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La educación es un derecho humano fundamental y un factor clave para el desarrollo social, económico y cultural de los pueblos. Sin embargo, la educación que se imparte en muchos países de América Latina y el Caribe no responde a las necesidades, demandas y expectativas de la sociedad actual, que se caracteriza por la globalización, la diversidad, la complejidad y el cambio constante.
Por eso, se hace necesario transformar la educación, entendiendo esta transformación como un proceso de cambio profundo, integral y participativo, que involucra a todos los actores del sistema educativo y que busca mejorar la calidad, la equidad y la pertinencia de la educación en todos sus niveles y modalidades.
Necesitamos transformar la educación porque el mundo actual nos plantea desafíos y oportunidades que requieren de una educación de calidad, equidad y pertinencia para todos y todas, a lo largo de toda la vida.
Los tipos de cambio que busca transformación educativa tienen como objetivo mejorar el acceso, la permanencia y el rendimiento de los estudiantes, desarrollar las competencias necesarias para el siglo XXI, promover el desarrollo sostenible y la ciudadanía global, y fortalecer el rol y la formación de los docentes.
La transformación educativa es un derecho humano y un factor clave para el desarrollo social, económico y cultural de los pueblos.
La transformación educativa implica revisar y actualizar los planes y programas de estudio, las metodologías de enseñanza y aprendizaje, los recursos y materiales didácticos, la evaluación y la certificación.
Así como también la formación y el desarrollo profesional docente, la gestión y la organización de los centros educativos de educación primaria, la participación y la corresponsabilidad de la comunidad educativa, entre otros aspectos.
En el nivel de educación inicial, se busca garantizar el acceso y la atención integral de calidad a los niños y niñas desde el nacimiento hasta los 5 años de edad, reconociendo su diversidad y sus potencialidades, y promoviendo su desarrollo integral y armónico en los ámbitos cognitivo, socioemocional, físico y artístico para preparar al alumno para los desafíos de la educación secundaria.
En el nivel de educación superior, se busca ampliar la cobertura y la diversificación de la oferta académica, fortalecer la investigación, la innovación y la vinculación con la sociedad, mejorar la calidad y la pertinencia de la formación profesional, fomentar la movilidad y la cooperación internacional, y promover la rendición de cuentas de las instituciones de educación superior.
En cuanto a la formación profesional, se busca responder a las demandas y oportunidades del mercado laboral, desarrollar competencias para el empleo y el emprendimiento, facilitar el acceso y la permanencia de los jóvenes y adultos en los programas de formación.
Es sumamente importante que busquemos articular la formación profesional con la educación formal y no formal, y reconocer y certificar los aprendizajes adquiridos en diversos contextos.
La educación informal es aquella que se adquiere de manera no estructurada, fuera de los establecimientos educativos oficiales, a través de las experiencias cotidianas, las interacciones sociales, los medios de comunicación, las tecnologías de la información y la comunicación, los hobbies, los intereses personales, entre otros.
La educación no formal tiene un gran impacto en la población más joven, ya que les permite acceder a una gran cantidad y variedad de información y conocimiento, desarrollar habilidades y competencias para la vida, expresar su creatividad e identidad, ampliar sus redes y contactos, participar en comunidades de aprendizaje, y complementar o suplir las deficiencias de la educación formal y no formal.
Sin embargo, la educación informal también presenta algunos desafíos, como la falta de orientación, de criterio, de rigor y de calidad de la información y el conocimiento, la dificultad para validar, reconocer y certificar los aprendizajes informales, la brecha digital y la exclusión de los sectores más desfavorecidos, y la necesidad de fomentar una cultura de aprendizaje permanente y crítico.
La educación en Latinoamérica se encuentra en un momento de transición y de oportunidad, en el que se requiere de una transformación de la institución educativa tradicional para que responda a los desafíos y las aspiraciones de la región.
Para ello, se necesita de una visión compartida, de una voluntad política, de una inversión adecuada, de una participación activa, de una cooperación efectiva y de una evaluación continua.
La transformación educativa debe tener como eje central el derecho a la educación de calidad para todos y todas, a lo largo de toda la vida, y como finalidad el desarrollo humano y social, la inclusión y la equidad, la ciudadanía y la democracia, y la sostenibilidad y la paz.
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