Curso en Oftalmología en Atención Primaria. Derivación y Valoración Clínica
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El glaucoma es una patología ocular que afecta al nervio óptico, encargado de transmitir la información visual al cerebro. Se trata de una afección progresiva que, en ciertos casos, puede llevar a la pérdida de visión, especialmente cuando impacta la presión ocular.
En algunas circunstancias, la cirugía se convierte en la mejor alternativa para controlar la presión intraocular (PIO) y detener el avance del daño. Cabe destacar que la pérdida visual provocada por el glaucoma es permanente, por lo que resulta esencial detectarlo y tratarlo a tiempo.
Como cualquier procedimiento quirúrgico, la operación de glaucoma conlleva ciertos riesgos. Sin embargo, un oftalmólogo evaluará cada caso y los antecedentes del paciente antes de recomendarla.
El Manual Merck sugiere dos enfoques principales para tratar el glaucoma: medicación o intervención quirúrgica. Según el manual, "el propósito del tratamiento del glaucoma es prevenir un mayor daño al nervio óptico y la pérdida de visión, reduciendo la presión ocular". En el caso de los medicamentos, como gotas o fármacos orales, el tratamiento suele ser de por vida.
Por otro lado, la cirugía se considera cuando:
No existe una única cirugía ideal para tratar el glaucoma. La elección del procedimiento depende del tipo de glaucoma, el grado de daño, la edad y las preferencias del paciente. Entre las técnicas más frecuentes están:
Trabeculectomía: Forma un nuevo canal de drenaje para el humor acuoso.
Esclerectomía profunda no perforante: Alternativa menos invasiva que la trabeculectomía.
Implantes de drenaje: Consisten en colocar un pequeño tubo para facilitar el drenaje del líquido ocular.
Cirugía láser: Incluye opciones como la trabeculoplastia láser selectiva (SLT) o la iridotomía periférica.
MIGS (Cirugía mínimamente invasiva): Utiliza dispositivos microquirúrgicos y técnicas menos invasivas, con menor riesgo de complicaciones, aunque no siempre son tan efectivas como las opciones tradicionales.
Tras la cirugía, el ojo puede presentar inflamación, enrojecimiento y visión borrosa, especialmente durante los primeros días. La recuperación completa puede tardar desde semanas hasta varios meses.
Seguir las indicaciones del oftalmólogo es clave para evitar complicaciones. Esto incluye usar medicamentos oculares, proteger el ojo y evitar esfuerzos físicos. Además, se recomienda un reposo adecuado para facilitar la cicatrización.
El tiempo de recuperación varía según el procedimiento y la salud del paciente. Aunque la mayoría nota una mejora en la presión ocular y la visión en pocas semanas, el proceso completo puede extenderse hasta seis meses o más.
Como cualquier intervención quirúrgica, la operación de glaucoma implica ciertos riesgos, tales como:
Es crucial consultar con el oftalmólogo para comprender los beneficios y posibles complicaciones de la cirugía de glaucoma. El especialista orientará al paciente en la mejor decisión y brindará recomendaciones esenciales para una recuperación adecuada.
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