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Imagine una vasta red interconectada en la que cada decisión tomada en una empresa puede repercutir en todo el mercado financiero e influir en el valor de sus acciones. Esta es la realidad de la toma de decisiones empresariales, una poderosa fuerza que determina el destino de las empresas y el panorama económico en general.
Desde el anuncio de fusiones y adquisiciones hasta la publicación de los informes trimestrales de resultados, todas las medidas adoptadas por una empresa tienen el potencial de enviar ondas a través del mercado, causando fluctuaciones en el precio de sus acciones. Comprender estas conexiones es crucial tanto para los inversores como para las empresas.
Pero, ¿cómo influyen exactamente las decisiones empresariales en la cotización de las acciones? Profundicemos en la intrincada interacción entre acciones y resultados.
Repasemos algunos conceptos básicos antes de explorar el tema en cuestión. Empecemos con las acciones: una acción empresarial, el título representativo del capital social de una empresa, es decir, un título de valor sobre ella, pues las acciones son las partes iguales en las que se divide el capital de una sociedad anónima.
En otras palabras, estas partes divididas en acciones son un activo financiero para una o varias personas físicas, que reciben el nombre de accionistas, y representan el porcentaje de la empresa sobre el que un accionista tiene derechos económicos.
El precio al que se emiten las acciones refleja su valor nominal, que es el valor inicial al cual fueron emitidas. Se calcula como el capital social de la sociedad entre el número de acciones emitidas. Las acciones de algunas sociedades cotizan en bolsa y, por tanto, se negocian entre el público general.
El precio de una acción cotizada en bolsa representa la confianza o desconfianza que tengan los inversionistas ante el desempeño de la empresa emisora: expectativas ante los dividendos futuros, ampliaciones de capital, desenvolvimiento en el mercado, etc.
También influye, en este último sentido, un conjunto de factores macroeconómicos: rendimiento de otro tipo de obligaciones, tipo de interés general, expectativas respecto al desempeño del conjunto de la economía, etc.
Las acciones empresariales son un instrumento de renta variable, lo que quiere decir que no hay establecido por contrato una retribución económica al accionista. La retribución dependerá de cómo sea la situación que atraviesa la compañía financieramente.
Ahora bien, las decisiones corporativas pueden tener un impacto significativo en el valor de las acciones de una empresa. Aquí hay una lista que destaca cómo ciertas decisiones pueden influir en el valor de las acciones:
Es importante destacar que la interacción compleja de estos factores significa que las decisiones corporativas deben ser cuidadosamente evaluadas en el contexto de la estrategia general de la empresa y las condiciones del mercado.
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