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¿Has oído hablar de los sonámbulos o has vivido una experiencia similar? Es común que las personas hablen o caminen dormidas, pero ¿tener relaciones sexuales mientras se duerme? Aunque parezca extraño, existe un trastorno del sueño conocido como sexsomnia, que implica la realización de actos sexuales durante el sueño.
La sexsomnia es una parasomnia poco común en la que una persona dormida puede intentar mantener relaciones sexuales, ya sea con otra persona o mediante la masturbación. Una de sus principales características es que, al despertar, el individuo no tiene memoria del acto, lo que se traduce en una amnesia posterior.
Este trastorno puede ser un verdadero problema para quienes lo padecen, ya que afecta sus relaciones personales y de pareja. Además, puede generar un impacto negativo en la autoestima, pues la falta de control sobre estos episodios y las molestias causadas a la pareja suelen provocar sentimientos de culpa o frustración.
En la literatura científica, se han documentado casos en los que las personas alcanzan el clímax sexual durante estos episodios mediante la masturbación. Su comportamiento puede ser tan intenso que quienes están presentes no logran distinguir si están dormidas. En algunos casos, esto puede derivar en violaciones (incluso dentro del matrimonio), agresiones sexuales o lesiones hacia quienes comparten la habitación, generalmente su pareja.
Debido a la gravedad que supone una agresión sexual, es crucial realizar evaluaciones exhaustivas para confirmar que la persona efectivamente padece de sexsomnia y no tiene consciencia de sus actos. Los especialistas suelen recurrir a herramientas como videopolisomnografías y estudios del sueño para este diagnóstico.
Las causas de la sexsomnia aún no se comprenden del todo. Sin embargo, se sabe que es una parasomnia relacionada con la etapa No REM del sueño, donde se activan ciertas áreas del cuerpo, como las asociadas al movimiento y la emoción, mientras que otras, como las relacionadas con la toma de decisiones y el pensamiento racional, permanecen en reposo.
También se sospecha de un componente genético, junto con factores ambientales que pueden desencadenar el trastorno, tales como el estrés, la ansiedad, el uso de alucinógenos, otros trastornos del sueño o ciertas enfermedades psíquicas sexuales.
La sexsomnia a menudo coexiste con otras parasomnias, como el sonambulismo y los terrores nocturnos, y con condiciones como el síndrome de piernas inquietas. Además, es más frecuente en hombres.
Quienes padecen este trastorno pueden desarrollar ansiedad, insomnio (por el temor a tener episodios sexuales inconscientes) o fatiga.
Por lo general, las personas con este trastorno se enteran por sus parejas. Aunque esto pueda generar vergüenza o desconcierto, es importante hablar del tema y buscar ayuda profesional. Consultar a un médico general o psicólogo es el primer paso.
El tratamiento varía según la gravedad y las características individuales, y puede incluir:
Se ha comprobado que el consumo de alcohol y drogas recreativas puede desencadenar o agravar este trastorno. Por ello, es esencial que quienes lo padecen eviten estos factores.
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