El modelo SAMR: una guía para integrar la tecnología en la educación

La tecnología es una parte esencial de nuestra sociedad, y también de nuestra educación. La tecnología nos ofrece recursos, herramientas y oportunidades para aprender, enseñar, comunicar, crear y colaborar.

Sin embargo, la tecnología también implica retos, riesgos y responsabilidades, que debemos conocer y afrontar. Por eso, no basta con usar la tecnología, sino que hay que usarla bien, es decir, de forma pedagógica, crítica y ética. ¿Cómo podemos hacerlo?

Una forma de lograrlo es usando el modelo SAMR, un modelo que nos ayuda a evaluar y mejorar la integración de la tecnología en nuestras actividades educativas.

¿Qué es el modelo SAMR?

El modelo SAMR es un modelo pedagógico creado por el Dr. Rubén Puentedura en 2006, que analiza el uso de la tecnología en la educación, y propone cuatro niveles de integración, que van desde el más simple al más complejo.

Estos niveles son: Substitución, Aumento, Modificación y Redefinición. Cada nivel implica un grado de transformación del proceso de enseñanza y aprendizaje, y un impacto en los resultados de los estudiantes. Veamos qué significa cada nivel y cómo funciona SAMR en aulas reales.

Substitución

El nivel de Substitución es el más básico, y consiste en usar la tecnología para sustituir una herramienta o un recurso tradicional, sin cambiar la tarea ni el objetivo. Por ejemplo, usar un procesador de texto para escribir un texto, en lugar de usar papel y lápiz.

En este nivel, la tecnología no aporta ningún beneficio significativo al aprendizaje, sino que solo cambia el formato o el medio. La ventaja de este nivel es que es fácil de implementar, ya que no requiere ningún cambio en el diseño de la actividad ni en el rol del docente o del estudiante.

La desventaja es que no aprovecha el potencial de la tecnología, ni estimula el desarrollo de competencias digitales.

Aumento

El nivel de Aumento es el siguiente, y consiste en usar la tecnología para mejorar una herramienta o un recurso tradicional, añadiendo alguna función o ventaja. Por ejemplo, usar un procesador de texto con corrector ortográfico, diccionario o buscador, para escribir un texto.

En este nivel, la tecnología aporta algún beneficio al aprendizaje, ya que facilita, agiliza o enriquece la tarea o el objetivo. La ventaja de este nivel es que es relativamente fácil de implementar, ya que solo requiere un cambio en el uso de la herramienta o del recurso.

La desventaja es que no cambia la naturaleza de la actividad ni el rol del docente o del estudiante.

Modificación

El nivel de Modificación es el tercero, y consiste en usar la tecnología para cambiar una herramienta o un recurso tradicional, modificando la tarea o el objetivo.

Por ejemplo, usar un procesador de texto con herramientas de edición, diseño o multimedia, para crear un texto interactivo o colaborativo. En este nivel, la tecnología aporta un beneficio significativo al aprendizaje, ya que transforma, amplía o diversifica la tarea o el objetivo.

La ventaja de este nivel es que es más creativo y desafiante, ya que requiere un cambio en el diseño de la actividad y en el rol del docente o del estudiante. La desventaja es que es más complejo y exigente, ya que implica un mayor dominio de la tecnología y una mayor planificación y evaluación.

Redefinición

El nivel de Redefinición es el último, y consiste en usar la tecnología para crear una herramienta o un recurso nuevo, que permita realizar una tarea o un objetivo que no sería posible sin la tecnología.

Por ejemplo, enseñar a los estudiantes a utilizar un procesador de texto con herramientas de comunicación, publicación o difusión, para compartir un texto con una audiencia real o global. En este nivel, la tecnología aporta un beneficio óptimo al aprendizaje, ya que innova, enriquece o personaliza la tarea o el objetivo.

La ventaja de este nivel es que es el más motivador y significativo, ya que requiere un cambio radical en el diseño de la actividad y en el rol del docente o del estudiante. La desventaja es que es el más difícil y arriesgado, ya que implica un alto dominio de la tecnología y una alta flexibilidad a seguir para mejorar la integración.

¿Cómo aplicar el modelo SAMR?

Para aplicar el modelo SAMR, podemos seguir estos pasos:

• Identificar el objetivo de aprendizaje que queremos lograr con la actividad, y el nivel de competencia que queremos desarrollar en los estudiantes.
• Seleccionar la herramienta o el recurso tecnológico que mejor se adapte al objetivo y al nivel de competencia, teniendo en cuenta las características, las ventajas y las desventajas de cada nivel del modelo SAMR.
• Diseñar la actividad, teniendo en cuenta el tipo, la duración, la complejidad, la metodología, la evaluación, etc., de acuerdo con el nivel del modelo SAMR elegido.
• Implementar la actividad, teniendo en cuenta el rol, la participación, la interacción, la retroalimentación, etc., del docente y de los estudiantes, de acuerdo con el nivel del modelo SAMR elegido.
• Reflexionar sobre el proceso que se debe seguir en la actividad, teniendo en cuenta el impacto, los resultados, los logros, las dificultades, las mejoras, etc., de la integración de la tecnología, de acuerdo con el nivel del modelo SAMR elegido.

Formaciones que te pueden interesar:

• Diplomado en Robótica Educativa
• Diplomado en Gamificación: Aprender Jugando