Curso de Técnico en Mantenimiento de Piscinas Climatizadas, Campos de Fútbol y de Pavimentos de Usos Deportivos
Índice
El verano es sinónimo de sol, playa y piscina para muchas personas. Sin embargo, el cloro, una sustancia química fundamental para mantener el agua limpia y desinfectada, puede tener efectos negativos en nuestra salud, especialmente en la piel, el cabello y las vías respiratorias. Aquí te explicaremos cómo protegerte del cloro y disfrutar al máximo de tus baños, sin poner en riesgo tu salud.
El cloro gaseoso (Cl₂), en su estado puro, es un potente oxidante y altamente irritante para los tejidos. Al disolverse en agua, reacciona formando ácido hipocloroso (HOCl) y anión hipoclorito (OCl⁻), responsables de la acción desinfectante del cloro en las piscinas. Aunque eficaz para la limpieza, tanto el cloro gaseoso como sus derivados pueden causar irritación en ojos, piel y vías respiratorias, especialmente en altas concentraciones o exposiciones prolongadas.
Deshidratación: Elimina los aceites naturales de la piel, favoreciendo la deshidratación y sequedad. Afecta también al cuero cabelludo y la melena.
Irritación y enrojecimiento: Provoca enrojecimiento, picazón y sensación de tirantez. La sobreexposición solar agrava estos síntomas.
Aumento de la permeabilidad cutánea: Daños en la barrera cutánea permiten la entrada de irritantes y alérgenos.
Exacerbación de enfermedades cutáneas: Empeora síntomas de condiciones como eczema o psoriasis.
Mayor susceptibilidad a infecciones: Una piel seca y dañada es más propensa a infecciones bacterianas o fúngicas.
El cloro puede ser dañino, especialmente si tragamos agua de la piscina o pasamos mucho tiempo cerca de ella, generando síntomas asmáticos o problemas respiratorios graves en personas predispuestas. Una investigación publicada en la Revista Respiratory Research encontró que el cloro genera una biorreacción en los pulmones, irritando las mucosas de las vías respiratorias, especialmente en piscinas cubiertas.
Irritación directa: Provoca enrojecimiento, picor y ardor en la conjuntiva.
Deshidratación: Deshidrata la superficie ocular, causando sequedad y malestar.
Conjuntivitis: La exposición severa puede desencadenar conjuntivitis alérgica o infecciosa.
Hidrata tu piel: Aplica una crema hidratante 30 minutos antes.
Protege tu cabello: Usa aceites naturales como el de coco o argán.
Utiliza gafas de natación: Protegen tus ojos del cloro.
Hidrátate adecuadamente: Bebe abundante agua antes, durante y después del baño.
Aplicar protector solar: Usa un protector solar resistente al agua y reaplica cada dos horas.
Limita el tiempo de exposición: No pases demasiado tiempo en la piscina.
Evita tragar agua: Previene problemas respiratorios.
Dúchate con abundante agua: Enjuágate con agua tibia y jabón.
Hidrata tu piel: Aplica crema hidratante para contrarrestar la sequedad.
Cuida tu cabello: Usa champú y acondicionador específicos.
Si eres el propietario de la piscina, sigue las regulaciones vigentes. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la concentración de cloro debe ser al menos 1 ppm en piscinas (3 ppm en jacuzzis). En España, debe estar entre 0,4 y 1,5 gramos por metro cúbico.
Si notas un olor muy fuerte a cloro, es posible que haya un exceso de esta sustancia. En este caso, es mejor evitar bañarse.
El cloro es esencial para mantener las piscinas limpias, pero es importante tomar precauciones para proteger nuestra salud. Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de tus baños sin preocuparte por los efectos negativos del cloro en tu piel, cabello y vías respiratorias.
¿Te gustaría saber más sobre cómo disfrutar del verano de manera saludable? ¡Estoy aquí para ayudarte!
Otros artículos sanitarios
Nuestra Formación
Nuestro porfolio se compone de cursos online, cursos homologados, baremables en oposiciones y formación superior de posgrado y máster.
Ver oferta formativa¡Muchas gracias!
Hemos recibido correctamente tus datos. En breve nos pondremos en contacto contigo.