movilización del brazo, lo que conlleva a una marcada incapacidad para realizar ciertos movimientos.
El dolor alcanza su punto álgido entre los 30º y 90º de separación del brazo. Las radiografías revelan calcificaciones en la zona de inserción del tendón supraespinoso en el troquiter.
La vía más rápida y resolutiva para tratar la calcificación en el tendón supraespinoso es la infiltración. Cuando se indican adecuadamente, con un máximo de tres infiltraciones y un intervalo mínimo de tres semanas entre ellas, demuestran ser altamente eficaces.
En muchos casos, la elección común es la infiltración de corticoides, potentes antiinflamatorios que actúan directamente en la zona afectada.
La rehabilitación, a través de modalidades como la electroterapia y laserterapia, se presenta como una herramienta útil en numerosas situaciones. Estas terapias contribuyen a aliviar el dolor y mejorar la funcionalidad del hombro afectado, proporcionando un complemento valioso al tratamiento.
En situaciones crónicas donde los tratamientos conservadores no logran resultados satisfactorios, la artroscopia quirúrgica se convierte en una opción viable.
Este enfoque más invasivo puede ser necesario para abordar de manera efectiva las complicaciones persistentes y restaurar la salud y funcionalidad del hombro.
El dolor de hombro puede tener un impacto significativo en tu calidad de vida, pero hay medidas simples que puedes tomar en casa para aliviar el malestar y facilitar la recuperación. Aquí detallamos cuidados efectivos:
Dale a tu hombro el descanso necesario. Evita realizar movimientos que puedan agravar el dolor y limita las actividades que requieran el uso extensivo del brazo afectado. Permitir el reposo adecuado es esencial para favorecer la recuperación y prevenir posibles agravamientos.
El hielo contribuye a reducir la inflamación, mientras que el calor ayuda a relajar los músculos. Utiliza compresas frías o calientes según sea necesario, aplicándolas en intervalos cortos para obtener el máximo beneficio.
Incorpora ejercicios suaves de estiramiento en tu rutina para mantener la flexibilidad y reducir la rigidez en el hombro. Es crucial realizar estos ejercicios sin forzar los movimientos y detener cualquier actividad que genere dolor adicional. Consulta con un profesional de la salud o fisioterapeuta para recibir orientación específica sobre los ejercicios más apropiados.
Durante el sueño, utiliza almohadas para mantener una posición cómoda que no ejerza presión adicional en el hombro afectado. Adopta posturas que minimicen la incomodidad y faciliten la relajación muscular durante la noche. Un adecuado posicionamiento puede contribuir significativamente al proceso de recuperación.
Considera el uso de medicamentos de venta libre, como analgésicos y antiinflamatorios, para controlar el dolor y la inflamación. Asegúrate de seguir las indicaciones del envase y, si es necesario, consulta a un profesional de la salud para obtener orientación específica sobre la dosificación y la duración del tratamiento.
Experimentar dolor en el hombro puede ser desconcertante, y entender las diferencias entre el dolor muscular y el dolor de hueso es esencial para abordarlo de manera efectiva.
Imagina esa sensación de tensión, dolor punzante o incluso ardor en el hombro. Este tipo de dolor suele asociarse con los músculos que rodean la articulación del hombro. Puede ser consecuencia de tensiones, esfuerzos excesivos, movimientos repetitivos o incluso malas posturas.
El dolor muscular en el hombro a menudo se describe como una sensación de tensión o rigidez. Puedes notar molestias al realizar ciertos movimientos o al aplicar presión en la zona afectada. Es común que este tipo de dolor sea más agudo durante la actividad física.
Lesiones musculares, sobrecarga, estrés o incluso malas posturas pueden desencadenar dolor muscular en el hombro. Las actividades diarias intensas o el ejercicio físico sin calentamiento adecuado son factores comunes.
Descanso, aplicación de hielo, ejercicios de estiramiento suaves y, en algunos casos, analgésicos de venta libre pueden ayudar a aliviar el dolor muscular en el hombro. Si persiste, la consulta con un profesional de la salud puede ser necesaria para un diagnóstico más preciso y un plan de tratamiento.
Ahora, piensa en un dolor más profundo, menos superficial, que parece emerger desde el interior de la articulación del hombro. Este podría ser un dolor óseo, indicativo de problemas que afectan directamente a los huesos.
El dolor óseo se caracteriza por ser más profundo y constante. Puede sentirse como una molestia sorda, un dolor persistente que no siempre está vinculado a la actividad física. Podrías notar una sensación de incomodidad, incluso en reposo.
Factores como la artritis, fracturas o inflamación en las estructuras óseas pueden desencadenar dolor en los huesos del hombro. Condiciones como la bursitis también pueden afectar directamente la articulación y causar dolor óseo.
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