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En un oscuro callejón, la luz de un farol parpadea, iluminando los rostros de dos amantes. La cámara se desliza desde la cabeza hasta el pecho de los protagonistas con un "plano medio corto", capturando la intensidad de su conexión. En la sala de cine, la emoción aflora y hay una vibrante tensión. Este no es solo un momento cinematográfico; es el poder del plano medio corto en su máxima expresión.
En el universo de la cinematografía y la fotografía, el plano medio corto es uno de los encuadres favoritos. Este nos permite concentrar la atención desde la cabeza hasta el pecho de los personajes. De esta forma, permite poner la mayor atención en la expresión de las personas.
Así, el plano medio corto se convierte en una ventana hacia las emociones crudas y expresivas de los personajes, eclipsando el entorno y permitiendo una conexión íntima con la audiencia. Este plano se despliega como una herramienta narrativa que revela gestos significativos de las manos o el rostro, añadiendo capas de profundidad a la historia visual que se desarrolla.
Como hemos señalado, el plano medio corto (P.M.C.) capta a los personajes desde la cabeza hasta el pecho. En este sentido, entre los planos medios, es el más cercano a un primer plano. Sin embargo, abarca más para que entren otros elementos del entorno, aunque de forma sutil.
Dentro del séptimo arte, el plano medio corto se presenta como un recurso expresivo de los cineastas que supera las barreras del diálogo. Al concentrarse desde la cabeza hasta el pecho, este encuadre revela las emociones y reacciones de los personajes (actores y actrices) de manera intensa, estableciendo una conexión única con el espectador.
En géneros como el drama, el romance y el thriller, por las escenas de intimidad, este plano tiene mucho valor, porque permite intimar con los personajes. Aunque se centra mucho en la persona, permite dejar ciertos rastros del entorno o contexto, a diferencia del plano corto o el primerísimo primer plano.
En el ámbito de los planos fotográficos, el plano medio corto se convierte en el aliado perfecto para capturar la autenticidad emocional. Desde la cabeza hasta el pecho, este encuadre permite que las expresiones faciales y los matices emocionales se destaquen con claridad, convirtiendo cada imagen en un relato visual cautivador.
En la moda, este plano se erige como una herramienta indispensable para mostrar detalles delicados de la vestimenta y, al mismo tiempo, transmitir la narrativa emocional del sujeto. Es el típico plano usado por las marcas de joyería o de maquillaje, en el que se destaca el cuello y el rostro de las personas.
Por otra parte, es un plano concreto que utilizan mucho los políticos en sus campañas. Y es que les permite generar la sensación de cercanía con sus públicos objetivos.
La altura de arriba de la cintura, a la altura de las costillas, como el límite máximo en el plano medio corto, proporciona un marco óptimo para explorar gestos con las manos, un elemento distintivo que agrega riqueza y autenticidad a la narrativa visual. Por ejemplo, cuando las manos rozan el rostro.
Al ocupar hasta un tercio de la pantalla, este plano se convierte en un lienzo expresivo que permite al director y al fotógrafo jugar con las profundidades de campo, resaltando detalles cruciales y sumergiendo al espectador en la riqueza visual de la escena, dependiendo del formato del video o fotografía.
En resumen, el plano medio corto, desde la cabeza hasta el pecho, va más allá de ser simplemente un encuadre. Es una herramienta narrativa que desentraña las emociones y detalles, dotando a la historia visual con una autenticidad que resuena con la audiencia de una manera única.
Sumergiéndonos en el universo visual del plano medio corto, es esencial también explorar otros planos que enriquecen la narrativa cinematográfica y fotográfica. Hay un abanico de perspectivas que van desde la inclinación provocativa del plano holandés hasta la intimidad del primer plano.
Estos encuadres, al complementar al plano medio corto, no solo diversifican la expresión visual, sino que también contribuyen a la profundidad emocional y narrativa de las historias capturadas.
Captura toda la escena en un solo encuadre, brindando una visión completa del entorno y los personajes.
Corta a los personajes a la altura de las rodillas, resaltando expresiones faciales y atuendos.
Muestra a los personajes desde la cabeza hasta la cintura, ideal para enfocarse en interacciones y expresiones.
Tomado desde arriba, crea una sensación de vulnerabilidad en el sujeto.
Tomado desde abajo, otorga un sentido de poder y autoridad.
Filmado directamente desde arriba, proporciona una vista aérea completa.
Centrado en la cara u objeto específico, resalta detalles significativos.
Se concentra en elementos específicos para revelar sutilezas o características distintivas.
La cámara está inclinada, creando una sensación de desequilibrio o tensión en la escena.
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