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Desde la creación de las primeras sociedades, se establecieron las posiciones que cada individuo ocuparía dentro de las mismas, estableciendo un orden y asignándole un valor determinado a cada persona. Este proceso es conocido como estratificación social, y permite entender mejor lo que son los estatus, ya sean sociales o económicos, ya que requiere de cierta comprensión de características específicas como la cultura, puestos laborales, entre otros. Continúa leyendo.
Siendo los estatus algo tan importante y determinante en una sociedad, es fácil entender por qué es tan necesario manejar esta información. Además, casi siempre existe la posibilidad de mejorar el estatus de varias maneras. ¿Te gustaría saber cómo es esto? Acompáñanos en esta lectura.
Se trata de un concepto propio de estratificación social que mantiene la idea de poder definir la posición que ocupa un individuo dentro de la red jerarquizada dentro de su comunidad, de forma tal que sea posible clasificar de cierta forma a qué casta o estrato pertenece dentro de la misma.
Este criterio se basa principalmente en el nivel socioeconómico, como los ingresos o qcué clase de actividad desempeña el individuo, pero a su vez se incluyen dentro de las variantes cosas como la reputación del individuo, su etnia, su ascendencia, la zona en la que vive o cualquier otro factor inherente al mismo que se considere determinante para poder definir el nivel socio económico en el que se encuentra.
Una forma práctica de entender estas posiciones en la sociedad es que entre mayor sea el estatus socioeconómico del individuo mayores serán sus privilegios o comodidades y lo mismo en sentido contrario.
La clasificación de los estratos sociales varía según el contexto y la metodología utilizada. Sin embargo, algunas formas comunes de clasificar los estratos sociales incluyen:
Además de las formas de clasificación anteriormente mencionadas, también se pueden utilizar combinaciones de estos criterios para clasificar los estratos sociales. Por ejemplo, se puede utilizar una combinación de nivel de ingresos, educación y estatus ocupacional para ubicar a los individuos en un estrato social específico.
En algunos casos, también se pueden utilizar factores culturales o geográficos para clasificar los estratos sociales. Por ejemplo, se pueden clasificar en función de la zona geográfica en la que se encuentran los individuos, o en función de sus características culturales.
En la mayoría de los casos, el hecho de que una persona tenga un estatus económico alto no significa que posea un estatus social equivalente, ya que puede ser alguien acaudalado, por ejemplo, pero descubierto en negocios ilícitos como lavado de dinero o corrupción. Esta clase de situaciones conlleva a la pérdida del reconocimiento público y, por ende, a la disminución de su estatus de la sociedad.
De igual manera, existen personas muy admiradas por sus logros, como lo son deportistas o artistas, pero que no pertenecen a un estatus socioeconómico tan alto. Aun así, se puede decir que alcanzan cierto estatus dentro de su comunidad debido a los méritos que poseen.
Por último, es importante señalar que muchas veces las condiciones y lo que son los estatus con los que nace una persona no determinan la capacidad que esta pueda alcanzar en el transcurso de su vida. Eso ocurre muchas veces gracias a una educación de calidad, y en algunas ocasiones no resulta necesario tener un título académico para subir los escalafones en la dinámica social. Todo ello demuestra cómo cada individuo es también un ente social en constante evolución.
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