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Computador, internet, iPad, Wifi, conexión, videojuegos, inteligencia artificial, redes sociales, selfies, influencers, TikTok, Instagram... Todos estos son términos que utilizamos cotidianamente y acompañan muchas de nuestras actividades. Sin duda, pueden brindarnos muchas facilidades y entretenimiento. Pero, ¿qué pasa cuándo la tecnología afecta nuestro bienestar? En este artículo exploraremos la relación entre salud mental y tecnología.
La salud mental es un pilar esencial de nuestro bienestar integral. Cuando cultivamos nuestra salud mental, abrimos la puerta a una mayor productividad en nuestras actividades, experimentamos un disfrute pleno en nuestro tiempo libre y nos convertimos en participantes activos y valiosos en nuestras comunidades.
Existe una preocupación mundial por fortalecer la atención en salud mental y atender al crecimiento de trastornos como la depresión, la ansiedad y los trastornos alimenticios. De hecho, la OMS ha señalado que hay muchas necesidades no cubiertas y, por ejemplo, tras la COVID-19 se estima que la depresión y ansiedad aumentaron en un 25%. En relación, hay diversas situaciones que pueden afectar a la salud mental.
En este contexto, hay un interés por comprender cómo la tecnología, la hiperconexión y el uso de las redes sociales y otros sistemas de comunicación online están afectando la salud mental de las personas. Lo cierto es que se trata de una espada de doble filo; si bien puede tener riesgos para la salud mental, también puede tener beneficios.
La relación entre salud mental y tecnología es compleja. Por un lado, la tecnología puede proporcionar acceso a recursos valiosos para el bienestar emocional, como aplicaciones de terapia en línea. Por otro lado, su uso excesivo puede contribuir a problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
Las redes sociales, en particular, pueden fomentar la comparación constante y la presión por mantener una imagen idealizada de la vida, lo que puede ser perjudicial para la salud mental.
Las adicciones tecnológicas plantean un creciente desafío para la salud mental en la era digital. El constante uso de tecnología puede llevar a una disminución en la calidad de vida, falta de concentración y problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión.
Asimismo, la adicción a las redes sociales puede erosionar nuestras habilidades sociales en el mundo real y debilitar las relaciones interpersonales. Esto, a su vez, puede aumentar la sensación de aislamiento y soledad.
Una investigación publicada en el Journal of Affective Disorders, que realizó una revisión sistemática de la relación entre el consumo problemático de teléfonos móviles y psicopatología, encontró que "la gravedad de la depresión y la ansiedad se relacionaron consistentemente con el uso problemático de teléfonos inteligentes". Asimismo, señalan que se puede relacionar con mayor estrés y una baja autoestima.
Como consecuencia de los cambios que han introducido las redes sociales y tecnologías a las relaciones personales, han surgido nuevos términos para explicar fenómenos relacionados.
Por ejemplo, la expresión "phubbing" es un término acuñado en inglés que combina las palabras "phone" (teléfono) y "snubbing" (desairar) y se refiere a la acción de ignorar o desatender a las personas en la vida real debido a la distracción causada por el uso excesivo de dispositivos móviles. En español, también se utiliza el término "ningufoneo" para describir esta conducta.
Al respecto, un artículo de investigación publicado en la revista "Health and Addiction" sobre el phubbing en adolescentes, advierte que “el uso disfuncional de tales artefactos se asocia a conflictos a nivel afectivo y psicosocial como desajustes del estado de ánimo, aumento del aislamiento social y deterioro de las relaciones más cercanas”. Asimismo, asegura que aumenta los niveles de estrés y estimula los comportamientos compulsivos.
El "ghosting" es cuando alguien termina abruptamente una relación sin previo aviso ni explicación. Puede tener un impacto negativo en la salud mental, causando confusión, ansiedad y baja autoestima en la persona que es "ghosteada".
Por otra parte, encontramos la "nomofobia" (abreviatura de "no mobile phobia") que es el miedo a estar sin el teléfono móvil. Afecta a la salud mental al generar ansiedad, incomodidad y dependencia excesiva de los dispositivos móviles.
También están el síndrome de la pantalla en blanco, como dificultad para concentrarse debido a la distracción digital, o el síndrome del texto fantasma, una ansiedad causada por la falta de respuesta a los mensajes de texto. Asimismo, encontramos una lista larga de nuevos términos para referirse a múltiples respuestas frente al uso de la tecnología.
Por otra parte, el uso de pantallas en bebés se ha relacionado con retrasos en su desarrollo. Específicamente, en dificultades para relacionarse, en el desarrollo del lenguaje y en la solución de problemas.
La tecnología, en especial la inteligencia artificial, está revolucionando el campo de la psicología. Los chatbots y asistentes virtuales pueden brindar apoyo emocional inmediato, mientras que los algoritmos de análisis de datos pueden identificar patrones en el comportamiento en línea que podrían indicar problemas de salud mental. Esto abre nuevas posibilidades para la detección temprana y el tratamiento de enfermedades mentales.
De hecho, la propia OMS está desarrollando una asistente de salud mental llamada Florence. Aunque aún es una herramienta con limitaciones, está entrenada para brindar información sobre estilos de vida saludables y salud mental.
Asimismo, los servicios de e-health pueden ayudar a mejorar la atención en salud mental. La teleterapia, por ejemplo, permite a los/as pacientes acceder a la terapia desde la comodidad de sus hogares, eliminando barreras geográficas y estigmatización. Las apps también se utilizan para hacer seguimiento de síntomas y recordatorios de medicamentos, mejorando la adherencia al tratamiento.
En conclusión, la salud mental y tecnología están entrelazadas de manera compleja. Si bien la tecnología puede ser una herramienta valiosa para mejorar la salud mental y la psicología, también puede contribuir a problemas como la depresión y la ansiedad. En este sentido, plantea diversos retos para los y las profesionales de la salud mental, dentro y fuera de la consulta.
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