Curso de Neurociencia Cognitiva (Titulación Universitaria + 5 Créditos ECTS)
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El cerebro es un órgano asombroso que coordina desde movimientos hasta funciones vitales como la respiración, la circulación y la digestión. Además, interpreta el mundo que nos rodea, dándole sentido a todo lo que hacemos. Pero ¿sabías que el cerebro de un adolescente funciona de manera muy diferente al de un niño o un adulto? ¡Sigue leyendo y descubre qué lo hace tan especial!
Durante la adolescencia, el cerebro atraviesa cambios profundos que explican muchos de los comportamientos típicos de esta etapa. Para entenderlo mejor, es útil conocer dos aspectos clave de su funcionamiento:
La desconexión entre emociones e impulsos: El sistema límbico, que regula las emociones y la búsqueda de recompensas, se desarrolla más rápido que la corteza prefrontal, encargada del control de impulsos y la toma de decisiones. Esto significa que los adolescentes son más propensos a buscar nuevas experiencias y actuar impulsivamente.
Un cerebro moldeable: La plasticidad cerebral, o la capacidad del cerebro para adaptarse a las experiencias, es especialmente alta en esta etapa. Esto facilita un aprendizaje rápido, pero también los hace más sensibles a las influencias externas, tanto positivas como negativas. Y si sumamos las fluctuaciones hormonales, obtenemos un panorama más claro de sus comportamientos.
El cerebro adolescente no solo cambia en cómo funciona, sino también en su estructura y composición. Aquí te explicamos los procesos más importantes:
Poda neuronal: Durante esta etapa, el cerebro elimina las conexiones neuronales que no se utilizan con frecuencia, optimizando las que son más relevantes. Este proceso es crucial para desarrollar habilidades avanzadas como la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Mielinización: Las fibras nerviosas se recubren de mielina, un material que acelera la transmisión de información entre las neuronas. Esto mejora la eficiencia de la comunicación cerebral, especialmente en áreas como la corteza prefrontal, fundamental para el pensamiento lógico y la planificación.
Cambios neuroquímicos:
Hormonas sexuales: La testosterona y el estrógeno también influyen, afectando comportamientos como la agresividad, la sensibilidad social y la búsqueda de emociones fuertes.
El entorno desempeña un papel crucial en el desarrollo del cerebro adolescente. Las relaciones familiares, las amistades y las experiencias educativas tienen un impacto directo en la formación de conexiones neuronales. Sin embargo, situaciones adversas como el estrés crónico o el abuso pueden interrumpir este proceso, aumentando el riesgo de trastornos psicológicos.
Los adolescentes tienen una manera única de aprender, distinta a la de los adultos. Aquí te mostramos las características principales:
Aprenden observando: Tienden a imitar el comportamiento de sus iguales. Por eso, las relaciones sociales son fundamentales para su aprendizaje y desarrollo emocional.
Las emociones son clave: Las experiencias que despiertan emociones intensas suelen dejar una marca duradera en su memoria, haciendo que recuerden mejor lo que les genera impacto.
La experiencia directa importa: Aprender haciendo tiene un mayor impacto que simplemente recibir información. Esto explica por qué las actividades prácticas y participativas suelen ser más efectivas para ellos.
El cerebro adolescente es un universo en constante cambio. Entender los procesos que lo transforman, desde los ajustes hormonales hasta la poda neuronal, nos ayuda a comprender mejor su forma de pensar, sentir y actuar. Con esta perspectiva, es posible diseñar estrategias más efectivas para acompañarlos en su desarrollo y potenciar su crecimiento personal y académico.
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